Porque somos colaboradores de Dios El Apóstol ahora da otro giro al argumento. Desde el punto de vista del hombre, los predicadores del Evangelio son meros instrumentos en las manos de Dios. No así de Dios. Él los considera seres responsables, responsables ante Él por el trabajo que realizan. Pero los resultados siguen siendo de Dios y solo de Dios. Los ministros de Cristo pueden ser colaboradores de Dios, pero la agricultura, el edificio, son de Dios, y no de ellos.

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