Mictam de David Guárdame, oh Dios, porque en ti me he refugiado. 
             
                    
                
                Oh alma mía, dijiste al SEÑOR:  “¡Tú eres el Señor!  Para mí no hay bien aparte de ti. 
             
                    
                
                Para con los santos que están  en la tierra  y para con los íntegros  es toda mi complacencia”. 
             
                    
                
                Se multiplicarán los dolores  de quienes se apresuran tras otro dios. Yo no ofreceré sus sacrificios de sangre  ni con mis labios mencionaré sus nombres. 
             
                    
                
                Oh SEÑOR, porción de mi herencia, y mi copa,  ¡tú sustentas mi destino! 
             
                    
                
                Los linderos me han tocado en lugar placentero;  es hermosa la heredad que me  ha tocado. 
             
                    
                
                Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja;  aun en las noches me corrige mi conciencia. 
             
                    
                
                Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí;  porque está a mi mano derecha  no seré movido. 
             
                    
                
                Por tanto, se alegró mi corazón  y se gozó mi lengua.  También mi cuerpo descansará en  seguridad. 
             
                    
                
                Pues no dejarás mi alma en el Seol  ni permitirás que tu santo vea corrupción. 
             
                    
                
                Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre.  
             
             
    
            
                            
    
     
 
 Salmo 15 
 
            
                            
    Salmo 17  
     
 
 
                     
    
    
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