Hebreos 11:1-40

1 La fe es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven.

2 Por ella recibieron buen testimonio los antiguos.

3 Por la fe comprendemos que el universo fue constituido por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

4 Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín. Por ella recibió testimonio de ser justo, pues Dios dio testimonio al aceptar sus ofrendas. Y por medio de la fe, aunque murió, habla todavía.

5 Por la fe Enoc fue trasladado para no ver la muerte y no fue hallado, porque Dios lo había trasladado. Antes de su traslado, recibió testimonio de haber agradado a Dios.

6 Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan.

7 Por la fe Noé, habiendo sido advertido por revelación acerca de cosas que aún no habían sido vistas, movido por temor reverente preparó el arca para la salvación de su familia. Por medio de la fe él condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe.

8 Por la fe Abraham, cuando fue llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por herencia; y salió sin saber a dónde iba.

9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, viviendo en tiendas con Isaac y Jacob, los coherederos de la misma promesa,

10 porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

11 Por la fe, a pesar de que Sara misma era estéril, él recibió fuerzas para engendrar un hijo cuando había pasado de la edad; porque consideró que el que lo había prometido era fiel.

12 Y por lo tanto, de uno solo, y estando este muerto en cuanto a estas cosas, nacieron hijos como las estrellas del cielo en multitud y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.

13 Conforme a su fe murieron todos estos sin haber recibido el cumplimiento de las promesas. Más bien, las miraron de lejos y las saludaron, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.

14 Los que así hablan, claramente dan a entender que buscan otra patria.

15 Pues si de veras se acordaran de la tierra de donde salieron tendrían oportunidad de regresar.

16 Pero ellos anhelaban una patria superior; es decir, la celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse el Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad.

17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac. El que había recibido las promesas ofrecía a su hijo único

18 de quien se había dicho: En Isaac te será llamada descendencia.

19 Él consideraba que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos. De allí que, hablando figuradamente, lo volvió a recibir.

20 Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú respecto al porvenir.

21 Por la fe Jacob, cuando moría, bendijo a cada uno de los hijos de José y adoró apoyado sobre la cabeza de su bastón.

22 Por la fe José, llegando al fin de sus días, se acordó del éxodo de los hijos de Israel y dio mandamiento acerca de sus restos.

23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses porque vieron que era un niño hermoso y porque no temieron al mandamiento del rey.

24 Por la fe Moisés, cuando llegó a ser grande, rehusó ser llamado hijo de la hija del faraón.

25 Prefirió, más bien, recibir maltrato junto con el pueblo de Dios que gozar por un tiempo de los placeres del pecado.

26 Él consideró el oprobio por Cristo como riquezas superiores a los tesoros de los egipcios, porque fijaba la mirada en el galardón.

27 Por la fe abandonó Egipto sin temer la ira del rey porque se mantuvo como quien ve al Invisible.

28 Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.

29 Por la fe ellos pasaron por el mar Rojo como por tierra seca; pero cuando lo intentaron los egipcios, fueron anegados.

30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de ser rodeados por siete días.

31 Por la fe no pereció la prostituta Rajab junto con los incrédulos, porque recibió en paz a los espías.

32 ¿Qué más diré? Me faltaría el tiempo para contar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas.

33 Por la fe, estos conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,

34 sofocaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron poderosos en batalla y pusieron en fuga los ejércitos de los extranjeros.

35 Mujeres recibieron por resurrección a sus muertos. Unos fueron torturados, sin aceptar ser rescatados, para obtener una resurrección mejor.

36 Otros recibieron pruebas de burlas y de azotes, además de cadenas y cárcel.

37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a espada. Anduvieron de un lado para otro cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados.

38 El mundo no era digno de ellos. Andaban errantes por los desiertos, por las montañas, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

39 Y todos estos, aunque recibieron buen testimonio por la fe, no recibieron el cumplimiento de la promesa

40 para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros; porque Dios había provisto algo mejor para nosotros.

DEFINICION DE LA FE ANTES MENCIONADA (Cap. 10:39): EJEMPLOS SACADOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO PARA NUESTRA PERSEVERANCIA EN LA FE.

1. Descripción de las grandes cosas que hace para nosotros la fe (en su sentido más amplio, no restringido aquí a la fe en el sentido evangélico). No es una definición plena de la fe en toda su naturaleza, sino una descripción de sus grandes características con relación al tema de las exhortaciones de Pablo aquí. a saber, a la perseverancia. la sustancia—Es la substanciación de las promesas de Dios que esperamos, como futuras en cumplimiento, haciéndolas realidades actuales para nosotros. Sin embargo, el griego se traduce “confianza” en el cap. 3:14, y puede que signifique aquí “segura confianza”. Así traduce Alford. Tomás Magister apoya nuestra versión: “Todo lo que sigue está contenido virtualmente en el primer principio; bien, el primer comienzo de las cosas esperadas está en nosotros por medio del asentimiento de la fe, la que virtualmente contiene todas las cosas esperadas”. Véase nota, cap. 6:5: “gustaron … poderes del mundo venidero”. Por la fe, el futuro objeto de la esperanza cristiana, en su comienzo, ya está presente. La fe verdadera infiere la realidad de los objetos creídos y esperados (v. 6). Hugo de San Víctor distingue entre la fe y la esperanza: por la fe sola estamos seguros de la existencia de las cosas eternas; por la esperanza estamos confiados en que las tendremos. Toda esperanza presupone la fe (Romanos 8:25). demostración—prueba convincente para el creyente; viendo así el alma lo que el ojo no puede ver. cosas que no se ven—todo el mundo invisible y espiritual; no meramente cosas futuras y cosas agradables, como “las cosas que se esperan”, sino también las pasadas y presentes, y las que son lo opuesto de agradables. “La vida eterna nos está prometida, pero es cuando estemos muertos; se nos dice de una dichosa resurrección, pero entretanto nos enmohecemos en el polvo; somos declarados justos, y el pecado mora en nosotros; oímos decir que somos bienaventurados, mientras tanto estamos aplastados de miserias sin fin; se nos promete abundancia de todos los bienes, y con todo sufrimos hambre y sed; Dios declara que vendrá inmediatamente en nuestro socorro, pero parece sordo a nuestro clamor. ¿Qué haríamos si no tuviéramos la fe y la esperanza en que apoyarnos, y si nuestra mente no ascendiera entre la oscuridad por encima del mundo por medio del brillo de la palabra y el Espíritu de Dios?” [Calvino]. La fe es el asentimiento a las verdades creíbles ante el testimonio de Dios (no por lo razonable de lo revelado, aunque por ella podemos juzgar si se trata de una revelación genuina), impartido a nosotros en los escritos de los apóstoles y profetas. Así es la ascensión de Cristo la causa, y su ausencia la corona de nuestra fe: por cuanto él ascendió, por tanto más creemos; y por cuanto creemos en él ascendido, por tanto más acepta es nuestra fe. [El Obispo Pearson]. La fe cree lo que no ve; porque si tú ves, no hay fe: el Señor se ha ido para no ser visto; está escondido para ser creído; el ardiente deseo por la fe, por aquel invisible, es la preparación de una mansión celestial para nosotros; cuando él aparezca, nos será dada como galardón de la fe. [Agustín]. Puesto que la revelación trata exclusivamente de cosas espirituales e invisibles, la fe es la facultad que hemos menester, porque es la demostración de las cosas no vistas. Por la fe aventuramos nuestros intereses eternos sobre la misma palabra de Dios, y esto es del todo razonable.

2. por ellaGriego, “en ésta” (más enfático); respecto de la misma, en relación con ella … alcanzaron testimonio—Se hizo testimonio (favorable) de ellos (véase cap. 7:8). Es una frase de Lucas, compañero de Pablo. No sólo los hombres, sino Dios también dió testimonio de la fe de ellos (vv. 4, 5, 39). Aprobados así por testimonio, ellos mismos vienen a ser testigos para otros (cap. 12:1). Los primeros ancianos tuvieron su paciencia ejercitada por mucho tiempo; los posteriores, en más agudas aflicciones. Muchas cosas que ellos esperaron y no vieron, después se realizaron y fueron conspicuamente vistas, hecho que confirmó la fe. [Bengel]. los antiguosGriego, “los ancianos”, como si aun viviesen, dando su poderoso testimonio en cuanto a lo razonable y a lo excelente de la fe (cap. 12:1). No meramente los antiguos, como si fuesen personas solamente del pasado; no, pertenecen a la una y misma familia bendita que nosotros (vv. 39, 40). “Los ancianos”, a quienes reverenciamos tan altamente. “Pablo enseña cómo debemos buscar en toda su plenitud, bajo el velo de la historia, la substancia esencial de la doctrina a veces brevemente indicada”. [Bengel]. “Los ancianos”, así como “los padres”, es un título de honor dado en base a la franca fe y práctica de ellos.

3. entendemos—percibimos con nuestra inteligencia espiritual el hecho de la creación del mundo por Dios, aunque ni le vemos a él ni el acto de la creación descrito en Génesis 1. El mundo natural no podría, sin la revelación, enseñarnos esta verdad, aunque confirma la verdad una vez aprendida por la revelación (Romanos 1:20). Adán es pasado por alto aquí tocante a su fe, acaso por ser el primero en caer y quien trajo el pecado sobre todos nosotros; aunque no se sigue que él no se arrepintiese y creyese la promesa. los siglos—todo cuanto existe en tiempo y espacio, visible e invisible, presente y eterno. compuestos—“bien compaginados y consolidados”; inclusive la creación de las partes separadas y la organización armoniosa del todo, y la continua providencia que todo lo mantiene a través de todas las edades. Como la creación es la base y un espécimen de toda la economía divina, así es la fe en la creación la base y un espécimen de toda fe. [Bengel]. por la palabra de Dios—no la Palabra personal (Griego, logos, Juan 1:1) aquí, sino la palabra hablada (Griego, rhema); no negando que fué por la instrumentalidad de la Palabra personal (cap. 1:2). siendo hechoTradúzcase el griego: “de modo que no de las cosas que aparecen han sido hechas las cosas que se ven”; no como en el caso de todas las cosas que vemos reproducidas de materiales previamente existentes y visibles, como, por ejemplo, la planta de la semilla, el animal de sus padres, haya surgido el mundo visible de materiales visibles. Se insinúa también por la primera parte del versículo que los mundos espirituales invisibles no fueron formados de materiales preexistentes. Bengel lo explica distinguiendo entre “aparecer”, es decir, asomar (en la creación) y lo que se ve ya en existencia, no meramente lo que empieza a ser visto; de modo que las cosas vistas (visibles) no fueron hechas de las que aparecen, eso es, que empiezan a ser vistas por nosotros en un acto de creación. No fuimos espectadores de la creación; es por la fe que la percibimos.

4. mayor sacrificio—porque fué ofrecido en fe. Bien, la fe debió tener alguna revelación de Dios de que asirse. La revelación en este caso sin duda fué el mandato de Dios de ofrecer animales (“primicias del rebaño”) en señal de la pérdida de vida del hombre a causa del pecado, y como tipo del prometido quebrantador de la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15), el solo sacrificio verdadero; este mandato está implícito en el haber hecho Dios mantos de pieles para Adán y Eva (Génesis 3:21): pues estas pieles debieron ser sacadas de animales muertos en sacrificios; por cuanto no era para el alimento que fueron degollados, no siendo permitido comerse la carne de animales sino hasta después del diluvio; ni para ropa meramente, pues en tal caso se podía haber hecho ropa de la lana sin la inútil crueldad de matar el animal; pero un saco de piel puesto en Adán procedente de un animal sacrificado, tipificaba el cubrir o propiciar (expiar en hebreo significa cubrir), que resulta del sacrificio de Cristo. Un sacrificio mayor, más amplio, “más excelente”, por participar mayormente y en esencia de la verdadera naturaleza y virtud de un sacrificio. [El arzobispo Magee]. No se debió a mérito íntrínseco alguno en “las primicias del rebaño” superior al “fruto de la tierra”. Fué la ordenación de Dios lo que le dió toda su excelencia como sacrificio; de lo contrario, hubiera sido un acto presuntuoso de culto volitivo (Colosenses 2:23) y el tomar una vida, a lo que el hombre no tenía derecho antes del diluvio (Génesis 9). El sacrificio parece haber sido un holocausto, y la señal de la aceptación divina fué probablemente la consunción por fuego del cielo (Génesis 15:17). Por tanto “aceptar” un sacrificio quemado es en hebreo “volverlo en cenizas” (Salmo 20:3). Una llama parece haber salido de la Shekinah, el flameante querubín, al este del Edén (“la presencia del Señor”, Génesis 4:16), donde se hicieron los primeros sacrificios. Caín, en incredulidad y arrogancia, trajo meramente una ofrenda de gracias, no sintiendo como Abel su necesidad del sacrificio propiciatorio señalado por el pecado. Dios “miró con agrado (primero) a Abel y (después) a su ofrenda” (Génesis 4:4). La fe hace que la persona del creyente sea acepta, y luego su ofrenda. Aun el sacrificio de un animal, ordenado por cierto por Dios, no hubiera sido aceptado, si no hubiese sido ofrecido en fe. alcanzó testimonio—Atestando Dios por fuego su aceptación de Abel como “justo por la fe”. sus presentes—el término común por sacrificios, que denota que deben ser ofrecidos espontáneamente. difunto, aun habla—Su sangre clamando a Dios desde el suelo, demuestra cuán precioso, a causa de su fe, él aún era aunque estaba muerto. Así que Abel nos es testigo de los efectos bienaventurados de la fe.

5. La fe de Enoc fué su medio de agradar a Dios; y el haber agradado él a Dios fué el motivo de su traslación. traspuesto—(Génesis 5:22, Génesis 5:24). Denota una traslación repentina (el mismo vocablo griego en Gálatas 1:6, metáthesis) de la mortalidad, sin la muerte, a la inmortalidad; tal cambio experimentarán los vivos en la venida de Cristo (1 Corintios 15:51). tuvo testimonio—a saber, de la Escritura; el pretérito perfecto indica que este testimonio continúa: “ha sido testificado de él”. agradado a Dios—El testimonio de la Escritura virtualmente expresa que agradó a Dios, es decir: “Enoc caminó con Dios” (Génesis 6:9), frase que traduce la versión de los Setenta: “Agradó a Dios”. sin feGriego, “aparte de la fe”: si uno carece de fe. agradarTradúzcase como Alford, el aoristo griego: “Es imposible agradar a Dios de manera alguna” (Romanos 8:8). Las gracias naturales y “las obras hechas antes de la gracia de Cristo no son agradables a Dios, por cuanto no surgen de la fe en Jesucristo: antes bien, por cuanto no son hechas de la manera que Dios quiso, no dudamos tengan la naturaleza del pecado” (Art. XIII, Libro de Oración Común, de la Iglesia Episcopal). Las obras no arraigadas en Dios son pecados espléndidos. [Agustín]. el que a Dios se allega—que acude para adorar. menester que … crea—Debe creer una vez por todas, aoristo griego. que le hay—Que Dios es, o existe; es el verdadero “existente por sí mismo” Jehová (en contraposición con los así llamados dioses, ídolos, Gálatas 4:8), la fuente de todo ser, aunque no le ve (v. 1), por cuanto es “invisible”. Así Enoc: este texto quiere decir que él no había sido favorecido con apariciones visibles de Dios; con todo creía en su existencia y en el gobierno moral de Dios, como Galardonador de sus adoradores diligentes, en contraste con los escépticos antediluvianos. Tampoco fué Moisés así favorecido antes de salir de Egipto la primera vez (v. 27); con todo creía. y que es—es decir, “viene a ser”, “es eventualmente”, resulta ser. galardonador—El galardón es Dios mismo, diligentemente “buscado” y “acompañado” (“caminando con Dios”), en parcial comunión aquí, a ser gozada plenamente allá. Véase Génesis 15:1; “Yo soy tu galardón sobremanera grande”. de los que—solamente. le buscanGriego, “rebuscan”; la versión inglesa: “buscan con diligencia”. Véase “Madrugando me buscan” (Proverbios 8:17). No sólo “pedid” y “buscad”, sino también “llamad” (Mateo 7:7, con 11:12), “porfiad” como en la agonía de la lucha (Lucas 13:24).

7. habiendo recibido respuesta—El mismo verbo griego del cap. 8:5, “amonestado de Dios”. con temor—no con miedo servil, sino como en la Nota del cap. 5:7; Griego, temor reverencial; en contraste con el escarnio mundano a la revelación, y la falsa seguridad propia. Unase “por fe” con “aparejo el arca” (1 Pedro 3:20). condenó al mundo—Pues así como él creyó y fué salvo, así ellos podrían haber creído y sido salvos. de modo que su condenación por Dios está demostrada, por el caso de Noé, ser justa. la justicia que es por la feGriego, “según la fe”. Un pensamiento paulino. A Noé se le llama “justo” en Génesis 6:9. Cristo así llama a Abel, en Mateo 23:35. Tocante a la justicia de Noé, véanse Ezequiel 14:14, Ezequiel 14:20; 2 Pedro 2:5, “un predicador de la justicia”. Pablo aquí hace que la fe sea el principio y base de la justicia de Noé. heredero—la consecuencia del estado de hijo, que surge de la fe.

8. De los santos antediluvianos, pasa a los patriarcas de Israel, a quienes pertenecían “las promesas”. llamado—por Dios (Génesis 12:1). Los manuscritos más antiguos y la Vulgata tienen: “El que fué llamado Abrahán”, siendo cambiado su nombre de Abram a Abrahán en la ocasión cuando Dios hizo con él y con su simiente el pacto sellado con la circuncisión, muchos años después de su llamamiento para salir de Ur. “Por la fe, el que fué (después) llamado Abrahán (“padre de naciones”, Génesis 17:5, para llegar a ser lo cual, fué el propósito de Dios en sacarlo fuera de Ur) obedeció (el mandato de Dios, sobreentendido) para salir, etc. que había de recibir—No había recibido plenamente aún esta promesa cuando salió, porque no le fué dada explicitamente hasta que llegó a Canaán (Génesis 12:1, Génesis 12:6). Cuando la promesa de la tierra le fué dada, el cananeo estaba aún en la tierra, y Abrahán mismo era extranjero en ella; es en el nuevo cielo y la nueva tierra que él recibirá su herencia personal que le fué prometida; asimismo los creyentes peregrinan sobre la tierra, mientras los impíos y Satanás se enseñorean sobre ella; pero a la venida de Cristo la misma tierra, escenario ahora de los conflictos del creyente, será la herencia de Cristo y de sus santos.

9. habitó—cual “extranjero y peregrino”. enGriego “eis”, adentro de, entró y moró allí. como en tierra ajena—en tierra no suya sino de otros (así el griego), Hechos 7:5. morando en cabañas —en tiendas (carpas): como hacen los extranjeros y peregrinos, mudándose de una a otra parte, sin posesiones propias fijas. En contraste, la “ciudad” permanente (cap. 10:10). con—Siendo de ellos la misma clase de morada, es prueba de que la fe de ellos era la misma. Todos por igual estaban contentos de esperar y aguardar los bienes futuros (Lucas 16:25). Jacob tenía quince años cuando murió Abrahán. herederos juntamente de la misma promesa—Isaac no la heredó de Abrahán, ni Jacob de Isaac; la heredaron todos de Dios directamente como “coherederos”. En cap. 6:12, 15, 17, “la promesa” significa la cosa prometida, como cosa ya en parte recibida; pero en este capítulo “la promesa” es de algo aún venidero. Pero véase nota sobre cap. 6:12.

10. esperabaGriego, “estaba aguardando”; a la viva expectativa (Romanos 8:19). ciudadGriego,la ciudad” ya aludida. El mundano Enoc, hijo del homicida Caín, fué el primero en edificar ciudad aquí; los patriarcas piadosos aguardaban la ciudad suya en el más allá (v. 16; cap. 12:22; 13:14). con fundamentosGriego, “con los cimientos”, los cuales no tenían las cabañas, ni tampoco las ciudades actuales de los hombres. el artífice y hacedorGriego, “Diseñador” (Efesios 1:4, Efesios 1:11) y maestro edificador”, o ejecutor del proyecto. La ciudad es digna de su Arquitecto y Constructor (v. 16: cap. 8:2).

11. la misma Sara—aunque era el vaso más débil, y aunque al principio dudó. y parió—Frase omitida de los manuscritos más antiguos. Tradúzcase: “… fuerza … simiente fuera del tiempo …” (Romanos 4:19). creyó ser fiel—cuando hubo dejado de dudar, instruída por el ángel de que no se trataba de una chanza sino de algo serio.

12. amortecido—ya sin los enérgicos poderes vitales de la juventud. estrellas … arena—(Génesis 22:17).

13-16. Resumen de las excelencias características de la fe de los patriarcas. Conforme a la fe—murieron todos como creyentes, esperando, sin haberlos visto aún en realidad, los bienes venideros que les estaban prometidos. Fueron fieles a este principio de la fe, aun hasta la hora de su muerte, y especialmente en la misma (vv. 20, 21). todos éstos—empezando con Abrahán (v. 8), a quien fueron hechas las promesas (Gálatas 3:16), y a quien se alude al final del v. 13 y en el v. 15. [Bengel y Alford]. Pero el “todos” no puede sino incluír a Abel, Enoc y Noé. Puesto que éstos no recibieron la promesa de entrar en el Canaán literal, alguna otra promesa hecha en las edades primeras, y muchas veces repetidas, debe ser la aquí referida, es decir, “la simiente de la mujer quebrantaría la cabeza de la serpiente”. Así que las promesas aquí mencionadas no pueden ser meramente temporales, pues Abel y Enoc. mencionados también, no recibieron promesa temporal alguna. [El arzobispo Magee]. Esta promesa de eterna redención es la íntima esencia de la promesa hecha a Abrahán (Gálatas 3:16). sin haber recibido—Esto es lo que constituía la fe de ellos. Si hubiesen “recibido” LA COSA PROMETIDA (así significa “las promesas” aquí: se emplea el plural a causa de la frecuente repetición de la promesa a los patriarcas: el v. 17 dice que él recibió las promesas, sí, pero no la cosa prometida), ya hubiera sido la vista, y no la fe. mirándolas de lejos—(Juan 8:56). Cristo, como la Palabra, fué predicado a los creyentes del Antiguo Testamento, y llegó a ser la semilla de vida a sus almas, como lo es a las nuestras. y creyéndolas—Y persuadidos (por ellas); omitido en los manuscritos más antiguos. saludándolas—la versión inglesa: “abrazándolas”, como si no estuviesen “de lejos”, sino al alcance, como para tomarlas entre brazos. Trench niega esta traducción, dado que aquellos creyentes sólo vieron las promesas desde lejos; él traduce: “saludándolas”, como el marinero de retorno reconoce de lejos algún promontorio bien conocido de su tierra natal. Así Alford. La exclamación de Jacob: “Tu salud esperaré, oh Jehová” (Génesis 49:18), es una tal salutación a la salvación de lejos [Delitzsch]. confesando … advenedizos—Así Abrahán a los hijos de Heth (Génesis 23:4); Jacob a Faraón (Génesis 47:9; Salmo 119:19). Los mundanos se asen del mundo, los creyentes quedan de él sueltos. Los ciudadanos del mundo no se confiesan ser “peregrinos en la tierra”. sobre la tierra—Contrastado con la celestial (v. 16). “Nuestra ciudadanía está en el cielo” (Griego, cap. 10:34; Salmo 119:54; Filipenses 3:20). “Todo aquel que profesa tener a un Padre en el cielo, se confiesa extranjero en la tierra; por tanto hay en su corazón un ardiente anhelo, como de un niño que vive entre extraños, en indigencia y tristeza, lejos de su patria” [Lutero]. “Como naves en la mar: en la tierra, mas sobre la tierra”.

14. Porque—la prueba de que aquella “fe” era el principio que los motivaba. buscanGriego, “inquirían”, indicando la dirección que llevan sus deseos. una patria—Confesándose extranjeros aquí, significando evidentemente que no consideran que ésta sea su tierra, su patria, y que buscan otra y mejor.

15. Como Abrahán, sí hubiera deseado abandonar su peregrinaje en Canaán y volver a fijar su residencia en Ur, entre los carnales y mundanos, tuvo en su larga vida amplias oportunidades para hacerlo; y del mismo modo espiritualmente todos los creyentes, salidos del mundo para ser el pueblo de Dios, podrían, si así quisiesen, volver fácilmente atrás.

16. Prueba la verdad de que los antiguos padres no esperaban solamente, como algunos aseveran, “promesas transitorias” (Art. VII, Libro de Oración Común, de la Iglesia Epsicopal Anglicana). EmperoGriego, “Ahora bien”, (como es el caso), desean (así el griego) una mejor …” Dios no se avergüenzaGriego, “no se avergüenza de ellos”. No tan sólo una vez se llamó Dios de ellos, sino que no se avergüenza ahora de hacerse llamar así, estando ellos activos morando con él allá donde está. Porque, por la ley, Dios no puede ponerse en contacto con cosa muerta. Nadie permaneció muerto en la presencia de Cristo (Lucas 20:37). El que es Señor y Hacedor del cielo y de la tierra y de todo lo que en ellos hay, al preguntársele: “¿Cómote llamas?”, dijo, omitiendo todo otro título: “Yo soy el Dios de Abrahán. el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”. [Theodoret]. No sólo no se avergüenza. sino que se gloría en el nombre de su pueblo y en su relación con ellos. El “por lo cual” no significa que el beneplácito de Dios sea la consecuencia meritoria, sino la gratuita consecuencia de la obediencia de ellos (dicha obediencia siendo, en primer lugar, el resultado del Espíritu de Dios que obró en ellos). El primero así se llamó a si mismo y luego ellos así lo llamaron. porque—en prueba de ser el Dios de ellos, a saber: “Les aparejó (Gr.) (en sus eternos consejos, Mateo 20:23; Mateo 25:34, y por los hechos progresivos de la redención, Juan 14:2) una ciudad”, la ciudad donde él reina, de modo que los anhelos de ellos no serán defraudados (vv. 14, 16). ciudad—Sobre su ornamentación por Dios, véase Apocalipsis 21:10.

17. ofreció—es decir, “ha ofrecido”, como si el hecho y su alabanza perduraran aún. [Alford]. En cuanto a su intención, sacrificó sí a Isaac; y en realidad “lo estaba ofreciendo”, en lo que toca a la presentación de él cual ofrenda a Dios sobre el altar. probadoGriego, “tentado”, como en Génesis 22:1. Probado en cuanto a su fe. No que Dios “tiente” a pecar, pero Dios “tienta” en el sentido de probar (Santiago 1:13). y—y así … el que (Abrahán) había recibido—Más bien como el griego:aceptado”, eso es, saludado y abrazado por la fe, a las promesas, no meramente “tenía las promesas” como en el cap. 7:6. Esto agravaba la dificultad que se oponía a su fe, el que en la posteridad de Isaac las promesas habían de cumplirse; ¿cómo podían cumplirse en él, si Isaac había de ser sacrificado? ofrecía—estaba en el acto de ofrecerle. al unigénito—Véase Génesis 22:2 : “Toma tu hijo, tu único”. Eusebio [Preparatio Evangélica, 1:10 y 4:16] ha conservado un fragmento de una traducción griega de Sanchoniatho, que menciona el sacrificio místico de los fenicios, en el que un príncipe en ropaje real era quien ofrecía, y su hijo único debía ser la víctima; era evidentemente una tradición derivada de la ofrenda de Abrahán y transmitida por Edom o Esaú, hijo de Isaac. Isaac era el unigénito hijo con respecto a Sara y las promesas: Abrahán expulsó a sus otros hijos, nacidos de otras mujeres (Génesis 25:6). Abrahán es tipo del Padre que no perdonó a su Hijo unigénito para cumplir los eternos propósitos de amor. En ninguna parte de la ley mosaica permitió Dios los sacrificios humanos, aunque reclamaba para sí a los primogénitos de Israel.

18. Habiéndole …—“Al cual (Abrahán, no a Isaac) fué dicho” [Alford]. Bengel apoya la versión inglesa: “del cual fué dicho.” Así en el cap. 1:7 la misma preposición griega significa “de” o “en respecto de”. Este versículo da una definición del “hijo unigénito” (v. 17). En Isaac te será llamada simiente—(Génesis 21:12). La posteridad de Isaac solo será contada como la simiente de Abrahán, la que es heredera de las promesas (Romanos 9:7).

19. La fe contestaba a todas las objeciones que la razón oponía a la orden de Dios de que Abrahán ofreciera a Isaac, sugiriéndole que lo que Dios había prometido, lo podía cumplir y lo cumpliría, por imposible que pareciera tal ejecución (Romanos 4:20). de (entre) los muertos … levantar—Véase Romanos 4:17 : “El cual da vida a los muertos”. La vivificación de la matriz muerta de Sara sugeriría la idea del poder de Dios para levantar aun a los muertos, aun cuando ningún ejemplo de ello había habido aún. por figuraGriego, “en parábola”. Alford explica: “Le recibió devuelto, resucitado de la muerte, que le había acontecido bajo la figura del cordero”. Yo prefiero, con el obispo Pearson. Estio y Gregorio de Nyssa, entender que la figura es la representación que toda la escena dió a Abrahán de Cristo en su muerte (tipificada por el ofrecimiento de Isaac en intención y por la sustitución en efecto del cordero, que corresponde a la muerte vicaria de Cristo), y en su resurrección (tipificada por haberle recibido Abrahán devuelto de la boca de la muerte; véase 2 Corintios 1:9); así como en el día del perdón el macho cabrío muerto y el azazel juntos formaban un solo rito que representaba la muerte y la resurrección de Cristo. Fué entonces cuando Abrahán vió el día de Cristo (Juan 8:56): pensando que Dios era poderoso para levantar de entre los muertos; del cual estado de los muertos lo volvió a recibir como un tipo de la resurrección de Cristo.

20. Jacob—antepuesto a Esaú, como heredero de la bendición principal, es decir, la espiritual. respecto a cosas que habían de serGriego, “hasta tocante a cosas venideras”, no solamente a las presentes. Isaac, por su fe, asignó a sus hijos las cosas futuras, así como si fuesen presentes.

21. los hijos de José—(Génesis 47:29; Génesis 48:8). No conocía a los hijos de José, y no los podía distinguir por la vista (por estar ciego), pero con todo los distinguió por la fe, trasponiendo las manos intencionalmente, de modo de poner la derecha sobre el menor Efraín, cuya posteridad había de ser mayor que la de Manasés; también adoptó a estos dos nietos por hijos propios suyos, habiendo transferido el derecho de primogenitura a José (Génesis 48:22). y adoró—Esto no tuvo lugar en conexión inmediata con lo antes dicho. sino antes, cuando Jacob hizo jurar a José que lo enterraría con sus padres en Canaán, no en Egipto. La seguridad de que José así lo haría le llenó de piadosa gratitud a Dios, la que expresó irguiéndose en la cama en actitud de adoración. Su fe, como la de José (v. 22), consistía en su anticipación tan segura del cumplimiento de la promesa de Dios de dar Canaán a sus descendientes, como de ser enterrado allí como en su debida posesión. estribando sobre la punta de su bordónGénesis 47:31, el hebreo y la versión inglesa: “Adoró sobre la cabecera de la cama”. La Versión de los Setenta traduce como Pablo aquí. Jerónimo con razón reprueba la noción de la Roma Moderna, de que Jacob adorara la punta del bordón de José, que tuviese la imagen de autoridad de José, al cual Jacob se inclinara en reconocimiento de la futura soberanía de la tribu de su hijo, el padre haciendo reverencia al hijo (!) El hebreo, como traducido en la versión inglesa, lo hace de un lado: se alude a la cama después (Génesis 48:2; Génesis 49:33), y es probable que Jacob se diera vuelta en la cama, tornando el rostro hacia la almohada (Isaías 38:2). No hay cujas de cama en el Oriente. Pablo, adoptando la versión de los Setenta, hace resaltar, bajo el Espíritu. otro detalle, a saber: que el anciano patriarca usó su propio bordón (no el de José) para apoyarse mientras adoraba sobre la cama. El bordón, también, era el emblema de su condición de peregrino aquí en camino a la ciudad celestial (vv. 13, 14), en la cual condición Dios le había apoyado tan maravillosamente. Génesis 32:10 : “Con mi bordón pasé este Jordán, y ahora soy viejo …” (compárese Éxodo 12:11; Marco 6:8). En 1 Reyes 1:47, la misma cosa se dice de David. que “el rey adoró en la cama”, en hacimiento reverencial de gracias a Dios por el favor hecho a su hijo antes de su muerte. Omite mención de la bendición a los doce hijos de Jacob, porque “recoge sólo las flores que están en su camino, y deja lleno todo el prado para sus lectores”. [Delitzch en Alford].

22. la partida—“el éxodo” (Génesis 50:24). La eminente posición de José en Egipto no hizo que lo tuviese por su hogar; en fe miraba hacia el cumplimiento de la promesa de Dios tocante a Canaán, y deseó que sus huesos descansasen allá: testificando (1) que no abrigaba duda alguna respecto de la obtención por su posteridad de la tierra prometida, y (2) que él creía en la resurrección del cuerpo y en goce en él del Canaán celestial. Su deseo se cumplió (Josué 24:32; Hechos 4:16).

23. sus padres—Así la versión de los Setenta tiene a los dos, Amram y Jocabed (Números 26:59), pero en Éxodo 2:2, la madre sola se menciona. Sin duda Amram consentía en todo cuanto ella hacía, pero por encubrir lo más posible, él no aparecía destacado en lo que se hacía. hermoso niñoHechos 7:20 (versión inglesa) “en extremo hermoso”; griego, “agradable a Dios”. La “fe” de sus padres en la salvación del niño debió tener alguna revelación divina en que apoyarse (probablemente cuando nació), que señalara a su hermosísimo hijito como destinado a hacer alguna obra grande. Su hermosura probablemente fué “la señal” ordenada de Dios para afirmarles la fe. el mandamiento—de matar a los varoncitos (Éxodo 1:22).

24. Lejos de ser la fe contraria al caso de Moisés, él es un ejemplo eminente de la misma. rehusó—Creyendo en la abnegación, posiblemente hubiera logrado ascender al fin al trono de Egipto. Thermutis, hija de Faraón, según la tradición que Pablo bajo el Espíritu sanciona, lo adoptó, según dice Josefo, con el consentimiento del rey. Josefo dice que, cuando niño, Moisés arrojó al suelo la diadema que se le pusiera en broma, presagio de su subsecuente rechazo formal de su adopción por Thermutis. La fe le hizo preferir la adopción del Rey de reyes, invisible, y así escoger (vv. 25, 26) cosas que carne y sangre suelen rechazar.

25. El puso lo mejor del mundo en las balanzas con lo peor de la religión, y deliberadamente escogió lo segundo. “Escogiendo” denota una resolución deliberada, no un impulso precipitado. Ya tenía cuarenta años, edad cuando el juicio está maduro. temporales—Si el mundo tiene “comodidades” (Griego, “goces”) que ofrecer, no son sino temporales. Si la religión trae juntamente la “aflicción”, ésta también es temporal, mientras que sus “goces” son para siempre.

26. Teniendo por—“considerando”. el vituperio—es decir, el vituperio que cae sobre la iglesia y que Cristo considera el suyo propio, siendo él la Cabeza y la iglesia (tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo) su cuerpo. Israel tipificaba a Cristo; los sufrimientos de Israel eran sufrimientos, aflicciones. de Cristo (2 Corintios 1:5; Colosenses 1:24). Como la circuncisión fué el reproche de Egipto, así la circuncisión era el distintivo de la esperanza por Israel del Mesías, la que Moisés en especial abrigaba, y a causa de la cual los gentiles reprochaban a Israel. El vituperio del pueblo de Cristo será antes de mucho su gran gloria. porque mirabaGriego; “Quitando los ojos de toda otra consideración. fijó la vista en la (eterna) remuneración”.

27. no temiendo la ira del rey—Pero en Éxodo 2:14 se dice: “Moisés tuvo miedo y … huyó de delante de Faraón”. Es que tuvo miedo y huyó del peligro donde ningún deber le mandara quedar (el haberse quedado sin un llamamiento del deber, hubiera sido tentar a la Providencia y sacrificar su esperanza de ser el futuro libertador según las divinas intimaciones: su gran propósito. Nota, v. 23). No temió al rey tanto como para descuidar su deber y no volver cuando Dios le llamara. Fué a pesar de las prohibiciones del rey que salió de Egipto, no temiendo las consecuencias que probablemente le hubieran tocado, si le hubiesen aprehendido, cuando hubo desafiado al rey al salir de Egipto. Sí hubiese quedado reasumiendo su posición de hijo adoptivo de la hija de Faraón, su matanza del egipcio hubiera sido sin duda disimulada; pero su resolución de echar su suerte con los israelitas oprimidos hubiera sido imposible si él hubiera quedado y fué el motivo de su huída, y constituyó la “fe” de este acto suyo, según expresa la declaración aquí. El éxodo de Moisés con Israel no puede ser el significado aquí, pues aquél tuvo lugar, no en desobediencia del rey, sino por su deseo y orden. Además, el orden cronológico hubiera sido roto en tal caso, pues el otro punto especificado aquí, la institución de la Pascua, tuvo lugar antes del éxodo. Además, es la historia personal y la fe de Moisés que aquí se trata. La fe del pueblo (ELLOS “pasaron”) no se presenta sino en el versículo 29. se sostuvo—firme en su fe a pesar de las pruebas. Había huído, no tanto por miedo de Faraón, como por el sentimiento de repugnancia al darse cuenta de la insensibilidad del pueblo tocante a su alto destino, y por su desengaño al no poder inspirar en ellos aquellas esperanzas por las que él había sacrificado todas sus posibilidades terrenas. Esto explica su extraña renuencia y abatimiento cuando Dios le mandó ir a despertar al pueblo (Éxodo 3:15; Éxodo 4:1, Éxodo 4:10). viendo al Invisible—como si no tuviera que verse con los hombres, sino sólo con Dios, siempre delante de sus ojos por la fe, si bien invisible a los ojos mortales (Romanos 1:20; 1 Timoteo 1:17; 1 Timoteo 6:16). Por lo tanto no temía la ira de hombre visible, característica de la fe (v. 1; Lucas 12:4).

28. celebróGriego, “ha hecho” la pascua, celebrada aún en días de Pablo. Su fe aquí consistía en su creencia en la promesa del invisible Dios de que el ángel destructor pasaría, y no tocaría a los que estaban en las casas rociadas de la sangre (Éxodo 12:23). “Se conformó con la franca palabra de Dios, cuando el asunto no era aparente” [Calvino]. los primogénitosGriego, neutro plural, tanto de hombres como de animales.

29. pasaron—Moisés e Israel. Bermejo—así llamado por su planta marina de color rojo, o más bien de Edom (que significa rojo), el país lindante. probando los Egipcios—La temeridad y la presunción por muchos confundidas con la fe; con semejante presunción descabellada muchos se precipitan a la eternidad. Una cosa hecha por el creyente no es la misma cuando la hace el incrédulo. [Bengel]. Lo que fué la fe en Israel, fué presunción en los egipcios. sumergidosGriego,tragados”. Se hundieron en las arenas tanto como en las ondas del mar Bermejo. Véase Éxodo 15:12 : “La tierra los tragó”.

30. El sonar trompetas, aunque fuera por diez mil años, no puede derrumbar muros, pero la fe todo lo puede. [Crisóstomo]. siete días—mientras que los sitios suelen durar años.

31. Rahab manifestó su fe en su confesión, Josué 2:9, Josué 2:11 : “Yo sé que Jehová os ha dado la tierra; Jehová vuestro Dios es Dios en el cielo arriba y en la tierra abajo”. la ramera—Su vida anterior agranda la maravilla de su arrepentimiento, su fe y su preservación (Mateo 21:31). incrédulosGriego, “los desobedientes”, eso es, a la voluntad de Dios manifestada por los milagros hechos en favor de Israel (Josué 2:8). recibido—en su casa (Josué 2:1, Josué 2:4, Josué 2:6). con paz—pacíficamente, de modo que nada tuvieron que temer en su casa. Así Pablo, citando los mismos ejemplos (vv. 17, 31) del poder de la fe que Santiago (Josué 2:21, Josué 2:25) cita evidentemente como ejemplos de la justificacion por las obras, demuestra que al sostener la justificación por la fe sólo, no significa una fe muerta, sino “fe que obra en amor” (Gálatas 5:6).

32. el tiempo—propio para la largura de una Epístola. Acumula colectivamente algunos de entre muchos ejemplos de la fe. Gedeón—puesto antes que Barac, no cronológicamente, sino como el más célebre. Precisamente como Samsón por la misma razón se antepone a Jefté. La mención de Jefté como ejemplo de “la fe”, hace improbable que sacrificara la vida de su hija por causa de un voto impensado. David, el rey guerrero y profeta, forma transición de los jefes guerreros a los “profetas”, de los cuales Samuel es el primero mencionado.

33. ganaron reinos—como hizo David (2 Samuel 8:1, etc.); también Gedeón venció a los madianitas (Jueces 7). obraron justicia—como Samuel (1 Samuel 8:9; 1 Samuel 12:3; 1 Samuel 15:33; y David, 2 Samuel 8:15). alcanzaron promesas—como los profetas (v. 32); pues por ellos fueron dadas las promesas (véase Daniel 9:21). [Bengel]. Más bien, “alcanzaron el cumplimiento de promesas”, lo que previamente fué el objeto de su fe (Josué 21:45; 1 Reyes 8:56). En efecto, Barac, etc., también alcanzaron las cosas prometidas de Dios. No “las promesas”, que son aún futuras (vv. 13, 39). taparon las bocas de leones—Nótense las palabras: “porque creyó en su Dios”. También Samsón (Jueces 14:6), David (1 Samuel 17:34), Benaía (2 Samuel 23:20).

34. Apagaron fuegos—(Daniel 3:27). No meramente “apagaron el fuego”, sino que “apagaron el poder (así el griego) de fuego”. Daniel 3 y 5, recuerdan los últimos milagros del Antiguo Testamento. También los mártires de la Reforma. aunque no escaparon del fuego, fueron librados de modo que no tuviese el poder de dañarlos realmente ni permanentemente. evitaron filo de cuchillo—Así Jefté (Jueces 12:3); también David se escapó de la espada de Saúl (1 Samuel 18:11; 1 Samuel 19:10, 1 Samuel 19:12); Elías (1 Reyes 19:1, etc.; 2 Reyes 6:14). convalecieron—Samsón (Jueces 16:28; Jueces 15:19), Ezequías (Isaías 37 y 38). Milton dice de los mártires que “sacudieron el poder de las tinieblas con el irresistible poder de la debilidad”. fuertes en batallas—Barac (Jueces 4:14). Y los macabeos, los hijos de Matías, Judas. Jonathán y Simón, que libraron a los judíos de su cruel opresor, Antíoco de Siria, campos—Véase Jueces 7:21. Pero la referencia puede ser a los macabeos que derrotaron a los sirios y otros enemigos.

35. Las mujeres recibieron sus muertos por resurrección—como la viuda de Serepta (1 Reyes 17:17, etc.; cap. 22). La sunamita (2 Reyes 4:17, etc.; cap. 35). Los dos manuscritos más antiguos tienen: “Recibieron a mujeres de extranjeros con levantar a sus muertos”. 1 Reyes 17:24 demuestra que la resurrección del hijo de la viuda por Elías la llevó a la fe, de modo que él así la recibió en la comunidad, aun cuando era extranjera. Cristo, en Lucas 4:26, hace especial mención del hecho de que Elías fué enviado a una ajena de Israel, una mujer de Sarepta. Así Pablo puede citar éste como un caso de la fe de Elías, que al mandato de Dios fué a una ciudad gentil de Sidonia (contrariamente a los prejuicios judíos), y allí, como fruto de la fe, no sólo levantó al hijo muerto de la mujer, sino que también la recibió a ella como convertida en la familia de Dios, como reza la Vulgata. Con todo, la nuestra puede ser la versión correcta. unos—“unos empero” (así el griego), en contraste con los levantados de nuevo de la muerte. estirados—“rotos sobre la rueda”. Eleazar (2Ma 6:18-19, 2Ma 6:20, 2Ma 6:30). El torturado fué estirado sobre un instrumento como tambor, y azotado a muerte. no aceptando el rescate—o liberación, cuando se les ofreció. Así los siete hermanos (2Ma 7:9, 2Ma 7:11, 2Ma 7:14, 2Ma 7:29, 2Ma 7:36); y Eleazar (2Ma 6:21, 2Ma 6:28, 2Ma 6:30); “Aunque yo pude haber sido librado de la muerte sufro estos terribles dolores, siendo azotado”. mejor resurrección—que la de los hijos resucitados de las mujeres; o mejor que la que sus enemigos pudieran darles, que los librasen de la muerte (Daniel 12:2; Lucas 20:35; Filipenses 3:11). El cuarto de aquellos hermanos, refiriéndose a Daniel 12:2, dijo al rey Antíoco: “Ser muerto por los hombres ha de escogerse, a fin de aguardar las esperanzas que son de Dios de ser resucitados de nuevo por él; pero para ti no hay resurrección a la vida”. El escritor Deuteronomio 2 Macabeos expresamente desconoce la inspiración, lo que impide que tomemos equivocadamente la alusión de Pablo aquí como que él sancionara la Apócrifa como inspirada. Al citar a Daniel, cita un libro que se tiene por inspirado, y así tácitamente aprueba dicha creencia.

36. Otros—de una clase diferente de testigos (el griego es diferente: “unos”) alloi; “otros” (aquí, heteroi). experimentaronGriego, “recibieron prueba” de su fe mediante “vituperios y azotes”. prisiones—Hanani encarcelado por Asa (2 Crónicas 16:10). Miqueas, hijo de Imla, por Acab (1 Reyes 22:26).

37. apedreados—como Zacarías, hijo de Joiada (2 Crónicas 24:20; Mateo 23:35). aserrados—como se dice fué Isaías por Manasés; véase mi introduccción a Isaías. tentadospor sus enemigos en medio de sus torturas, a renunciar de su fe; la más amarga aflicción para ellos. O si no, por los de su propia casa, como lo fué Job [Estio]; o por los dardos de fuego de Satanás, como Jesús en sus últimas tentaciones.]Glasio[. Probablemente se incluían los tres modos de tentación; eran tentados en toda manera posible, por amigos y enemigos, por medios humanos y satánicos, por caricias y aflicciones, por palabras y por hechos, a rechazar a Dios; pero todo en vano, por el poder de la fe. a cuchillo—es decir, “murieron en homicidio de la espada”. En v. 34 se da un efecto opuesto de la fe: “evitaron filo de cuchillo”. Ambos asimismo son efectos maravillosos de la fe. Ella realiza grandes cosas y sufre grandes cosas, sin tenerlas por sufrimiento. [Crisóstomo]. Urías fué muerto por Joacim (Jeremias 26:23) y los profetas en Israel (1 Reyes 19:10). en pieles de ovejas—como Elías (1 Reyes 19:13, en la versión de los Setenta). Ellas eran blancas, mientras que las pieles de cabras eran negras (véase Malaquías 13:4).

38. De los cuales el mundo no era digno—Lejos de ser indignos de vivir en el mundo, como sugiere su destierro al desierto, etc., “el mundo no era digno de ellos”. Al excluírlos, el mundo excluía de sí mismo una fuente de bendiciones; tal como la que resultó José para Potifar (Génesis 39:5), y Jacob para Labán (Génesis 30:27). Al condenarlos a ellos, el mundo se condenaba a sí mismo. cavernaslit., “grietas”. Palestina, por su carácter montuoso, abunda en grietas y cuevas, que dan refugio a los perseguidos, como los cincuenta escondidos por Abdías (1 Reyes 18:4, 1 Reyes 18:13) y Elías (1 Reyes 19:8, 1 Reyes 19:13); Matatías y sus hijos (2Ma 2:28-29) y Judas Macabeo (2Ma 5:27).

39. aprobadosAun así, “no recibieron la promesa”, eso es, la final terminación de la “salvación” prometida para el retorno de Cristo (cap. 9:28); “la herencia eterna” (cap. 9:15). Abrahán recibió sí la misma cosa prometida (cap. 6:15) en parte, a saber, la bienaventuranza en el alma después de la muerte, en virtud de su fe en el Cristo por venir; la plena bienaventuranza en cuerpo y alma no será sino hasta que el número total de los elegidos se haya completado, y todos juntos, sin que unos precedan a otros, entren en la plena gloria y dicha. Además, de otro punto de vista, “es probable que alguna acumulación de bendición fuera añadida a las santas almas cuando Cristo vino y cumplió todas las cosas; así como con su entierro se levantaron muchos de los muertos, los que sin duda ascendieron al cielo con él” [Flacio en Bengel] (Véase nota sobre Efesios 4:8). El perfeccionamiento de los creyentes en título, y en respecto de la conciencia, tuvo lugar, una vez por todas, con la muerte de Cristo, por virtud de ser hecho perfecto él como Salvador por su muerte. Su perfeccionamiento en alma, ya desde la muerte de Cristo. se verifica con la muerte de ellos. Pero el perfeccionamiento universal y final no tendrá lugar sino hasta la venida de Cristo.

40. Proveyendo Dios—por divina premeditación desde la eternidad (véase Génesis 22:8, Génesis 22:14). alguna cosa mejor para nosotros—(cap. 7:19) mejor que lo que tuvieron ellos. Ellos no tuvieron en este mundo, “aparte de nosotros” (así el griego por “sin nosotros”; es decir, tuvieron que esperarnos para) la clara revelación de la salvación prometida, ahora realizada como la que tenemos nosotros en Cristo; en su estado de ultratumba sus almas parece que han recibido un aumento de dicha celestial con la muerte y ascensión de Cristo; no alcanzarán la gloria plena y final en cuerpo y en alma (la regeneración de la criatura), hasta que el número total de los elegidos (inclusive nosotros con ellos) sea completado. Los “padres”, Crisóstomo, etc., restringían el sentido de los vv. 39, 40 a esta última verdad, y me inclino hacia esta interpretación. La relación es así: Vosotros, hebreos, podréis ejercer la paciencia más fácilmente que los creyentes del Antiguo Testamento; porque ellos tuvieron mucho más que esperar, y aún esperan hasta que se junten los elegidos; vosotros, al contrario, no tenéis que esperarlos a ellos”. [Estio]. Yo creo que su objeto en estos versículos (39, 40) es amonestar a los cristianos hebreos contra su tendencia de volver al judaísmo. “Aunque los dignos del Antiguo Testamento alcanzaron tal eminencia por la fe, no son superiores a nosotros en privilegios, sino al contrario”. No somos nosotros los que seamos perfeccionados con ellos, sino más bien ellos lo son con nosotros. Ellos esperaban la venida del Señor; nosotros lo gozamos ya venido (caps. 1:1; 2:3). La muerte de Cristo, el medio de perfeccionar lo que la ley mosaica no podía perfeccionar, se reservó para nuestros tiempos. Véase cap. 12:2: “el perfeccionador (así el griego) de nuestra fe”. Ya que ha venido Cristo, aquéllos en el alma participan de nuestra bienaventuranza, siendo ellos “los espíritus de los justos hechos perfectos” (cap. 12:23); así Alford; pero véase la nota del cap. 12:23. El cap. 9:12 enseña que la sangre de Cristo, introducida en el santuario celestial por él, abrió primero la entrada al cielo (véase Juan 3:13). Con todo, los padres estaban al morir en la bienaventuranza por la fe en el Salvador que venía (cap. 6:15; Lucas 16:22).

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