Ser semejante a sus hermanos en todo; (el pecado siempre exceptuado) es decir, ser tentado, sufrir, morir, para que, teniendo la verdadera naturaleza de un hombre que sufre, se convierta en un sumo sacerdote misericordioso, apto para compadecernos en nuestros pecados, en nuestras tentaciones y sufrimientos. (Witham)

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