Quien, cuando fue injuriado, no volvió a insultar; cuando sufría, no amenazaba; pero (24) se entregó al (25) que juzga con justicia:

(24) Les muestra un remedio contra las ofensas, es decir, que encomiendan su causa a Dios, por el ejemplo de Cristo.

(25) Parece ahora dirigir su discurso a los amos, que también tienen un maestro y un juez en el cielo, que con justicia vengarán las injurias que se hacen a los siervos, sin ningún respeto a las personas.

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