1 A las doce tribus. Cuando las diez tribus fueron desterradas, el rey asirio las colocó en diferentes partes. Después, como suele suceder en las revoluciones de los reinos (como sucedió entonces), es muy probable que se mudaran aquí y allá en todas las direcciones. Y los judíos se habían dispersado casi a todos los rincones del mundo. Luego escribió y exhortó a todos aquellos a quienes no podía dirigirse personalmente, porque se habían dispersado por todas partes. Pero que él no habla de la gracia de Cristo y de la fe en él, la razón parece ser esta, porque se dirigió a aquellos que ya habían sido enseñados correctamente por otros; de modo que tenían necesidad, no tanto de doctrina, como de los aguijones de las exhortaciones. (98)

"James, un siervo de Dios y del Señor Jesucristo, ofrece (o envía o desea) alegría a las doce tribus que se encuentran en su dispersión".

Hubo una dispersión oriental y occidental, la primera en el cautiverio asirio y babilónico, y la segunda durante el predominio del poder griego, que comenzó con Alejandro Magno. Como esta epístola fue escrita en griego, sin duda estaba destinada más especialmente a aquellos de la última dispersión. Pero pronto se consultó el beneficio de la dispersión oriental, ya que la primera versión del Nuevo Testamento se hizo en este idioma, es decir, el siríaco; y esto se hizo a principios del siglo II.

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