No es que ya lo hubiera alcanzado, ni que ya fuera perfecto; pero sigo después, si quiero comprender aquello por lo que también soy aprehendido por Cristo Jesús.

(l) Porque corremos sólo hasta donde somos asidos por Cristo, es decir, cuando Dios nos da fuerza y ​​nos muestra el camino.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad