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                Al músico principal. Salmo de David. Oh Dios de mi alabanza, no guardes silencio, 
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                pues la boca del impío y la del engañador se han abierto contra mí; han hablado contra mí con lengua engañosa. 
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                Con palabras de odio me han rodeado; sin causa han luchado contra mí. 
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                En pago de mi amor me han acusado, aunque yo oraba. 
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                Me han devuelto mal por bien, y odio por amor. 
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                Levanta contra él a un impío, y un acusador esté a su mano derecha. 
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                Cuando sea juzgado, que resulte culpable, y que su oración sea tenida por pecado. 
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                Sean pocos sus días, y tome otro su oficio. 
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                Queden huérfanos sus hijos, y su mujer quede viuda. 
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                Anden sus hijos vagabundos y mendigando; procuren su pan lejos de sus casas arruinadas. 
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                Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene, y extraños saqueen el fruto de su trabajo. 
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                No tenga quien le haga misericordia ni haya quien se compadezca de sus huérfanos. 
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                Su posteridad sea destruida; en la segunda generación sea borrado su nombre. 
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                Sea recordada ante el SEÑOR la maldad de sus padres; no sea borrado el pecado de su madre. 
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                Estén siempre delante del SEÑOR, y elimine él de la tierra la memoria de ellos. 
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                Porque no se acordó de mostrar misericordia, y persiguió al hombre pobre, necesitado y quebrantado de corazón hasta matarlo. 
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                Amó la maldición; ¡que esta le venga! No quiso la bendición; ¡que se aleje de él! 
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                Vístase de maldición como de su manto, y entre ella como agua en sus entrañas y como aceite en sus huesos. 
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                Séale como vestido que lo cubra, y como cinturón que siempre lo ciña.