Así que por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de él: porque por la ley es el Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de él: porque por la ley es el conocimiento del pecado.

Por lo tanto, por los hechos de la ley - por el cumplimiento de sus requisitos,

Ninguna carne será justificada , es decir, 'será considerada y tratada como justa', como queda claro por todo el alcance y la tensión del argumento,

En su vista - en su barra

Porque por la ley es el conocimiento del pecado. (Ver las notas en)

Observaciones:

(1) El lugar asignado aquí a las Escrituras es digno de mención especial. En respuesta a la pregunta, "¿Qué ventaja tiene el judío? O, ¿Qué provecho hay de la circuncisión?" los ritualistas modernos de todo tipo habrían señalado el sacerdocio y el templo, con todo su ritual imponente, como la gloria de la economía antigua. Pero en la estima del apóstol, "los Oráculos de Dios" eran la joya de la Iglesia antigua, de cuyo conocimiento brota todo culto esclarecido y aceptable a Dios.

(2) Los propósitos eternos de Dios y el libre albedrío del hombre, como también la doctrina de la salvación por gracia y la de las obligaciones inmutables de la Ley de Dios, han sido acusadas de inconsistencia en todas las épocas por aquellos que no se inclinan ante ninguna verdad que sus propia razón no puede sondear. Pero en medio de todas las nubes y tinieblas que en este estado actual envuelven la administración divina y muchas de las verdades de la Biblia, principios tan amplios y profundos como los que se establecen aquí, y que brillan con su propio esplendor, encontrará la sábana: ancla de nuestra fe. "Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso"; y en cuanto a los defensores de la Salvación por la gracia que dicen: "Hagamos el mal para que venga el bien", "su condenación es justa".

(3) Cuán amplios y profundos pone el apóstol en esta sección los fundamentos de su gran doctrina de la justificación por la gracia inmerecida: en el desorden de toda la naturaleza del hombre, la consiguiente universalidad de la culpa humana, la condenación de todo el mundo, por la razón de la violación de la ley divina, y la imposibilidad de justificación ante Dios por la obediencia a esa ley violada! Sólo cuando estas humillantes conclusiones son aceptadas y sentidas, estamos en condiciones de apreciar y abrazar la Gracia del Evangelio, próxima a abrirse.

Primero: la justicia justificadora de Dios es tanto nueva como antigua.

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