(6-8) David proporciona otro ejemplo de la naturaleza de la justificación que procede de la fe. De su evidencia parecerá que tal justificación implica, no la ausencia del pecado, sino su perdón; no su destrucción real, sino la paciencia de Dios para imputarlo. Es una amnistía, no una absolución.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad