• Números 11:4

    Entonces el populacho que había entre ellos se dejó llevar por la gula. Y también los hijos de Israel volvieron a llorar diciendo: — ¡Quién nos diera de comer carne!

  • Números 11:5

    Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos.

  • Números 11:6

    Pero ahora nuestro apetito se reseca, ya que no hay ante nuestros ojos más que el maná.

  • Números 11:7

    El maná era como la semilla del cilantro, y su aspecto era como el de la resina.

  • Números 11:8

    El pueblo se dispersaba para recogerlo, y lo molían en molinos de piedra o lo trituraban en morteros. Lo cocinaban en ollas y hacían de ello tortas que tenían sabor de tortas cocidas con aceite.

  • Números 11:9

    Cuando el rocío descendía de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.

  • Números 11:10

    Moisés oyó al pueblo que lloraba, de familia en familia, cada una a la entrada de su tienda, y el furor del SEÑOR se encendió en gran manera. También a Moisés le pareció mal,

  • Números 11:11

    y Moisés dijo al SEÑOR: — ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia ante tus ojos, para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?

  • Números 11:12

    ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Acaso yo lo engendré, para que me digas: “Como una nodriza lleva a un bebé, llévalo en tu seno a la tierra que juré dar a sus padres”?

  • Números 11:13

    ¿De dónde he de sacar yo carne para dar de comer a todo este pueblo, que llora ante mí diciendo: “Danos carne para que comamos”?

  • Números 11:14

    Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es demasiado pesado para mí.

  • Números 11:15

    Si así vas a hacer tú conmigo, concédeme por favor la muerte, si he hallado gracia ante tus ojos, para que yo no vea mi desgracia.

  • Números 11:16

    Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: — Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, a quienes tú conozcas como ancianos y oficiales del pueblo. Tráelos al tabernáculo de reunión, y que se presenten allí contigo.

  • Números 11:17

    Yo descenderé y hablaré allí contigo, tomaré del Espíritu que está en ti y lo pondré en ellos. Luego ellos llevarán contigo la carga del pueblo, y ya no la llevarás tú solo.

  • Números 11:18

    Y al pueblo dirás: “Santifíquense para mañana, y comerán carne. Pues han llorado a oídos del SEÑOR diciendo: ‘¡Quién nos diera de comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto’. El SEÑOR, pues, les dará carne, y comerán.

  • Números 11:19

    No comerán un día ni dos días, ni cinco días ni diez días ni veinte días,

  • Números 11:20

    sino hasta un mes; hasta que se les salga por las narices, y tengan náuseas. Por cuanto han menospreciado al SEÑOR, que está en medio de ustedes, y han llorado delante de él diciendo: ‘¿Por qué salimos de Egipto?’ ”.

  • Números 11:21

    Entonces dijo Moisés: — Yo estoy en medio de un pueblo de seiscientos mil hombres de infantería, y tú dices: “Les daré carne, y comerán todo un mes”.

  • Números 11:22

    ¿Se habrían de degollar para ellos las ovejas y las vacas para que les fuera suficiente? ¿Se habrían de juntar para ellos todos los peces del mar para que les fueran suficientes?

  • Números 11:23

    Entonces el SEÑOR respondió a Moisés: — ¿Acaso se ha acortado la mano del SEÑOR? ¡Ahora verás si se cumple para ti mi palabra, o no!

  • Números 11:24

    Entonces Moisés salió y dijo al pueblo las palabras del SEÑOR. Reunió a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los hizo estar de pie alrededor del tabernáculo.

  • Números 11:25

    Entonces el SEÑOR descendió en la nube y le habló. Tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo puso sobre los setenta ancianos. Y sucedió que cuando el Espíritu posó sobre ellos, profetizaron; pero no continuaron haciéndolo.

  • Números 11:26

    Pero en el campamento habían quedado dos hombres: uno se llamaba Eldad, y el otro Medad. Sobre ellos también se posó el Espíritu. Ellos estaban entre los que habían sido inscritos pero que no habían ido al tabernáculo, y comenzaron a profetizar en el campamento.

  • Números 11:27

    Entonces un joven corrió e informó a Moisés diciendo: — ¡Eldad y Medad profetizan en el campamento!

  • Números 11:28

    Luego intervino Josué hijo de Nun, quien era ayudante de Moisés, desde su juventud, y dijo: — ¡Señor mío, Moisés, impídeselo!

  • Números 11:29

    Moisés le respondió: — ¿Tienes tú celos por mí? ¡Ojalá que todos fueran profetas en el pueblo del SEÑOR, y que el SEÑOR pusiera su Espíritu sobre ellos!

  • Números 11:30

    Moisés volvió al campamento junto con los ancianos de Israel.

  • Números 11:31

    Entonces de parte del SEÑOR salió un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento, hasta la distancia de un día de camino de este lado y un día de camino del otro lado, hasta la altura de noventa centímetros sobre el suelo.

  • Números 11:32

    Entonces el pueblo permaneció levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, recogiendo las codornices. El que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí alrededor del campamento.

  • Números 11:33

    Aún estaba la carne entre sus dientes, antes que la comenzaran a masticar, cuando se encendió el furor del SEÑOR contra el pueblo, y el SEÑOR golpeó al pueblo con una gran plaga.

  • Números 11:34

    Y llamó el nombre de aquel lugar Quibrot-hataavah, porque allí sepultaron al pueblo glotón.

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