28-32 Era injusto condenar a muerte a alguien que había hecho tanto bien, por lo que los judíos estaban dispuestos a salvarse del reproche. Muchos temen el escándalo de una cosa mala, más que el pecado de la misma. Cristo había dicho que debía ser entregado a los gentiles, y que ellos debían darle muerte; por lo tanto, ese dicho se cumplió. Había dicho que sería crucificado, levantado. Si los judíos lo hubieran juzgado por su ley, lo habrían apedreado; crucificar nunca se usó entre los judíos. Está determinado respecto a nosotros, aunque no se nos ha descubierto, qué muerte hemos de tener: esto debería librarnos de la inquietud por ese asunto. Señor, qué, cuándo y cómo, tú lo has dispuesto.

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