Por tanto, rodeada de una nube, una gran multitud que tiende hacia arriba con santa rapidez. De testigos - Del poder de la fe. Dejemos a un lado cada peso, como se encargan de hacer todos los que corren una carrera. Desechemos todo lo que nos agobie o apague el vigor de nuestra alma. Y el pecado que fácilmente nos asedia, como el pecado de nuestra constitución, el pecado de nuestra educación, el pecado de nuestra profesión.

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