los que lloran

(ο πενθουντες). Esta es otra paradoja. Este verbo "es más frecuente en la LXX para hacer duelo por los muertos y por los dolores y pecados de los demás" (McNeile). "No puede haber consuelo donde no hay dolor" (Bruce). El dolor debe hacernos buscar el corazón y la mano de Dios y así encontrar el consuelo latente en el dolor.

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Antiguo Testamento