(5) Y además de esto, con toda diligencia, (h) añade a tu fe virtud; ya la virtud del conocimiento;

(5) Habiendo puesto el fundamento (es decir, habiendo declarado las causas de nuestra salvación y especialmente de nuestra santificación) ahora comienza a exhortarnos a dedicar nuestra mente por completo al verdadero uso de esta gracia. Empieza por la fe, sin la cual nada puede agradar a Dios, y nos advierte que la tengamos plenamente dotada de virtud (es decir, de buenos y piadosos modales) unida al conocimiento de la voluntad de Dios, sin la cual no hay ni fe, ni ninguna virtud verdadera.

(h) Suministro también y apoyo o ayuda.

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