1-5 Como todo bien viene de Dios, así ningún bien pueden esperar los pecadores, sino de Dios en Cristo. Y el mejor bien puede esperarse de Dios, como nuestro Padre, por causa de Cristo. Debemos orar, no sólo por nosotros, sino también por los demás; acordándonos de ellos sin cesar. Dondequiera que haya una fe verdadera, ésta obrará; afectará tanto al corazón como a la vida. La fe actúa por medio del amor; se manifiesta en el amor a Dios y en el amor al prójimo. Y dondequiera que haya una esperanza bien fundada de la vida eterna, esto aparecerá por el ejercicio de la paciencia; y es una señal de sinceridad, cuando en todo lo que hacemos, buscamos la aprobación de Dios. Por esto podemos conocer nuestra elección, si no sólo hablamos de las cosas de Dios con nuestros labios, sino que sentimos su poder en nuestros corazones, mortificando nuestras lujurias, destetándonos del mundo y elevándonos a las cosas celestiales. Si el Espíritu de Dios no viene con la palabra de Dios, ésta será para nosotros letra muerta. Así la contenían por el poder del Espíritu Santo. Estaban plenamente convencidos de la verdad de la misma, como para no ser sacudidos en su mente por objeciones y dudas; y estaban dispuestos a dejar todo por Cristo, y a aventurar sus almas y su condición eterna sobre la verdad de la revelación del Evangelio.s; y estaban dispuestos a dejar todo por Cristo, y aventurar sus almas y su condición eterna sobre la verdad de la revelación del evangelio.

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