Hebreos 12:5-11

El sufrimiento puede ser una forma de disciplina

Hay un indicio de que los hebreos estaban disminuyendo la velocidad en su lucha o carrera y se habían olvidado de las exhortaciones de su infancia. El autor citó Proverbios 3:11-12 como una exhortación, recordándoles a los hebreos que Dios no estaba enojado con ellos. En cambio, estaba mostrando su amor al "castigarlos". Es decir, Él corrige y disciplina, como lo haría con un niño, para ayudar a educarlos.

Sin tal castigo, el cristiano no sabría que Dios lo ama. La disciplina ayuda al cristiano a crecer de la manera correcta ( Hebreos 12:5-6 ; Apocalipsis 3:19 ).

El niño que anda sin disciplina sabe que en realidad no es hijo de Dios. Más bien, sería un hijo ilegítimo, cuya educación a menudo se descuida. El escritor enfatizó que la disciplina es parte de la verdadera filiación. Sin ella uno sería un hijo espiritualmente ilegítimo, lo que sería una desgracia. Entonces, en lugar de murmurar por el castigo, los hermanos hebreos deberían haber estado felices ( Hebreos 12:7-8 ).

La pena por la desobediencia a los padres bajo la ley era la muerte ( Deuteronomio 21:18-21 ). Los padres debían ser tenidos en una posición de respeto y honor ( Éxodo 20:12 ). Sin embargo, era su trabajo castigar al niño para que pudiera recibir una educación adecuada.

Los hebreos habían obedecido a estos padres carnales, que podían cometer errores. Entonces, el escritor esperaba razonablemente que obedecieran a Dios, quien es perfecto y capaz de gobernar de manera perfecta. Los padres terrenales solo corrigen por un corto tiempo y luego dejan que el niño adulto siga su propio camino, cometiendo sus propios errores. Sin embargo, Dios permanece con Sus hijos, guiándolos constantemente para que algún día alcancen una recompensa eterna. Por supuesto, nadie disfruta de la disciplina cuando se le da, pero está destinada a producir buenos frutos.

Sin embargo, este buen fruto solo viene si la persona que es disciplinada vive por la ley que se establece a través de la disciplina ( Hebreos 12:9-11 ).