Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a este sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.

Y a partir de entonces , particularmente este discurso, que parece haberlo llenado de asombro y redoblado su ansiedad,

Pilato procuró liberarlo , es decir, obtener su consentimiento para ello; porque podría haberlo hecho inmediatamente por su propia autoridad.

Pero los judíos clamaron , viendo su ventaja, y no tardaron en aprovecharla,

Si a éste dejas ir, no eres amigo de César: cualquiera que se hace rey a sí mismo, contra César habla. 'Esto', como observan Webster y Wilkinson, 'equivale a una amenaza de juicio político, lo cual sabemos que era temido por oficiales como los procuradores, especialmente de la calaña de Pilato o Félix. También consuma la traición y la desgracia de los gobernantes judíos, quienes estaban dispuestos, con el fin de destruir a Jesús, a fingir un celo por la supremacía de un príncipe extranjero.' El lector también debe observar cómo van y vienen en sus acusaciones. Al no lograr una condena por traición, habían retrocedido desesperados en la acusación de blasfemia. Pero al darse cuenta de lo débil que era ese argumento ante un mero gobernador civil, aprovechan la evidente confusión y vacilación de Pilato para volver a plantear la acusación de traición, pero en forma de una amenaza contra el propio Pilato si él dejara en libertad al prisionero.

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