"Bajo la esclavitud de todos"

1 Corintios 9:16

El único objetivo de Pablo era ganar hombres. Utiliza las palabras repetidamente. Para ganar uno más para su Señor, renunciaría a la comodidad, los emolumentos y el reposo bien merecido. No permitiría que ningún competidor por un premio terrenal se reemplazara a sí mismo en sus sacrificios por esta corona de regocijo. Señala las negaciones, el duro entrenamiento y la severa disciplina a la que se sometían los hombres que participaban en los juegos.

A nadie le pareció extraño que tuvieran que sacrificar tanto por la posibilidad de ganar; ¿Por qué, entonces, habría de ser considerado un excéntrico, que buscaba la recompensa segura de ganar nuevos amantes de la cruz de su Maestro?

Nos cuenta que vivía con el temor constante de convertirse en náufrago. No tenía miedo de ser rechazado por el amor de Dios; pero temía que Dios, que lo había usado tan maravillosamente, dejara de hacerlo y lo dejara a un lado en favor de alguien más desinteresado, más dócil, más libre de aquello que suscitaría prejuicios. Si Pablo estaba tan ansioso por renunciar a sus derechos y herir su cuerpo para poder obtener el premio de ganar almas, surge la pregunta de si por nuestro fracaso en estos aspectos, Dios no se verá obligado a arrojarnos a la basura.

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