1 Corintios 2:2 . Porque me propuse no saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y éste crucificado. No sólo conocería un tema, sino que lo expondría precisamente bajo la luz que sabía que resultaría más repulsiva para sus oídos meticulosos y su gusto corrupto. Porque siendo esto en lo que cada hecho de Su vida tiene sus explicaciones, y de lo cual todo el principio de Su obra toma su carácter, sintió que no podía retenerlo ni suavizarlo. Sin embargo, esto no era una bravata. Estaba temblorosamente consciente del posible efecto de hacer de esto el eje de su ministerio.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento