Filipenses 3:20

Epístola de Mathetes a Diogneto

Pasan sus días en la tierra, pero son ciudadanos del cielo.[22]

Pastor de Hermas Similitud Primero

Él me dice: Tú sabes que los siervos de Dios moráis en tierra extraña, porque vuestra ciudad está muy lejos de ésta.[2]

Clemente de Alejandría Stromata Libro IV "Porque el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo", dice el [apóstol]; "y ahora vivo, aunque en la carne, como teniendo mi conversación en el cielo"[16].

Tertuliano de Corona

Pero tú eres un extranjero en este mundo, un ciudadano de Jerusalén, la ciudad de arriba. Nuestra ciudadanía, dice el apóstol, está en los cielos[54].

Tertuliano contra Marción Libro III

, o ciudadanía, está en el cielo,[357]

Tertuliano contra Marción Libro V

, "así también son los terrenales" -hombres de nuevo, por supuesto; "Por tanto, como es el celestial", es decir, el Hombre, del cielo, "tales son también los hombres que son celestiales".[470]

Tertuliano contra Marción Libro V

de nadie más que de Aquel a quien pertenecía la ley. "Nuestra conversación", dice él, "está en el cielo".[925]

Tertuliano sobre la resurrección de la carne

de donde también esperamos a nuestro Salvador Jesucristo, quien cambiará nuestro cuerpo de humillación, para que sea semejante a su cuerpo glorioso”[335]

Polícrates de Éfeso

su otra hija también, que pasó su vida[6]

Comentario de Orígenes sobre Mateo Libro X

y, "Nuestra ciudadanía está en los cielos".[81]

Comentario de Orígenes sobre Mateo Libro XII

lo decimos como Pedro, no porque la carne y la sangre nos lo revelen, sino por la luz del Padre que está en los cielos y que resplandece en nuestro corazón, también nosotros llegamos a ser como Pedro, siendo declarados bienaventurados como él lo fue, porque la razón por la cual él fue declarado bienaventurado se aplican también a nosotros, en razón del hecho de que la carne y la sangre no nos han revelado acerca de Jesús que Él es Cristo, el Hijo del Dios viviente, sino el Padre que está en los cielos, desde los mismos cielos, que nuestra ciudadanía esté en los cielos,[66]