Pablo - En esta epístola, San Pablo no usa el título de apóstol, ni ningún otro, para escribir a hombres piadosos y sencillos de corazón, con la mayor familiaridad. Hay una dulzura peculiar en esta epístola, sin mezcla de ninguna severidad o reproche: esos males que los apóstoles reprobaron después no se habían infiltrado aún en la iglesia.

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