• Isaías 1:2

    Oigan, cielos; y escucha, tierra, porque habla el SEÑOR: “Crié hijos y los engrandecí, pero ellos se rebelaron contra mí.

  • Isaías 1:3

    El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no conoce; mi pueblo no entiende”.

  • Isaías 1:4

    ¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, descendencia de malhechores, hijos depravados! Han abandonado al SEÑOR, han despreciado al Santo de Israel y se han vuelto atrás.

  • Isaías 1:5

    ¿Para qué han de ser golpeados aún? Pues todavía persistirán en rebelarse. Toda cabeza está dolorida y todo corazón está enfermo.

  • Isaías 1:6

    Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en ella parte sana, sino heridas, golpes y llagas recientes. No han sido curadas ni vendadas ni suavizadas con aceite.

  • Isaías 1:7

    Su tierra es desolada, sus ciudades son incendiadas; su suelo es devorado por extraños ante su misma presencia, y es desolado como cuando es destruido por extraños.

  • Isaías 1:8

    La hija de Sion ha quedado como una cabaña en una viña, como una choza en un huerto de pepinos, como una ciudad sitiada.

  • Isaías 1:9

    Si el SEÑOR de los Ejércitos no nos hubiera dejado unos pocos sobrevivientes, seríamos ya como Sodoma y nos pareceríamos a Gomorra.

  • Isaías 1:10

    Escuchen la palabra del SEÑOR, oh gobernantes de Sodoma. Escucha la ley de nuestro Dios, oh pueblo de Gomorra.

  • Isaías 1:11

    Dice el SEÑOR: “¿De qué me sirve la multitud de sus sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.

  • Isaías 1:12

    Cuando vienen a ver mi rostro, ¿quién pide esto de sus manos, para que pisoteen mis atrios?

  • Isaías 1:13

    No traigan más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los sábados y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!

  • Isaías 1:14

    Mi alma aborrece sus lunas nuevas y sus festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.

  • Isaías 1:15

    Cuando extiendan sus manos, yo esconderé de ustedes mis ojos. Aunque multipliquen las oraciones, yo no escucharé. ¡Sus manos están llenas de sangre!

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