(3) Sin embargo, no [hay] en todo hombre ese conocimiento: porque (4) algunos con (k) conciencia del ídolo hasta esta hora lo comen como ofrenda a un ídolo; y su conciencia, que es débil, está contaminada.

(3) La razón por la que eso no sigue es la siguiente: porque hay muchos hombres que no saben lo que tú sabes. Ahora bien, el juicio de las cosas externas depende no solo de su conciencia, sino de la conciencia de aquellos que lo contemplan, y por lo tanto sus acciones deben aplicarse no solo a su conocimiento, sino también a la ignorancia de sus hermanos. (4) Una aplicación de la razón: hay muchos que no pueden comer de las cosas ofrecidas a los ídolos, excepto con la conciencia vacilante, porque piensan que son inmundos. Por lo tanto, si por tu ejemplo desean hacer lo que por dentro creen que desagrada a Dios, su conciencia está contaminada con esta comida, y tú has sido la ocasión de esta maldad.

(k) Por conciencia del ídolo, se refiere al juicio secreto que tenían dentro de sí mismos, por el cual consideraban inmundas todas las cosas que se ofrecían a los ídolos, y por lo tanto no podían usarlas con buena conciencia. Porque la conciencia tiene este poder, que si es buena, hace buenas las cosas indiferentes, y si es mala, las hace malas.

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