7-12 La suavidad y la ternura recomiendan en gran medida la religión, y son las más conformes con el trato bondadoso de Dios con los pecadores, en y por el evangelio. Esta es la manera de ganar a la gente. No sólo debemos ser fieles a nuestro llamado como cristianos, sino también en nuestros llamados y relaciones particulares. Nuestro gran privilegio evangélico es que Dios nos ha llamado a su reino y gloria. El gran deber evangélico es que caminemos dignamente de Dios. Debemos vivir como corresponde a los que han sido llamados con una vocación tan elevada y santa. Nuestro gran negocio es honrar, servir y agradar a Dios, y procurar ser dignos de él.

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