Salmo 119:1-176

1 Bienaventurados los íntegros de camino, los que andan según la ley del SEÑOR.

2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan.

3 Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.

4 Tú mandaste que tus ordenanzas fuesen muy guardadas.

5 ¡Ojalá fuesen estables mis caminos para guardar tus leyes!

6 Entonces yo no sería avergonzado al observar todos tus mandamientos.

7 Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos juicios.

8 Tus leyes guardaré; no me abandones por completo.

9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra

10 Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos.

11 En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.

12 ¡Bendito seas tú, oh SEÑOR! Enséñame tus leyes.

13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.

14 Me he gozado en el camino de tus testimonios más que sobre toda riqueza.

15 En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos.

16 Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.

17 Haz bien a tu siervo para que viva y guarde tu palabra.

18 Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

19 Peregrino soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.

20 Se consume mi alma por anhelar tus preceptos en todo tiempo.

21 Increpaste a los arrogantes; malditos los que se desvían de tus mandamientos.

22 Aparta de mí el oprobio y el desprecio porque he guardado tus testimonios.

23 Aunque los gobernantes se sienten y hablen contra mí, tu siervo meditará en tus leyes.

24 Tus testimonios son mi delicia y también mis consejeros.

25 Mi alma está pegada al polvo; vivifícame según tu palabra.

26 Mis caminos te declaré, y me respondiste; enséñame tus leyes.

27 Hazme entender el camino de tus ordenanzas, y meditaré en tus maravillas.

28 Mi alma llora de ansiedad; sostenme conforme a tu palabra.

29 Aparta de mí el camino de engaño, y enséñame tu ley.

30 He escogido el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.

31 Me he apegado a tus testimonios; oh SEÑOR, no me avergüences.

32 Por el camino de tus mandamientos correré porque das amplitud a mi corazón.

33 Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus leyes, y lo guardaré hasta el fin.

34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley; la observaré con todo el corazón.

35 Guíame por la senda de tus mandamientos porque en ella me deleito.

36 Inclina mi corazón a tus testimonios y no a las ganancias deshonestas.

37 Aparta mis ojos para que no vean la vanidad; vivifícame en tu camino.

38 Cumple tu promesa a tu siervo que te teme.

39 Aparta de mí el oprobio que me aterra porque buenos son tus juicios.

40 Mira cómo anhelo tus ordenanzas; vivifícame en tu justicia.

41 Venga a mí tu misericordia, oh SEÑOR; y tu salvación, conforme a tu promesa.

42 Entonces daré respuesta al que me afrenta, porque en tu palabra he confiado.

43 En ningún momento quites de mi boca la palabra de verdad, porque en tu juicio tengo puesta mi esperanza.

44 Tu ley guardaré siempre, para siempre jamás.

45 Andaré en libertad, porque he buscado tus mandamientos.

46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes y no quedaré avergonzado.

47 Me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado.

48 Alzaré mis manos a tus mandamientos, los cuales he amado, y meditaré en tus leyes.

49 Acuérdate de la promesa dada a tu siervo en la cual me has hecho esperar.

50 Esto es mi consuelo en mi aflicción: que tu palabra me ha vivificado.

51 Mucho se han burlado de mí los arrogantes pero yo no me he apartado de tu ley.

52 Oh SEÑOR, me he acordado de tus juicios realizados desde tiempos antiguos y he hallado consuelo.

53 La indignación se apoderó de mí, a causa de los impíos que abandonan tu ley.

54 Tus leyes han sido cánticos para mí en el ámbito de mis peregrinaciones.

55 Oh SEÑOR, en la noche me he acordado de tu nombre y he guardado tu ley.

56 Esto me ha acontecido porque guardé tus mandamientos.

57 Tú eres mi porción, oh SEÑOR; me he propuesto guardar tus palabras.

58 He implorado tu favor de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.

59 Consideré mis caminos y volví mis pies a tus testimonios.

60 Me apresuré, y no me retardé, a guardar tus mandamientos.

61 Las cuerdas de los impíos me rodearon pero no me olvidé de tu ley.

62 A medianoche me levanto para darte gracias por tus justos juicios.

63 Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus ordenanzas.

64 De tu misericordia está llena la tierra. Oh SEÑOR, enséñame tus leyes.

65 Has hecho bien a tu siervo, oh SEÑOR, conforme a tu palabra.

66 Enséñame buen sentido y sabiduría porque tus mandamientos he creído.

67 Antes que fuera humillado, yo erraba; pero ahora guardo tu palabra.

68 Tú eres bueno y bienhechor; enséñame tus leyes.

69 Los soberbios forjaron engaño contra mí pero yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.

70 El corazón de ellos se ha vuelto insensible como sebo; pero yo me he deleitado en tu ley.

71 Bueno me es haber sido afligido para que aprenda tus leyes.

72 Mejor me es la ley que procede de tu boca que miles de piezas de oro y plata.

73 Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender para que yo aprenda tus mandamientos.

74 Los que te temen me verán y se alegrarán, porque en tu palabra he puesto mi esperanza.

75 Conozco, oh SEÑOR, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad me has afligido.

76 Que tu bondad me consuele conforme a lo que has prometido a tu siervo.

77 Llegue a mí tu misericordia para que yo viva, porque tu ley es mi delicia.

78 Sean avergonzados los arrogantes porque con engaño me han agraviado. Pero yo meditaré en tus preceptos.

79 Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios.

80 Sea mi corazón íntegro en tus leyes para que no sea yo avergonzado.

81 Desfallece mi alma en espera de tu salvación; en tu palabra he puesto mi esperanza.

82 Desfallecen mis ojos en espera de tu palabra diciendo: “¿Cuándo me consolarás?”.

83 Aunque he sido como un odre en medio del humo, no me he olvidado de tus leyes.

84 ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?

85 Los arrogantes me han cavado fosas, lo que no está de acuerdo con tu ley.

86 Todos tus mandamientos son fieles. Con engaño me persiguen; ayúdame.

87 Casi me han eliminado de la tierra pero yo no he abandonado tus ordenanzas.

88 Vivifícame conforme a tu misericordia y guardaré los testimonios de tu boca.

89 Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos.

90 Por generación y generación es tu fidelidad; estableciste la tierra, y se mantiene firme.

91 Por tu mandato permanecen hasta hoy porque todos ellos son tus siervos.

92 Si tu ley no hubiera sido mi delicia ya habría perecido yo en mi aflicción.

93 Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado.

94 Tuyo soy; sálvame porque he buscado tus ordenanzas.

95 Los impíos me han esperado para destruirme pero yo estoy atento a tus testimonios.

96 A todo lo perfecto le veo límite pero tu mandamiento es sobremanera amplio.

97 ¡Cuánto amo tu ley! Todo el día ella es mi meditación.

98 Por tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque para siempre son míos.

99 He comprendido más que todos mis instructores porque tus testimonios son mi meditación.

100 He entendido más que los ancianos porque he guardado tus ordenanzas.

101 De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra.

102 No me aparté de tus juicios porque tú me has enseñado.

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel en mi boca!

104 De tus ordenanzas adquiero inteligencia; por eso aborrezco todo camino de mentira.

105 Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.

106 He jurado guardar tus justos juicios, y lo he de cumplir.

107 Oh SEÑOR, afligido estoy en gran manera; vivifícame conforme a tu palabra.

108 Sean agradables a ti, oh SEÑOR, las ofrendas de mi boca; y enséñame tus juicios.

109 De continuo está mi vida en peligro pero no me olvido de tu ley.

110 Los impíos me pusieron trampa pero no me desvié de tus ordenanzas.

111 Tus testimonios son mi heredad para siempre porque ellos son el gozo de mi corazón.

112 He inclinado mi corazón para poner por obra tus leyes de continuo y hasta el fin.

113 Aborrezco a los de doble ánimo pero amo tu ley.

114 Mi refugio y mi escudo eres tú; en tu palabra he puesto mi esperanza.

115 Apartaos de mí, malhechores, pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.

116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; no me avergüences con respecto a mi esperanza.

117 Sostenme, y seré salvo; siempre me deleitaré en tus leyes.

118 Desprecias a todos los que se desvían de tus leyes pues su astucia es un engaño.

119 Hiciste que todos los impíos de la tierra fueran consumidos como escoria; por tanto, he amado tus testimonios.

120 Mi cuerpo se estremece por temor a ti y tengo reverencia por tus juicios.

121 El derecho y la justicia he practicado; no me abandones ante mis opresores.

122 Sé fiador de tu siervo para bien; no me hagan violencia los orgullosos.

123 Mis ojos desfallecen por tu salvación y por tu justa promesa.

124 Haz con tu siervo según tu misericordia y enséñame tus leyes.

125 Yo soy tu siervo; dame entendimiento para que conozca tus testimonios.

126 Ya es hora de actuar, oh SEÑOR, porque han violado tu ley.

127 Por eso amo tus mandamientos más que el oro, más que el oro puro.

128 Por eso he guardado todas tus ordenanzas; aborrezco todo camino de mentira.

129 Maravillosos son tus testimonios; por eso los guarda mi alma.

130 La exposición de tu palabra alumbra; hace entender a los ingenuos.

131 Mi boca abrí y suspiré porque anhelaba tus mandamientos.

132 Vuélvete a mí y ten misericordia de mí como acostumbras con los que aman tu nombre.

133 Afirma mis pasos con tu palabra; que ninguna iniquidad se enseñoree de mí.

134 Rescátame de la violencia de los hombres y guardaré tus mandamientos.

135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo y enséñame tus leyes.

136 Ríos de agua corren de mis ojos porque ellos no guardan tu ley.

137 Justo eres tú, oh SEÑOR, y rectos son tus juicios.

138 Has ordenado tus testimonios en justicia y en completa fidelidad.

139 Mi celo me ha consumido porque mis enemigos olvidan tus palabras.

140 Sumamente pura es tu palabra; tu siervo la ama.

141 Aunque soy pequeño y despreciado, no me he olvidado de tus ordenanzas.

142 Tu justicia es justicia eterna, y tu ley es la verdad.

143 Aflicción y angustia me han alcanzado pero tus mandamientos han sido mi delicia.

144 Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento para que viva.

145 Clamo con todo mi corazón: Respóndeme, oh SEÑOR, y guardaré tus leyes.

146 A ti clamo; sálvame y guardaré tus testimonios.

147 Me anticipo al alba e imploro; tu palabra es lo que espero.

148 Mis ojos se adelantaron a las vigilias de la noche para meditar en tus palabras.

149 Oye mi voz conforme a tu misericordia; oh SEÑOR, vivifícame conforme a tu justicia.

150 Se acercan con maldad los que me persiguen; están lejos de tu ley.

151 Cercano estás tú, oh SEÑOR; todos tus mandamientos son verdad.

152 Hace mucho que he conocido tus testimonios, los cuales estableciste para siempre.

153 Mira mi aflicción y líbrame porque no me he olvidado de tu ley.

154 Aboga mi causa y redímeme; vivifícame conforme a tu palabra.

155 Lejos está de los impíos la salvación porque no buscan tus leyes.

156 Grande es tu misericordia, oh SEÑOR; vivifícame conforme a tu justicia.

157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos pero de tus testimonios no me he apartado.

158 Veía a los traidores y me disgustaba porque no guardaban tu palabra.

159 Mira, oh SEÑOR, cómo amo tus ordenanzas; vivifícame conforme a tu misericordia.

160 La suma de tu palabra es verdad; eternos son todos tus justos juicios.

161 Príncipes me han perseguido sin causa pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.

162 Yo me gozo en tu palabra como el que halla abundante botín.

163 La mentira aborrezco y abomino pero amo tu ley.

164 Siete veces al día te alabo por tus justos decretos.

165 Mucha paz tienen los que aman tu ley,y no hay para ellos tropiezo.

166 Tu salvación he esperado, oh SEÑOR, y tus mandamientos he puesto por obra.

167 Mi alma ha guardado tus testimonios y los he amado en gran manera.

168 He guardado tus ordenanzas y tus testimonios; todos mis caminos están delante de ti.

169 Llegue mi clamor delante de ti, oh SEÑOR; dame entendimiento conforme a tu palabra.

170 Llegue mi súplica delante de ti; líbrame conforme a tu dicho.

171 Mis labios rebosarán de alabanza cuando me enseñes tus estatutos.

172 Cante mi lengua tu palabra porque todos tus mandamientos son justicia.

173 Venga tu mano a socorrerme porque tus ordenanzas he escogido.

174 Anhelo tu salvación, oh SEÑOR, y tu ley es mi delicia.

175 ¡Que viva mi alma y te alabe, y que tus juicios me ayuden!

176 He andado errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.

Nadie dudó nunca de que David fue el autor de este salmo. Está dividido en veintidós octodísticos, con una letra del alfabeto hebreo al principio de cada uno; y las coplas son en su mayoría metaboles. La letra era el título de cada estrofa, como aleph, beth, gimel.

El espíritu y diseño del salmo es un elogio de la ley del Señor, para que los hombres puedan cantarla con piedad, ayudados por aires melodiosos. Tales ejercicios calentaron el corazón, desviaron la mente de la tristeza y elevaron el alma al cielo. Así que David empleó su tiempo libre en el exilio. "Tus estatutos han sido mi deleite en la casa de mi peregrinaje": Salmo 119:54 .

En este salmo usa once palabras, cada una de las cuales expresa alguna característica particular de la ley divina; y siendo estas palabras de constante ocurrencia en cada verso excepto dos, es mejor explicarlas ahora, para que este bello poema pueda ser leído y contemplado con más iluminada satisfacción.

I. תורה TORAH, la ley, la doctrina o enseñanza de Dios, una emanación de la gloria moral de Dios, que brilla en su palabra revelada.

II. דרךְ DERECH, el camino del Señor, según lo prescrito en su palabra y revelado en su providencia, para nuestra imitación; los caminos por los que han caminado los justos.

III. עדותי EDUTHEY, los testimonios que Dios ha dado testimonio a su pueblo en su pacto, y confirmado en sus ordenanzas y providencias.

IV. פקודים PEKUDIM, los mandamientos, los mandamientos de Dios; propiamente, sus encargos, no para ser alterados sino realizados.

V. מצות MITZAVOTH, los preceptos, las instituciones prescritas por Dios con respecto a la instrucción, las formas de adoración y las formas de obediencia.

VI. אמרה IMRAH, un dicho, un dictado, una máxima divina.

VII. דבר DABAR, una palabra, un discurso, una promesa del Señor.

VIII. משׁפשׂים MISHPÄTIM, juicios, decretos, edictos y leyes de Dios. Están diseñados para guiar al magistrado y regular la relación de la sociedad en tratos justos y equitativos: iluminar la conciencia y santificar el corazón.

IX. צדק TSEDEKAH, justicia, todos los favores del pacto que el Señor concede al hombre: Salmo 119:142 ; Salmo 85:10 ; Salmo 85:13 . La justicia eterna que el Mesías confiere a su iglesia, en la justificación y santificación de los que creen.

X. חקים CHUKIM, estatutos, leyes inalterables, decretos permanentes, como en Salmo 81:4 . Son como montañas que no se mueven.

XI. אמונה EMUNAH, verdad. Toda palabra divina tiene su origen y existencia en el Señor; la fe es la subsistencia de las cosas que se esperan, y la verdad de Dios el fundamento de nuestra fe.

Salmo 119:1 . Bienaventurados los inmaculados. Hebreos תמימי tememey, el perfecto, el inmaculado, el verdadero israelita, en quien no hay engaño. Quienes, como Zacarías e Isabel, andan sin mancha en todas las ordenanzas del Señor. Este salmo comienza como el primero, con la bienaventuranza del hombre que se deleita día y noche en la ley del Señor.

De esta estrofa deducimos que David no puso delante de él una norma de religión mutilada y contemporizadora, sino el modelo perfecto de alguien que amaba al Señor y se deleitaba mucho en sus mandamientos, una felicidad que Asaf había alcanzado, como en Salmo 73 .

Salmo 119:3 . Tampoco cometen iniquidad. Cuán notablemente concuerda esto con la salvación del evangelio. Todo aquel que es nacido de Dios no comete pecado. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo. 1 Juan 3:9 .

Salmo 119:9 . ¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuando los jóvenes siguen a sus necios compañeros y los dictados de una naturaleza depravada, se equivocan enormemente; pero cuando se guían por el consejo del Señor, hacen bien. David siguió su Biblia y eso lo hizo más sabio que sus maestros. Roboam su nieto siguió el consejo de sus compañeros y perdió más de la mitad de su reino; y quienes actúan como él corren el peligro de perder el alma.

¿Y cómo pueden los jóvenes, como dice el original, “ordenar correctamente su camino” sin el consejo de arriba? ¡Oh, qué gloria sigue en la vejez, cuando los jóvenes han sido apartados de las corrupciones del mundo por la lujuria!

Salmo 119:11 . Tu palabra he escondido en mi corazón, y la he angustiado profundamente con la meditación y la oración, para que no la olvide y peque; y que todos los frutos de la justicia broten y se multipliquen por cien. La Biblia, no el mundo, proporciona al alma argumentos y ejemplos contra el vicio. Los diez mandamientos están diseñados como barreras contra los delitos.

Salmo 119:18 . Abre mis ojos. Ilumina mi entendimiento con tu Santo Espíritu. Las escrituras deben leerse con oración; porque un buen encuadre nos prepara para ver y sentir cosas buenas. Hay diez mil bellezas en las Sagradas Escrituras y diez mil glorias en la redención del hombre y en la economía de la providencia, que hemos pasado por alto en la primera lectura de la Biblia. Cosas que ojo no vio, oído no oyó, las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.

Salmo 119:20 . Mi alma se quebranta. A veces se dice que la tristeza y la desilusión mundanas rompen el corazón; pero el alma de David estaba quebrantada por el anhelo de Dios y su justicia. Este es el verdadero corazón quebrantado, que todo pecador debe sentir y que el Señor no despreciará. Salmo 34:18 ; Salmo 51:17 ; Isaías 57:15 .

Salmo 119:25 . Mi alma se ha pegado al polvo; vivifícame. En momentos de depresión, las promesas de Dios reconfortan mucho y avivan el alma con la esperanza del cielo. Brindan apoyo y consuelo divinos a la mente que se desmaya, y se los considera sumamente ricos y preciosos.

Salmo 119:29 . Aparta de mí el camino de la mentira. En Salmo 119:69 , dice el salmista, los orgullosos han falsificado una mentira contra mí, una mentira de la corte, pretendiendo que yo había buscado la vida de Saúl. Salmo 63:12. Una mentira es una mentira, por disimulada o paliada que sea, y es una afrenta atrevida al Dios santo y omnisciente. Los escritores paganos han defendido una mentira, para salvar la vida de los inocentes; pero esta petición ha sido bien examinada por el gran Fenelon, arzobispo de Cambray.

Mientras el tirano Pigmalión reinaba en Tiro, se sospechaba que Telémaco era un espía; y la vida de Narbal, en cuyo barco llegó, también estaba en peligro. Narbal le aconsejó que dijera que era natural de Amathonta, una ciudad de Chipre, e hijo de una estatua de Venus. "No veo otra forma de salvar tu vida y la mía". Telémaco se reincorporó, permite que muera un desgraciado, a quien el destino desea destruir. Sé cómo morir, y tengo una obligación demasiado alta contigo, como para involucrarte en mi calamidad. No puedo asumir la osadía de mentir. No soy chipriota y no puedo decir que lo sea.

Narbal respondió; “Esta mentira, Telémaco, no tiene nada más que inocencia. Los dioses mismos no lo condenarían: no perjudica a nadie, salvaría la vida de dos hombres inocentes: simplemente engaña al rey, para evitar que cometa un crimen. Llevas demasiado lejos el amor a la virtud y el miedo a herir la religión ".

“Es suficiente”, le dije, “que una mentira es una mentira, y no puede ser digna de un hombre que habla en presencia de los dioses y que debe todo a la verdad. El que hiere la verdad, ofende a los dioses y se hiere a sí mismo; porque habla contra su conciencia. Deja, Narbal, de proponer algo indigno de ti y de mí. Si los dioses se compadecen de nosotros, ciertamente pueden librarnos. Si nos permiten perecer, al morir seremos víctimas de la verdad y dejaremos al mundo un ejemplo de la preferencia de la virtud inmaculada a una vida prolongada ". Telem. 54. 3.

Salmo 119:31 . Me apegué a tus testimonios; oh Señor, no me avergüences. David, que profesa una adhesión sincera y sincera a la ley de Dios, es consciente de que el Señor fácilmente podría avergonzarlo; porque no hay justo delante de él. Por lo tanto, ora, Salmo 119:39 , Quita de mí el oprobio que he temido. Sean borrados todos mis pecados, para que nunca más sean recordados contra mí.

Salmo 119:37 . Aparta mis ojos de contemplar la vanidad. El término denota idolatría en todas sus formas seductoras. A los ojos de Salomón todo era vanidad. ¿Qué más son los círculos alegres y vertiginosos de la vida? ¿Qué más son los teatros y los complejos públicos? Aquí, miríadas de almas inmortales desearían exprimir la felicidad de los placeres que perduran por un momento.

Salmo 119:46 . Hablaré de tus testimonios ante reyes, médicos, filósofos, príncipes. Isaías 52:14 . Así, los apóstoles pudieron hablar con valentía ante reyes y gobernadores en el nombre del Señor Jesús.

Salmo 119:51 . Los orgullosos se han burlado mucho de mí, como dice Salmo 118:22 . Sin embargo, este santo hombre no declinó ni retrocedió en la religión por ese motivo. ¡Cuántos oyentes pedregosos se apartan en tiempo de tentación! Por desgracia, esta es la forma de perder y no de ganar la corona de la vida.

Salmo 119:61 . Me robó. David, que se apresuró a guardar la palabra de Dios, encontró apoyo en ella cuando le robaron a sus esposas y sus bienes en Siclag. Por tanto, la palabra de Dios es mejor que las riquezas del mundo; abre recursos de comodidad cuando se seca todo arroyo terrenal. En esa crisis de peligro y angustia, no se olvidó de la ley, sino que preguntó al oráculo.

Salmo 119:62 . A medianoche me levantaré para dar gracias. David era el capitán de su propia guardia. Unió deber y devoción en el silencio de la noche; un ejercicio que menciona a menudo en los salmos.

Salmo 119:66 . Enséñame buen juicio y conocimiento. Inspírame con buen juicio y verdadera discriminación. Dame un discernimiento recto y verdadero en todas las cosas. Cuántos han fracasado aquí, cuyo celo ha estado por encima de su conocimiento.

Salmo 119:67 . Antes de ser afligido, me descarriaba. La juventud, que conoce la vida simplemente por la salud y la prosperidad, está demasiado cautivada por sus encantos; pero cuando la consumición consume la carne, cuando la adversidad amarga cada copa, entonces vemos el mundo con nuevos ojos; entonces sentimos su vacío, y aprendemos la última y mejor lección, a decir, Padre, no como yo quiero, sino como tú.

Salmo 119:82 . Mis ojos desfallecen por tu palabra. Como un hombre aguza la vista en el crepúsculo para darse cuenta de un objeto indistinto, así David buscaba el cumplimiento de las promesas; "¿Cuándo me consolarás?"

Salmo 119:83 . Como una botella en el humo. Algunas versiones dicen pruina; es decir, girbashes, como los llama nuestro Bruce, hechos de cuero; y cuando no se necesitan se cuelgan al sol o junto al fuego para que se sequen. Entonces mi constitución está agotada por el cansancio, por el hambre y la sed.

Salmo 119:85 . Los orgullosos me han cavado hoyos, en alusión a la práctica de pescar bestias salvajes y ganado, cavando un hoyo en un desfiladero estrecho, al que los animales son guiados por una palidez artificial de árboles. Pero la LXX y la Vulgata dicen: "Me han contado fábulas impías que no están de acuerdo con tu ley". Todos los razonamientos de idolatría e infidelidad son pozos que atrapan el alma.

Salmo 119:92 . A menos que esa ley hubiera sido mi delicia, habría perecido. Me había desmayado, dice, a menos que hubiera creído ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. De lo que deducimos que las promesas y las comodidades de la religión son suficientes para sostener la mente bajo los golpes más severos de la adversidad.

Salmo 119:94 . Tuyo soy, sálvame. Siendo del Señor por pacto solemne y comunión, proporciona a un hombre mil argumentos en el día de la angustia.

Salmo 119:96 . He visto el final de toda perfección. Cada nuevo sistema religioso, cada código moral refinado, por muy admirado que sea durante un tiempo, se hunde en el descuido y el descrédito; pero tus mandamientos son muy amplios. La religión revelada siempre, como la naturaleza renovada por la primavera, revela nuevas bellezas a la vista y miríadas de encantos al alma inquisitiva.

Salmo 119:99 . Tengo más comprensión que todos mis profesores. David se destacó en la ley de su Dios, todos los sacerdotes y profetas de su tiempo. Incluso Samuel no tuvo el privilegio de edificar la iglesia como lo ha hecho David en estos salmos.

Salmo 119:103 . Cuán dulces son a mi paladar tus palabras. A medianoche se levantaría y alabaría a Dios; a la medianoche Dios sació su alma como con tuétano y grosura; y en el santuario, su palabra fue más dulce que la miel o el panal. Hay una bendita realidad en la religión; la fe de un buen hombre no es opiniones áridas, sino la certeza de lo que se espera. Hebreos 11:1 .

Salmo 119:105 . Tu palabra es una lámpara. Este es un mundo pobre y oscuro; el hombre está perdido en el desierto, y la multitud vaga por el camino ancho que lleva a la perdición; pero Cristo en su palabra es la luz verdadera; él es el Sol de la justicia, rompiendo con un brillo de bienvenida en el alma desconcertada. Él brilla en las tinieblas para darnos el conocimiento de Dios. Él es nuestro modelo, porque debemos caminar como él también caminó. Él es la luz de la vida y su palabra nos muestra todos los caminos tortuosos.

Salmo 119:109 . Mi alma está continuamente en mis manos. Hebreos נפשׁי nepheshi, mi vida. Estoy continuamente expuesto al peligro y la muerte.

Salmo 119:113 . Odio los pensamientos vanos. Son las semillas del pecado; y Dios juzgará los secretos de los hombres por Jesucristo. Aquellos que albergan ensueños carnales y malvados pueden entristecer al Espíritu de Dios de tal modo que se les permita caer en la hora de la tentación; y nosotros deberíamos odiar igualmente a los hombres que imaginan la maldad.

Los pensamientos vanos son una pérdida de tiempo; y lo que es peor, se forma una conexión moral entre el corazón y el objeto con el que conversa. El remedio está en todas las dulces costumbres de la piedad y la santidad.

Salmo 119:118 . Pisaste a todos los que se desvían de tus estatutos. Quizás tenía en sus ojos a las familias hebreas que se alejaron de la ley a la idolatría, y que se extinguieron durante el tiempo de los jueces. Salomón dice, el descarriado de corazón se llenará de sus propios caminos.

Salmo 119:129 . Tus testimonios son maravillosos, en todas las promesas hechas a Abraham, en el significado místico de la ley ritual, en todas las cosas gloriosas dichas por Cristo, en el llamamiento de los gentiles y la gloria de los últimos días. Los profetas se esforzaron por descifrar la importancia creciente del Espíritu que hablaba en sus corazones, y qué cosas los ángeles también desean mirar o escudriñar.

Salmo 119:136 . Ríos de aguas corren por mis ojos, porque no guardan tu ley. Cuando el corazón se calienta con el amor de Dios, se anima con el más puro celo por su gloria; y cuando no pueda con los impíos amarlo también, llorará por su obstinación a causa de los insultos que ofrecen a Dios y el desprecio que muestran a su santa ley.

Pero los hombres buenos lloran por los impíos, a causa de las miserias acumuladas que se traen sobre sí mismos. Así que Moisés, Jeremías y San Pablo; y así nuestro bendito Señor lloró por los impíos. No solo en lágrimas humanas; pero dice el apóstol, el deseo y la oración de mi corazón a Dios por Israel es que sean salvos. Los hombres buenos lloran por los impíos debido a las miserias que a menudo traen sobre sus hijos, su país y, a veces, muchas aflicciones temporales sobre la iglesia. He aquí un tema digno de lágrimas; y este temperamento es una alta señal de un espíritu profético. Nuestras lágrimas pueden ablandar sus corazones duros, cuando todos nuestros sermones no han surtido efecto,

Salmo 119:139 . Mi celo me ha consumido. El verdadero celo surge de una mente iluminada, una fuerte convicción de la verdad de la religión revelada, del amor sincero a Dios y a las almas de los hombres. Entonces el profeta llora en los muros de Jerusalén, luego Pablo cuenta todas las pérdidas para Cristo, pero como estiércol, luego el mártir desafía al león y desafía el fuego, luego el misionero olvida a sus padres para buscar y salvar al mundo pagano; luego David, aunque indistintamente, ve el celo del Salvador al expulsar a los ladrones de la casa de su Padre. Vivifícame, oh Dios, según tu palabra.

Salmo 119:147 . Impedí el amanecer de la mañana y lloré. Me levanté antes del crepúsculo y lloré en ferviente oración.

Salmo 119:148 . Mis ojos evitan las vigilias nocturnas. Cuando examinamos el carácter de la piedad de David, en la devoción temprana y nocturna, como se indica en Salmo 5:3 ; Salmo 63:1 ; ¿Cómo podemos dudar de que en algunas ocasiones fue muy favorecido con el espíritu profético y “vio al Señor siempre delante de él”?

Salmo 119:164 . Siete veces al día te alabo, grande fue la piedad de David: hablaba y caminaba con Dios. Llevó el cielo como en su pecho, y el escudo de Abraham cubrió su cabeza en el día de la batalla: sus enemigos pudieron probarlo por un tiempo, pero no para hacerle daño.

Feliz también el hombre que ora tres veces al día en su familia y cuatro veces en su aposento: la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, fluirá con copiosa y constante corriente en su corazón y mente. Es más, esta es una paz que el mundo no puede quitar. Las pruebas de la vida, la deserción de amigos y la apostasía de los grandes profesores, que hacen que muchos tropiecen y caigan, no podrán ofender ni hacer tropezar a los que están arraigados y cimentados en el amor. Saben en quién han creído; han terminado con lo aquí y lo allá; y continúan con Cristo y su iglesia en sus tentaciones.

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