Pero el pecado, mi corrupción innata. Aprovechar la ocasión por el mandamiento - Prohibirlo, pero no someterlo, fue sólo una preocupación, y produjo en mí tanto más toda clase de malos deseos. Porque mientras yo estaba sin el conocimiento de la ley, el pecado estaba muerto, ni tan aparente ni tan activo; tampoco estaba bajo la menor aprensión de peligro alguno.

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