Pablo. Se observa que San Pablo nunca se llama a sí mismo apóstol en ninguna de las epístolas a los Tesalonicenses. La razón por la que se desvía de su costumbre ordinaria en esta ocasión, probablemente sea, que uniendo su nombre con los otros dos, no le gustaba asumir un título, aunque le correspondía, que los demás no poseían. (Estius) --- Tal condescendencia con los sentimientos de tus vecinos, incluso en las nimiedades, es muy delicada y digna de elogio. (Haydock)

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