El fariseo de pie. El griego está parado solo, es decir, separado del resto. Algunos entienden este término, de pie, como en oposición a arrodillarse o postrarse, que suponen es la postura general en la que los judíos ofrecían sus oraciones, y la del humilde publicano. Los cristianos tomaron prestada esta práctica de ellos. Vemos a los apóstoles y discípulos orando de rodillas: Hechos vii.

59, ix. 40, xx. 36. En el Antiguo Testamento, vemos lo mismo observado. Salomón, (3 Reyes viii. 54.) Daniel, (vi. 10.) y Micheas, (vi. 6.) oraron en esa postura. Otros, sin embargo, piensan que la gente generalmente rezaba de pie, ya que no había bancos ni sillas en el templo. (Calmet) --- Hay cuatro formas por las cuales los hombres son culpables de orgullo: 1º, Al pensar que tienen algo bueno de ellos mismos; 2º, al pensar que aunque lo han recibido de arriba, les ha sido dado por méritos propios; Tercero, jactándose del bien que no poseen; y en cuarto lugar, deseando ser consideradas las únicas personas que poseen las buenas cualidades de las que así se enorgullecen.

El orgullo del fariseo parece haber consistido en atribuirse únicamente a sí mismo las cualidades de las que se jactaba. (San Gregorio, mor. Lib. Xxiii, cap. 4.) --- El que es culpable de hablar públicamente contra su prójimo, es también la causa de mucho daño para sí mismo y para los demás. Primero, daña al oyente; porque si es pecador, se alegra de encontrar cómplice; si es justo, se siente tentado a la vanidad, viéndose exento de los delitos que se imputan a los demás.

2º, daña a la Iglesia, exponiéndola a ser insultada por los defectos de sus miembros. 3º, hace que el nombre de Dios sea blasfemado; porque así como Dios es glorificado por nuestras buenas acciones, así es deshonrado por el pecado. Cuarto, se hace culpable al revelar lo que era su deber no haber mencionado. (San Juan Crisóstomo, Serm. De Phar. Et Pub.)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad