Entonces llevaron a Jesús de Caifás al salón del juicio; y era de mañana, y ellos mismos no entraron en el salón del juicio, para que no fueran contaminados; sino que coman la pascua. (29) Pilato salió a ellos y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? (30) Respondieron y le dijeron: Si no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.

(31) Entonces les dijo Pilato: Tomadlo y juzgadlo según vuestra ley. Entonces los judíos le dijeron: No nos es lícito dar muerte a nadie, (32) para que se cumpliera la palabra de Jesús, que él dijo, dando a entender de qué muerte iba a morir. (33) Pilato volvió a entrar en la sala del juicio, llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? (34) Jesús le respondió: ¿Dices esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? (35) Pilato respondió: ¿Soy judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? (36) Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis siervos pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero ahora mi reino no es de aquí.

(37) Le dijo entonces Pilato: ¿Entonces tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Para este fin nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad, todo el que es de la verdad oye mi voz. (38) Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? y habiendo dicho esto, salió de nuevo a los judíos y les dijo: No hallo en él ninguna falta.

(39) Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la Pascua: ¿queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? (40) Entonces todos volvieron a gritar, diciendo: No a este, sino a Barrabás. Ahora Barrabás era un ladrón.

Parece por lo temprano de que se habla aquí al llevar a Jesús a toda prisa al salón de Pilato, que el Sanedrín debe haber estado sentado toda la noche. ¡Oh! ¿Con qué sed de sangre cazaron esos hombres después de la muerte de Jesús? ¡Lector! No dejéis de observar, en medio de los recelos, los temores y las alarmas de esos miserables personajes, tanto judíos como gentiles, cuán dulce es el testimonio que Jesús dio de su persona y carácter.

¿Eres un rey? le dijo Pilato. Tú dices eso; (dijo Cristo), soy un Rey. Pero no de este mundo, aunque en este mundo; aquí en gracia, después en gloria. ¿Oh? dulce y bendita seguridad de labios de verdad. Y, como el Señor dijo aquí, él da testimonio de la verdad, porque él mismo es la verdad. Juan 11:6

Y, lector, no pase por alto la instrucción espiritual que surge de la preferencia de los judíos por un ladrón hacia Jesús. Tú y yo hemos robado a Dios su gloria y nuestra alma de felicidad; y sin embargo, ¿cómo somos liberados en la Pascua, cuando Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado por nosotros, mientras que Cristo es crucificado y asesinado por manos impías? ¡Oh! ¡Tú, Cordero de Dios! ¡Verdaderamente has llevado nuestros pecados y llevaste nuestros dolores! Y cuántas veces tu pueblo ha preferido el pecado y la vanidad, como los judíos de antaño a Barrabás, antes que a ti, el Señor de la vida y la gloria.

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