(19-21) Estos versículos contienen la tercera parte de la reivindicación, que se basa en una posible extensión de la objeción. No sólo puede parecer que esta elección y rechazo absolutos son injustos en sí mismos, sino también injustos en sus consecuencias. ¿Cómo se puede culpar o castigar a un hombre cuando sus acciones están determinadas por él? El Apóstol responde a esto con una afirmación simple pero enfática de la prerrogativa absoluta e incuestionable de Dios sobre sus criaturas.

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