Ahora mi alma está turbada. Nuestro Señor, habiendo dicho lo que se registra arriba, parece haberse detenido por un momento y haber entrado en una profunda contemplación de la muy diferente escena que se encontraba ante él; cuya perspectiva lo conmovió a tal grado, que expresó su dolor en estas y las siguientes palabras lúgubres. Porque tuvo varios anticipos de su pasión antes de entrar por completo en ella. ¿Y qué voy a decir? No, ¿qué debo elegir? porque su corazón estaba fijo en escoger la voluntad de su Padre; pero, ¿qué diré en oración a mi Padre celestial? ¿Qué petición le ofreceré en esta ocasión? Padre, sálvame de esta hora. El Dr. Campbell dice: ¿Qué diré? [ debo decir, ]Padre, sálvame de esta hora Pero vine a propósito para esta hora; considerando que las palabras contienen dos preguntas: la angustia del alma de Cristo sugiere primero una petición de liberación, en la cual, sin embargo, es instantáneamente frenado por la reflexión sobre el fin y el diseño de su venida.

El pasaje es entendido por el Dr. Doddridge en el mismo sentido, quien dice: “Supongo que a pocos se les debe decir, que el señalamiento del Nuevo Testamento es mucho menos antiguo que el texto. Es agradable observar cuántas dificultades pueden eliminarse variando y apartándose de la puntuación común, de la cual considero que éste es uno de los ejemplos más notables. Porque como el texto no nos obliga a ello, no parece natural suponer que nuestro Señor realmente ofreció esta petición y luego se retracta inmediatamente ". Pero por esta causa vine a esta horaPor esta causa nací en el mundo, y vine hasta la hora presente, para poder soportar los sufrimientos en los que estoy entrando, y redimir a mi pueblo por ellos; y lejos está de mí apartarme de tales compromisos y empresas. Al orar en esta ocasión, nuestro Señor nos muestra cuál es el mejor método para obtener apoyo y consuelo en una angustia profunda. Al mismo tiempo, como en su oración expresó una total resignación a la voluntad de su Padre, nos ha enseñado que, aunque la debilidad de la naturaleza humana pueda encogerse ante los primeros pensamientos de sufrimiento, sus discípulos no deben ceder, sino para fortalecerse mediante reflexiones justas y una fe firme en la sabiduría, el poder y la bondad de Dios, y el final feliz que él propone para ser respondido por sus aflicciones.

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