Tertuliano sobre la resurrección de la carne

dice: "Porque nuestra leve tribulación, que es momentánea, obra como un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven", es decir, nuestros sufrimientos, "sino las cosas que no se ven», es decir, nuestras recompensas: «porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas»[265].

Orígenes Contra Celso Libro VI

Además, educado por estas palabras, y anhelando las cosas "supramundanas" y "supercelestiales", y esforzándose por alcanzarlas por ellas, dice en la segunda Epístola a los Corintios: "Por nuestra leve tribulación, que es sólo por un momento, obra en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero el las cosas que no se ven son eternas»[106].

Hechos y Martirio del Santo Apóstol Andrés

Estad, pues, más bien preparados para esto, a fin de que a través de las aflicciones temporales podáis alcanzar el descanso eterno, y podáis florecer para siempre, y reinar con Cristo.[13]

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Antiguo Testamento