Ezequiel 20:1-49

1 Aconteció en el día diez del mes quinto del séptimo año que vinieron algunos hombres de los ancianos de Israel para consultar al SEÑOR, y se sentaron delante de mí.

2 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:

3 “Oh hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘¿Han venido para consultarme? ¡Vivo yo, que no seré consultado por ustedes!’, dice el SEÑOR Diosc.

4 ¿Quieres juzgarlos tú? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres.

5 Diles que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘El día que escogí a Israel, alcé mi mano jurando a la descendencia de la casa de Jacob, y me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto. Entonces alcé mi mano jurando y dije: Yo soy el SEÑOR su Dios.

6 Aquel día les alcé mi mano jurando que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que había explorado para ellos, que fluye leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras.

7 Entonces les dije: Arroje cada uno de sí los ídolos detestables que sus ojos aman, y no se contaminen con los ídolos de Egipto. Yo soy el SEÑOR su Dios’.

8 “Pero ellos se obstinaron contra mí y no quisieron obedecerme. No arrojaron de sí los ídolos detestables que sus ojos aman ni dejaron los ídolos de Egipto. Entonces yo dije que derramaría sobre ellos mi ira para agotar en ellos mi furor, en medio de la tierra de Egipto.

9 Pero actué por causa de mi nombre, para no ser profanado a la vista de las naciones en medio de las cuales se encontraban, ante cuya vista me di a conocer al sacarlos de la tierra de Egipto.

10 “Yo los saqué de la tierra de Egipto y los traje al desierto.

11 Les di mis estatutos y los hice conocer mis decretos, los cuales, el hombre que los cumpla, por ellos vivirá.

12 También les di mis sábados para que fueran una señal entre ellos y yo, para que supieran que yo soy el SEÑOR, el que los santifico.

13 Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no anduvieron en mis estatutos. Más bien, rechazaron mis decretos, los cuales, el hombre que los cumpla, por ellos vivirá. Y profanaron gravemente mis sábados, por lo cual dije que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto, para acabar con ellos.

14 Pero actué por causa de mi nombre, para no ser profanado a vista de las naciones, ante cuya vista los saqué.

15 También en el desierto alcé mi mano, jurándoles que no los llevaría a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel y que es la más hermosa de todas las tierras.

16 Fue porque rechazaron mis decretos, no anduvieron en mis estatutos y profanaron mis sábados; porque el corazón de ellos se iba tras sus ídolos.

17 A pesar de ello, mi ojo les tuvo lástima, para no destruirlos, y no acabé con ellos en el desierto.

18 “Y dije a sus hijos en el desierto: ‘No anden según las leyes de sus padres; no guarden sus decretos ni se contaminen con sus ídolos.

19 Yo soy el SEÑOR su Dios. Anden según mis estatutos, guarden mis decretos y pónganlos por obra.

20 Santifiquen mis sábados, y serán una señal entre mí y ustedes, para que se sepa que yo soy el SEÑOR su Dios’.

21 “Pero los hijos se rebelaron contra mí. No anduvieron según mis estatutos ni guardaron mis decretos poniéndolos por obra, los cuales, el hombre que los cumpla, por ellos vivirá. Y profanaron mis sábados, por lo cual dije que derramaría sobre ellos mi ira para agotar en ellos mi furor en el desierto.

22 Pero yo retiré mi mano y actué por causa de mi nombre, para no ser profanado a vista de las naciones, ante cuya vista los saqué.

23 También en el desierto les alcé mi mano jurándoles que los dispersaría entre las naciones y que los esparciría entre los países,

24 porque no pusieron por obra mis decretos, rechazaron mis estatutos, profanaron mis sábados, y sus ojos se fueron tras los ídolos de sus padres.

25 Yo también les di leyes que no eran buenas y decretos por los cuales no pudieran vivir.

26 Y cuando hacían pasar por fuego a todo primogénito del vientre, los consideré inmundos, juntamente con sus dones, para desolarlos, a fin de que supieran que yo soy el SEÑOR.

27 “Por tanto, oh hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Aun en esto sus padres me afrentaron cuando actuaron contra mí con infidelidad’.

28 Los llevé a la tierra con respecto a la cual yo había alzado mi mano jurándoles que les habría de dar, pero ellos vieron toda colina alta y todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas y presentaron sus ofrendas que me indignan. Allí pusieron también su grato olor y allí derramaron sus libaciones.

29 Les dije: ‘¿Qué es este lugar alto adonde van?’. Y fue llamado su nombre Bamah, hasta el día de hoy.

30 “Por tanto, di a los de la casa de Israel que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘¿A la manera de sus padres se contaminan ustedes y se prostituyen tras sus ídolos abominables?

31 Pues al presentar sus ofrendas y hacer pasar por fuego a sus hijos, se han contaminado con todos sus ídolos, hasta ahora. ¿Y he de ser consultado por ustedes, oh casa de Israel? ¡Vivo yo, que no seré consultado por ustedes!, dice el SEÑOR Dios.

32 No será como lo han pensado. Porque ustedes dicen: ‘Seamos como las demás naciones, como las familias de los países, para servir a la madera y a la piedra’.

33 ¡Vivo yo, que con mano fuerte, con brazo extendido y con ira derramada he de reinar sobre ustedes!, dice el SEÑOR Dios.

34 Yo los sacaré de entre los pueblos, y los reuniré de los países en los cuales han sido dispersados con mano fuerte, con brazo extendido y con ira derramada.

35 Os traeré al desierto de los pueblos, y allí, cara a cara, entraré en juicio contra ustedes.

36 Como entré en juicio contra sus padres en el desierto de la tierra de Egipto, así entraré en juicio contra ustedes, dice el SEÑOR Dios.

37 Los haré pasar bajo la vara y los haré entrar en el vínculo del pacto.

38 Eliminaré de entre ustedes a los rebeldes y a los que han transgredido contra mí. Los sacaré de la tierra de sus peregrinaciones, pero no entrarán en la tierra de Israel. Y sabrán que yo soy el SEÑOR’.

39 “Y en cuanto a ustedes, oh casa de Israel, así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Si a mí no me escuchan, ¡vaya cada uno tras sus dioses y sírvalos! Pero no profanen más mi santo nombre con sus ofrendas y sus ídolos’.

40 “Ciertamente en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el SEÑOR Dios, allí me servirá toda la casa de Israel, cuando toda ella esté en la tierra. Allí los aceptaré, y allí reclamaré sus ofrendas alzadas y las primicias de sus obsequios con todas sus cosas sagradas.

41 Como grato olor los aceptaré cuando yo los haya sacado de entre los pueblos y los haya reunido de los países en que están dispersados. Entonces en medio de ustedes seré tratado como santo, ante la vista de las naciones.

42 Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando los traiga a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a sus padres.

43 Allí se acordarán de sus caminos y de todos sus hechos con que se han contaminado, y se detestarán a ustedes mismos por todas sus maldades que han hecho.

44 Y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando por causa de mi nombre yo haga con ustedes, no según sus malos caminos ni según sus perversas obras, oh casa de Israel”, dice el SEÑOR Dios.

45 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:

46 — Oh hijo de hombre, pon tu rostro en dirección de Temán; predica contra el sur y profetiza contra el bosque del campo del Néguev.

47 Dirás al bosque del Néguev: “Escucha la palabra del SEÑOR; así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘He aquí, yo enciendo fuego en ti, el cual devorará en ti todo árbol verde y todo árbol seco. La poderosa llama no se apagará, y por causa de ella todas las caras serán quemadas, desde el Néguev hasta el norte.

48 Y verá todo mortal que yo, el SEÑOR, la encendí; no se apagará’”.

49 Entonces dije: — ¡Ah, SEÑOR Dios! Ellos dicen de mí: “¿Acaso no es este el que anda diciendo parábolas?”.

CAPITULO 20

Vv. 1-49. RECHAZO DE LA PETICION DE LOS ANCIANOS AL PROFETA; EXPOSICION DE LAS REPETIDAS REBELIONES DE ISRAEL, A PESAR DE LA BONDAD PACIENTE DE DIOS: SIN EMBARGO, DIOS RESTAURARA FINALMENTE A SU PUEBLO.

1. el año séptimo, etc.—es decir, desde el traslado de Jeconías (cap 1:2; 8:1). Este cálculo de los años tenía por fin hacerles acariciar más ardientemente la esperanza de la rastauración prometida para ellos en setenta años, porque, cuando las perspectivas están sin esperanza, no se calculan los años. [Calvino.] vinieron … los ancianos—El objeto de su consulta, como en el cap. 14:1, no se dice; probablemente, fué para averiguar la causa de las calamidades nacionales, y el tiempo de su conclusión, puesto que sus profetas falsos les habían prometido una restauración rápida.

3. El capítulo se divide en dos secciones principales: vv. 1-32, la relación de las rebeliones del pueblo durante cinco períodos distintos: en Egipto, en el desierto, en las fronteras de Canaán cuando se levantó una generación nueva, y en el tiempo del profeta. yo no os responderé—porque su estado moral los hacía incapaces de conocer la voluntad de Dios (Salmo 66:18; Proverbios 28:9; Juan 7:17).

4. ¿Quieres tú juzgarlos?—la repetición enfática expresa: “¿No quieres tú juzgar? Sí, entonces júzgalos.” El interrogativo hebreo aquí es un mandato, y no una prohibición. [Maurer.] En vez de gastar el tiempo enseñándolos, cuéntales las abominaciones de sus padres, de las cuales las suyas propias son el complemento y el duplicado, y que reclaman el juicio.

5, 6. Las tres veces que Dios alzó la mano (la señal de su juramento, Apocalipsis 10:5; Éxodo 6:8, Margen; Números 14:30, pasajes a los cuales la forma de las palabras aquí se refieren) indica la solemne seriedad del propósito de Dios, de gracia para con ellos. fuí conocido de ellos—manifestándome fiel y veraz por el mismo cumplimiento de mis promesas (Éxodo 4:31; Éxodo 6:3); revelándome como “Jehová”, no que aquel nombre les fuese desconocido antes, sino que desde entonces la fuerza de aquel nombre les fué manifestada en el hecho de que las promesas de Dios se hacían reales por medio de las operaciones patentes.

6. les había proveído—como si Dios hubiera espiado por todas las demás tierras, y eligiese Canaán como la mejor de todas las tierras (Deuteronomio 8:7). Véase Daniel 8:9; Daniel 11:16, Daniel 11:41, “la tierra gloriosa”; “tierra de deleite u ornamento”, Malaquías 7:14, “la tierra placentera”, o “tierra del deseo”. la más hermosa de todas las tierras—es decir, Canaán era “la más hermosa de todas las tierras”; la más hermosa y deleitosa.

7. Moisés no da ninguna afirmación positiva acerca de las idolatrías practicadas en Egipto por los israelitas. Pero esto se da a entender por la prontitud de ellos en adorar el becerro de oro (que se parecía al buey egipcio, Apis) (Éxodo 32), lo que hace probable que ellos adoraran semejantes ídolos en Egipto. También, en Levítico 17:7 : “Nunca más sacrificarán sus sacrificios a demonios” (lit., Seirim, “machos cabríos”, símbolo del dios falso Pan) tras los cuales han fornicado”. El llamamiento de Dios por medio de Moisés fué tanto un llamamiento a ellos para que se separasen de los ídolos y siguiesen a Jehová como a Faraón para que los dejara salir. Éxodo 6:6; Josué 24:14, menciona expresamente su idolatría “en Egipto”. De ahí la necesidad de que ellos fuesen alejados del contagio de las idolatrías egipcias por el éxodo. cada uno—tan universal fué el mal. de sus ojos—No fué el temor de sus amos egipcios, sino su propia concupiscencia del ojo, lo que los atraía a los ídolos (cap. 6:9; 18:6).

8, 9. y dije que derramaría …con todo, etc.—es decir (Aquí habla Dios en condescendencia a los modos humanos de concepción), su degradación espiritual merecía que yo los destruyera, “con todo, a causa de mi nombre”; no por sus méritos (una reprensión a su orgullo) hice que saliesen de Egipto. El “nombre” de Dios quiere decir la suma total de sus perfecciones; manifestar éstas, su misericordia libre que sobreabunda por encima de los pecados de ellos, sin embargo, sin menoscabo a su justicia, y así exhibir su gloria, era y es el objeto final de su trato con la humanidad (vv. 14, 22; 2 Samuel 7:23; Isaías 63:12; Romanos 9:17).

11. los cuales el hombre que los hiciere, vivirá en ellos—no “por medio de ellos”, como si ellos pudieran justificar al hombre, viendo que el hombre no puede rendir la obediencia perfecta necesaria (Levítico 18:5; Gálatas 3:12). “Por ellos” es, en efecto, la expresión usada en Romanos 10:5; pero allí el propósito es el de mostrar que, si el hombre pudiera obedecer toda la ley de Dios, entonces sería justificado “por ella” (Gálatas 3:21); pero no lo puede hacer; necesita, pues, tener una justificación por “el Señor nuestra justicia” (Jeremias 23:6); entonces, habiendo recibido así la vida, él “vive”, es decir, mantiene, disfruta y ejercita esta vida sólo en la medida que camina “en” las leyes de Dios. (El autor se equivoca en su referencia a Romanos 10:5. Es verdad, en la Versión Inglesa se lee “por ellos”, mas en el griego Pablo dice “en ellos”. Nota del Trad.) Así Deuteronomio 30:15. Los israelitas. como nación, ya tenían la vida que se les daba libremente por el pacto de la promesa; las leyes de Dios tenían como objeto ser el medio de la expresión externa de su vida espiritual. Así como la vida natural tiene sus manifestaciones sanas en el pleno ejercicio de sus poderes así su existencia espiritual como nación había de ser desarrollada en vigor, o si no, decaeria, según caminaran o no caminaran en las leyes de Dios.

12. mis sábados … señal entre mí y ellos—una especie de prenda sacramental del pacto de adopción entre Dios y su pueblo. El sábado se especifica como muestra de toda ley, para mostrar que la ley no consistía meramente en preceptos sino en privilegios, de los cuales el sábado era uno de los más elevados. No que el sábado fuera instituído por primera vez en Sinaí como sí fuese una ordenanza exclusivamente judía (Génesis 2:2), mas en aquel entonces fué decretado más formalmente, cuando debido a la apostasía del mundo de la revelación original, fué elegido un pueblo (Deuteronomio 5:15) para ser el pueblo con el cual hizo pacto Dios. que los santifico—La observancia del sábado, contemplada por Dios, no fué meramente un descanso exterior, sino una dedicación espiritual del día a la gloria de Dios y al bien del hombre. De otra manera no seria, como se ha hecho, la prenda, o fianza de la santificación universal (Éxodo 31:13; Isaías 58:13). Virtualmente se dice, que toda santidad florecerá o decaerá, según esta ordenanza sea observada o no en su plena espiritualidad.

13. en el desierto—“se rebelaron” en todo lugar donde había terror y muerte por todas partes, y donde dependían en cada momento de mi abundancia milagrosa.

15. Yo juré contra ellos (Salmo 95:11; Salmo 106:26) que no permitiría entrar en Canaán a la generación que salió de Egipto.

16. El motivo especial es declarado por Moisés (Números caps. 13, 14) que ellos, por el temor ocasionado por el informe falso de los espías, querían regresar a Egipto; aquí se expresan los motivos generales que estaban a la raíz de su rechazo de la gracia de Dios, es decir, su desprecio de Dios y su ley, y del amor a los idolos. su corazón—allí estaba la falta (Salmo 78:37).

17. Con todo—¡Qué maravilloso que Dios perdonara a semejantes pecadores! Lo explica su pacto eterno, pues su paciencia se destaca en contraste evidente con las rebeliones de ellos (Salmo 78:38; Jeremias 30:11).

18. dije … a sus hijos—No queriendo más hablar a los padres por ser éstos incorregibles. No andéis en las ordenanzas de vuestros padres—Las tradiciones de los padres han de ser pesadas con cuidado, y no seguidas indistintamente. Dios prohibe la imitación no sólo de los pecados groseros de ellos, sino aun sus estatutos plausibles. [Calvino.]

19. Es una negación indirecta de Dios v robarle a él su derecho, el añadir a sus preceptos las invenciones del hombre.

20. (Jeremias 17:22).

21. Aunque había sido advertida por el juicio de Dios sobre sus padres, la generación siguiente también se rebeló contra Dios. La “misericordia de tu mocedad y el amor de tu desposorio en el desierto” (Jeremias 2:2) eran sólo comparativos (las corrupciones de tíempos posteriores siendo más generales), y limitados a la minoría; como una entidad entera, en ningún tiempo servía Israel completamente a Dios. Eran “los hijos” los que cayeron en la espantosa apostasía en las llanuras de Moab al final de la peregrinación en el desierto (Números 25:1; Deuteronomio 31:27).

23. Fué a aquella generación que se proclamó la amenaza de una dispersión (Deuteronomio 28:64; véase cap. 29:4).

25. les dí ordenanzas no buenas—Como ellos no seguirían mis estatutos que eran buenos, “les di” los suyos propios (v. 18) y los de sus padres, “los cuales no eran buenos”; estatutos que eran corruptores espiritualmente, y los cuales finalmente, como consecuencía los destruían. Una retribución justa (Salmo 81:12; Oseas 8:11; Romanos 1:24; 2 Tesalonicenses 2:11). El v. 39 prueba que esta opinión es correcta (véase Isaías 63:17). Así en las llanuras de Moab (Números cap. 25), en castigo por su infidelidad secreta a Dios, en su corazón, él permitió que los adoradores de Baal los tentaran a la idolatría (el fácil éxito de los tentadores, además, manifestó la corrupción interna de los tentados); y esto a su vez terminó necesariamente en juicios punitivos.

26. contaminélos—no directamente; mas judicialmente “los entregué … de suerte que contaminaran sus cuerpos entre sí”. Una retribución justa porque ellos “profanaron mis sábados” (v. 24). Este v. 26 explica el v. 25. Hice que sus propios pecados fuesen su castigo. hacían pasar por el fuego—Fairbairn traduce: “En que presentaban (lit., “haciendo pasar”) todos sus primogénitos”, es decir, al Señor; refiriéndose al mandato (Éxodo 13:12, donde se usa la misma expresión). La lustración de los hijos haciéndolos pasar por el fuego era una abominación posterior (v. 31). El mal aquí mencionado era una mezcolanza de prácticas paganas con el culto a Jehová, lo que hizo que él considerara todo como “profanado”. Aquí “a Jehová” está omitido expresamente, para dar a entender: “Ellos han guardado en efecto el servicio externo, pero no lo acepté como a mí rendido, porque estaba mezclado con semejantes contaminaciones”. Ellos hacín que todos los hijos pasaran por el fuego; pero él menciona a los primogénitos, como agravación de su culpa; es decir, “yo había deseado que los primogénitos fuesen redimidos por ser mios, pero ellos han impuesto sobre los primogénitos los ritos crueles al ofrecerlos a Moloc” (Deuteronomio 18:10). que supiesen que yo soy Jehová—que fuesen obligados a reconocerme como Juez poderoso, ya que no querian conocerme como Padre elemente.

27-29. El período siguiente, es decir, el que seguia a la instalación en Canaán; los padres de la generación existente en el tiempo de Ezequiel, caminaron en las pisadas de apostasía como la generación en el desierto. Aun en esto—No contentos con las rebeliones pasadas, ni movidos a gratitud por la bondad de Dios, “aun en esto”, todavía más se rebelaron. me afrentaron—“me han insultado” [Calvino]. Aun aquellos que no sacrificaron a dioses paganos, han ofrecido “sus sacrificios” (v. 28) en lugares prohibidos.

28. la irritación de sus ofrendas—ofrendas con propósitos de provocar a Dios. el otor de su suavidad—lo que debería haber sido suave, vino a ser ofensivo por sus corrupciones. El especifica las distintas clases de ofrendas, para mostrar que en todas igualmente violaban ellos la ley.

29. ¿qué es ese alto adonde vosotros váis?—¿Cuál es el sentido de este nombre “qué alto”? Porque no se llama así a mi altar. ¿Qué excelencia véis en él, para que vayáis allá antes que a mi templo, el único lugar legítimo dende sacrificar? El mismo nombre “alto” os declara culpables de pecar, no por ignorancia sino por rebeldía. fué llamado su nombre Bamah hasta el día de hoy—mientras que este nombre debería haberse dejado hacía tiempo, junto con la costumbre de sacrificar en lugares altos, como el nombre indica, puesto que venía de los paganos, quienes llamaban así a sus lugares de sacrificio (los griegos, por ejemplo, los llamaban por un término cognado Bomoi), mientras que llamo yo al mío Mizbeaj, “altar”. El mísmo nombre da a entender que el lugar no es aquel sancionado por mí, y por lo tanto vuestros sacrificios, aun a mí, en aquel lugar (mucho más que los que ofrecéis a los ídolos) no son sino una “provocación”, o irritación, a mí (v. 28; Deuteronomio 12:1). David y otros, es verdad, sacrificaban a Dios en lugares altos, pero fué en circunstancias excepcionales, y antes que fuera establecido el altar en el Monte Moria.

30. La interrogación da a entender una afirmación fuerte, como en el v. 4: “¿No estáis contaminados?, etc. ¿No cometéis?” etc. O, uniéndose este versículo con el v. 31: “¿No estáis así contaminados,” etc., y todavía esperáis que yo seré consultado por vosotros?”

31. por el fuego—Como “el fuego” está omitido en el v. 26, Fairbairn representa la generación aquí mencionada (la del día de Ezequiel) como sí hubiera alcanzado el punto más alto de culpabilidad (véase Nota, v. 26), en hacer que sus hijos pasaran por el fuego, lo que la generación anterior no hizo. La razón, sin embargo, por la omisión de “el fuego” en el v. 26. es tal vez que allí se entiende que los niños sólo “pasaron por el fuego” para una purificación, mientras que aquí ellos son que mados mortalmente ante el ídolo; y por este motivo “el fuego” se especifica aquí, y no en el caso anterior (véase 2 Reyes 3:27).

32. Seamos como las gentes—y así escaparemos del desprecio al cual estamos expuestos, por tener un Dios propio y una ley toda nuestra. “Viviremos en mejores relaciones con ellos por tener un culto parecido. Además, de Dios no recibimos sino amenazas y calamidades, mientras los paganos, caldeos, etc., reciben riquezas y poder de sus ídolos”. ¡Cuán literalmente son cumplidas en los judíos modernos las palabras de Dios aquí (“No ha de ser lo que habéis pensado”)! Aunque parecía tan probable (si Ezequiel hubiera hablado sin inspiración) que los judíos se uniesen con los demás miembros de la raza humana y rechazaran sus peculiaridades distintivas, como era su deseo en aquel entonces, sin embargo, ellos han quedado durante diez y ocho siglos dispersos entre las naciones y sin hogar propio, mas todavía quedan distintos: un testimonio permanente a la verdad de la profecía pronunciada hace tanto tiempo.

33. Aquí empieza la segunda división de la profecía. Para que el pueblo del pacto no abandonara sus esperanzas distintivas y se amalgamara con los paganos vecinos, él les dice que, así como el viaje por el desierto desde Egipto fué hecho subordinado a la disciplina, y también para quitar de entre ellos a los rebeldes, así también una disciplina severa (tal como la que los judíos actualmente están soportando) les sería administrada durante el éxodo venidero con el mismo propósito (v. 38), y así los prepararía para la posesión restaurada de su tierra (Oseas 2:14). Esto fué cumplido sólo parcialmente antes y en el regreso de Babilonia: su cumplimiento pleno y final está en lo por venir. con mano fuerte … tengo de reinar sobre vosotros—Defenderé mi derecho sobre vosotros a pesar de vuestra resistencia (v. 32), como haría un amo en el caso de un esclavo, y no permitiré que seáis arrancados de mi mano, por respeto a mí pacto.

34. Los judíos en el destierro podrían creerse libertados del “reinado” de Dios (v. 33); él insinúa, pues, que él manifestará su derecho sobre ellos por medio de juicios correctivos, y esto, con el propósito ulterior, no de destruir sino de restaurarlos.

35. desierto de pueblos—los distintos pueblos entre los cuales ellos habían de ser esparcidos, y de entre los cuales dijo Dios (v. 34): “Os sacaré”. En contraste con el literal “desierto de Egipto” (v. 36), “el desierto de pueblos” es el período de desierto espiritual de pruebas, disciplina y purificación mientras ellos estén desterrados entre las naciones. Como se distingue entre el estado cuando son “traídos als desierto de pueblos” y el estado cuando estaban entre pueblos “de entre” los cuales Dios había de “sacarlos” (v. 34), el estado de desierto es probable que corresponda parcialmente al período de transición disciplinario desde el primer decreto de Ciro para su restauración al tiempo de su completa radicación en su tierra propia, y la reedificación de Jerusalén y el templo. Pero el cumplimiento completo y final es futuro. El estado, llamado del desierto, comprenderá no sólo el período transitorio de su restauración, sino también el principio de su ocupación de Palestina, tiempo en el cual sufrirán el más severo de todos sus castigos, para “apartar los rebeldes” (v. 38; Daniel 12:1), y entonces el remanente (Malaquías 13:8; Malaquías 14:2) “me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra” (v. 40). De modo que “el período de desierto” no indica localidad, sino su estado entre su rechazamiento y la futura restauración. litigaré—traeré a su conclusión el asunto que se está debatiendo entre nosotros. La figura se toma del demandante ante el tribunal que se encuentra con el demandado “cara a cara”. La figura es apta, pues Dios en sus tratos no obra arbitrariamente, sino en justicia muy justa (Jeremias 2:9; Miqueas 6:2).

36. (Números 14:21). Aunque Dios los salvó sacándolos de Egipto, más tarde destruyó en el desierto a los que no creyeron (Judas 1:5); igualmente, aunque los sacó del destierro de Babilonia, sin embargo, su “estado de desierto”, período de disciplina correctiva, continuó aun después que estaban nuevamente en Canaán.

37. pasar bajo de vara—metáfora tomada del pastor que hace que sus ovejas pasen bajo su vara para contarlas (Levítico 27:32; Jeremias 33:13). Queráis o no, seréis contados como míos, y así estaréis sujetos a mi disciplina correctiva (Miqueas 7:14), con miras de que yo salve finalmente al remanente escogido (véase Juan 10:27). vínculo de concierto—Os constreñiré por castigos severos a someteros al pacto, “concierto”, al cual estáis eternamente vinculados, aunque ahora habéis rechazado el vínculo de Dios. Cumplido en parte, Nehemías 9:8, Nehemías 9:26, Nehemías 9:32; Nehemías 10:1; plenamente en lo porvenir, Isaías 54:10; Isaías 52:1.

37. (Malaquías 13:9; Malaquías 14:2). apartaré—o, “separaré”. Hebreo, “Barothi”, que forma una aliteración con “Berith”, el pacto. No una promesa de gracia, sino una amenaza contra aquellos judíos que creían poder escaparse de la observación y “gobierno” de Dios en el destierro. a la tierra de Israel no vendrán—aunque sacados de la tierra de su exillo (Babilonia antes y diferentes tierras de destierro después) a la tierra de Palestina, aun ésta les será un estado de destierro, “a tierra de lsrael no vendrán”, es decir, al estado espiritual del favor divino restaurado a su pueblo escogido, el cual será dado sólo al remanente que será salvado (Malaquías 13:8).

39. Este versículo es equivalente a: “Yo preferiría teneros como idólatras declarados y no como hipócritas, que creéis poder adorarme a mí y al mismo tiempo servir a ídolos” (Amós 5:21, Amós 5:25; véase 1 Reyes 18:21; 2 Reyes 17:14; Mateo 6:24; Apocalipsis 3:15). “Andad … servidles”, etc. no es un mandato a que sirvan a los ídolos, sino una declaración judicial de que Dios abandona a los adoradores semiidólatras, semijehovistas a la idolatría completa, si ellos no quieren servir a Jehová solo (Salmo 81:12; Apocalipsis 22:11).

40. Empero—Aunque vostros, la porción rebelde, os alejéis de miculto, otros, aun el remanente creyente, vendrán después que vosotros perezcáis, y me servirán con sinceridad. en mi santo monte—(Isaías 2:2). Sión o Moria, “el alto monte de Israel” (preeminente sobre todas las montañas a causa de la presencia manifiesta de Dios allí con Israel), en contraste con sus “lugares altos”, donde el culto era una abominación a Dios. toda ella—no simplemente individuos, tales como constituyen ahora la iglesia electa; sino toda la nación, seguida por la conversión de naciones gentiles (Isaías 2:2, “todas las naciones”; Romanos 11:26; Apocalipsis 11:15). con—más bien. “en todas vuestras cosas consagradas”. [Maurer.]

41. En olor—es decir, respecto a vuestro olor de suavidad (lit. “sabor de descanso”, Nota cap. 16:19). O, os aceptaré (vuestro culto) “como olor de suavidad” [Maurer.] (Efesios 5:2; Filipenses 4:18). Dios primero acepta la persona en el Mesías, luego la ofrenda (v. 40; Génesis 4:4). os hubiere sacado de entre los pueblos, etc.—las mismas palabras que en el v. 34; pero allí referidas al acto de sacar a los hipócritas lo mismo que a los elegidos; aquí están restringidas al remanente salvado, quienes solos serán restaurados al fin literal y espiritualmente en el sentido más completo. seré santificado en vosotros a los ojos de las gentes—(Jeremias 33:9). Todas las naciones reconocerán mi poder desplegado en vuestra restauración, y por esto serán llevadas a buscarme (Isaías 66:18; Malaquías 14:16).

43. allí—no sólo en el destierro, al sufrir castigos, lo que hace que aun los réprobos tengan pesar por sus pecados, sino cuando estéis recibidos en favor en vuestra tierra propia. os acordaréis—(cap. 16:61, 63). La humillación de Judá (Nehemías 9) es típica del futuro arrepentimiento de toda la nación (Oseas 5:15; Oseas 6:1; Malaquías 12:10). La bondad de Dios experimentada por el pecador es la única cosa que conduce al arrepentimiento verdadero (Oseas 3:5; Lucas 7:37).

44. El capítulo de nuestra versión debería haber terminado aquí, y el cap. 21 empezado con: “Y fué a mí palabra,” etc. del v. 45, tal como está en la Biblia Hebrea. por amor de mi nombre—Gratuitamente; según mi compasión, y no según vuestros méritos. (Después de haber hecho su comentario sobre este versículo, Calvino fué puesto en su lecho de muerte, y aquí terminó su comentario.)

45-49. Una breve descripción introductoria, en enigma, de la destrucción por fuego y espada, detallada más explícitamente en el cap. 21.

46. mediodía … parte austral … mediodía—tres palabras diferentes en hebreo, para expresar la certeza del desfavor divino que caía sobre la región especificada. La tercera palabra es de una raíz que quiere decir seco, refiriéndose al calor solar en el sur; que representa los juicios ardientes de Dios sobre las partes meridionales de Judea, de la cual Jerusalén era la capital. pon tu rostro—determinadamente. Los profetas solían volverse hacia aquellos que habían de ser el tema de sus profecias. derrama—como la lluvia, que fluye en corriente continua, a veces suavemente (Deuteronomio 32:2), a veces violentamente (Amós 7:16; Miqueas 2:6), como aquí. bosque—la tierra de Judea densamente poblada, representando los árboles a la gente.

47. fuego—toda clase de juicios (cap. 19:12; 21:3, “mi espada”; Jeremias 21:14). árbol verde … seco—materiales aptos e inaptos igualmente para leña; “el justo y el impío”, como se explica en el cap. 21:3, 4; Lucas 23:31. ¡La universalidad cruel del juicio! llama del fuego—“llama flameante”; una llama continuada y no extinguida. “La llama resplandeciente”. [Fairbairn.] rostros—personas; aquí la metáfora se identifica con la realidad.

49. Ezequiel se queja de que por esta forma parabólica de profecía sólo se hará a sí mismo, y su profecía para sus compatriotas una broma. En el cap. 21, Dios permite, pues, que el profeta exprese la misma profeía más claramente.

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