Este es posiblemente el último mensaje apostólico a toda la Iglesia. Es complementario al Evangelio de Juan. Su tema es la comunión con Dios, en la cual los creyentes son introducidos a través de su unión con Cristo.

Se declara que todo el hecho de la misión de nuestro Señor es una manifestación de la vida eterna. Con respecto a esto, Juan escribió: "Hemos oído", "hemos visto", "hemos contemplado", "palpaban nuestras manos". El propósito de la manifestación era llevar a los hombres a la comunión con Dios. A través de la manifestación de la vida eterna, y si lo recibimos por fe, tenemos comunión con el Padre, lo que significa comunión en la Luz, el Amor y la Vida.

El primer gran mensaje de la "palabra de vida" a los hombres es que "Dios es luz". Por tanto, el lugar de la comunión es el de caminar a la luz de Dios. En Dios no hay tinieblas, ni puede haberlas. Entonces, si "los hombres aman las tinieblas más que la luz", están excluidos de la comunión con Dios.

Debido a la imperfección perpetua, incluso en nuestras cosas más santas, se necesita una limpieza constante, que es provista en la 'sangre de Jesús su Hijo.' La luz da a conocer el pecado. Los pecados del pasado son perdonados, y el alma es limpiada de toda injusticia.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad