El hombre natural ; el mismo que es conforme a la carne, y piensa en las cosas de la carne, Romanos 8:5 ; el hombre que no está iluminado por el Espíritu Santo, que no ama la verdad, y es esclavo voluntario del pecado.

No recibe las cosas del Espíritu de Dios ; no los aprehende ni los aprecia correctamente.

Son tonterías ; parecen tontos.

Tampoco puede conocerlos ; necesita ser renovado e iluminado por el Espíritu Santo. Como sin discernimiento espiritual ningún hombre comprenderá correctamente o tratará adecuadamente las cosas que Dios ha revelado, y como el autor de este discernimiento es el Espíritu Santo, todos deben buscar su enseñanza; y no sólo atienda a las palabras en las que comunica la verdad divina, sino pídale que les muestre su significado, haga que les dé la impresión correcta y sea el medio de vida espiritual para sus almas.

Salmo 119:18 ; Juan 6:63 .

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