15. ¿Dónde está tu bendición? Paul los había hecho felices, e insinúa que el piadoso afecto con el que antes lo miraban era una expresión de su felicidad. Pero ahora, al permitirse ser privados de los servicios de aquel a quien deberían haber atribuido cualquier conocimiento que poseían de Cristo, dieron evidencia de que no estaban contentos. Esta sugerencia estaba destinada a producir una gran reflexión. "¿Qué? ¿Se perderá todo esto? ¿Perderás toda la ventaja de haber escuchado una vez a Cristo hablando de mis labios? ¿No tendrá ningún fundamento en la fe que recibiste de mí? ¿Acaso tu caída ahora destruirá la gloria de tu obediencia en la presencia de Dios? En resumen, al despreciar la doctrina pura que habían abrazado, desechan, por su propia voluntad, la bendición que habían obtenido, y se apoderan de la destrucción en la que debe terminar su infeliz carrera.

Pues os llevo registro. No es suficiente que los pastores sean respetados, si no también son amados; porque ambos son necesarios para hacer que la doctrina que predican sea plenamente disfrutada; y ambos, declara el apóstol, habían existido entre los gálatas. Ya había hablado de su respeto por él, y ahora habla de su amor. Estar dispuesto a sacar sus propios ojos, si fuera necesario, era una evidencia de un amor muy extraordinario, más fuerte que la voluntad de separarse de la vida.

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