16. Esta es especialmente una explicación de lo que había dicho antes, que por una ofensa de culpabilidad emitida en la condena de todos nosotros, pero esa gracia, o más bien El don gratuito es eficaz para nuestra justificación de muchos delitos. De hecho, es una expansión de lo que contiene el último verso; porque hasta ahora no había expresado cómo o en qué aspecto Cristo superó a Adán. Esta diferencia se resuelve, parece evidente, que su opinión es impía, quienes han enseñado que no recuperamos nada más de Cristo sino una libertad del pecado original, o la corrupción derivada de Adán. Observe también, que estas muchas ofensas, de las cuales él afirma que somos liberados por medio de Cristo, no deben entenderse solo de aquellas que cada uno debe haber cometido antes del bautismo, sino también de aquellas por las cuales los santos contraen nueva culpa diaria; y debido a lo cual estarían expuestos a la condena, si no estuvieran continuamente aliviados por esta gracia.

Él pone el don en oposición al juicio: por este último quiere decir justicia estricta; por el primero, perdón gratuito. De la justicia estricta viene la condenación; del perdón, la absolución. O, que es lo mismo, si Dios tratara con nosotros de acuerdo con la justicia, todos deberíamos deshacernos; pero él nos justifica libremente en Cristo.

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