Daniel 4:1-37

1 El rey Nabucodonosor a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz les sea multiplicada.

2 Me ha parecido bien declarar las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho para conmigo.

3 ¡Cuán grandes son sus señales y cuán poderosos sus milagros! Su reino es un reino eterno, y su señorío de generación en generación.

4 [1]Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa y próspero en mi palacio.

5 Entonces tuve un sueño que me espantó, y las fantasías sobre mi cama y las visiones de mi cabeza me turbaron.

6 Por esto di un decreto para traer a mi presencia a todos los sabios de Babilonia, a fin de que me dieran a conocer la interpretación del sueño.

7 Entonces vinieron los magos, los encantadores, los caldeos y los adivinos, y yo conté el sueño delante de ellos, pero no me dieron a conocer su interpretación.

8 Al final entró delante de mí Daniel (cuyo nombre es Beltesasar, como el nombre de mi dios), en quien hay espíritu de los dioses santos. Yo conté el sueño delante de él, diciendo:

9 Beltesasar, jefe de los magos, como entiendo que en ti hay espíritu de los dioses santos y que ningún misterio está escondido de ti, dime las visiones del sueño que he tenido y su interpretación.

10 Estas son las visiones de mi cabeza en mi cama: Yo miraba, y he aquí un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.

11 Este árbol crecía y se hacía fuerte; su altura llegaba hasta el cielo y era visible hasta los confines de toda la tierra.

12 Su follaje era hermoso y su fruto abundante. En él había sustento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra los animales del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo. Todo mortal tomaba sustento de él.

13 Estando en mi cama miraba las visiones de mi cabeza, y he aquí que un vigilante, uno santo, descendía del cielo.

14 Él proclamaba con gran voz y decía así: “¡Derriben el árbol y corten sus ramas; sacudan su follaje y desparramen su fruto! ¡Huyan los animales que están debajo de él y las aves de sus ramas!

15 Pero dejen el tronco de sus raíces en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre el pasto del campo. Que él sea mojado con el rocío del cielo y que con los animales tenga su parte entre la hierba de la tierra.

16 Que su corazón de hombre sea cambiado; que se le dé un corazón de animal y pasen sobre él siete tiempos”.

17 La sentencia fue por decreto de los vigilantes, y la decisión por la palabra de los santos, para que los vivientes reconozcan que el Altísimo es Señor del reino de los hombres, que lo da a quien quiere y que constituye sobre él al más humilde de los hombres.

18 — Yo, el rey Nabucodonosor, he tenido este sueño. Tú, pues, Beltesasar, di la interpretación, puesto que todos los sabios de mi reino no han podido darme a conocer su interpretación. Pero tú sí puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en ti.

19 Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltesasar, quedó atónito por un momento y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: — Beltesasar, no te turben el sueño ni su interpretación. Y Beltesasar respondió y dijo: — ¡Oh señor mío, que el sueño sea para tus enemigos y su interpretación para tus adversarios!

20 El árbol que viste (que crecía y se hacía fuerte, y cuya altura llegaba hasta el cielo y que era visible a toda la tierra;

21 cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, de modo que en él había sustento para todos; debajo del cual habitaban los animales del campo y en cuyas ramas las aves del cielo tenían su morada)

22 eres tú mismo, oh rey, que has crecido y te has hecho fuerte. Tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.

23 En cuanto a lo que vio el rey (un vigilante, uno santo, que descendía del cielo y decía: “Derriben el árbol y destrúyanlo; pero dejen el tronco de sus raíces en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre el pasto del campo. Que él sea mojado con el rocío del cielo y que con los animales del campo tenga su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos”),

24 esta es, oh rey, la interpretación: Es un decreto del Altísimo que ha caído sobre mi señor el rey.

25 A ti te echarán de entre los hombres, y junto con los animales del campo estará tu morada. Te darán de comer hierba, como a los bueyes, y serás mojado con el rocío del cielo. Siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es Señor del reino de los hombres y que lo da a quien quiere.

26 Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra el tronco de las raíces del árbol, significa que tu reino continuará firme después que tú reconozcas que el señorío es de los cielos.

27 Por tanto, oh rey, que te sea grato mi consejo, y rompe con tus pecados mediante la práctica de la justicia, y con tus iniquidades mediante obras de misericordia para con los pobres. Tal vez esto resulte en la prolongación de tu tranquilidad.

28 Todo aquello le sobrevino al rey Nabucodonosor.

29 Al final de doce meses, mientras se paseaba sobre la terraza del palacio real de Babilonia,

30 dijo el rey: “¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué como residencia real, con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi majestad?”.

31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando descendió una voz del cielo: “A ti se te dice, oh rey Nabucodonosor, que el reino ha sido quitado de ti.

32 Te echarán de entre los hombres, y junto con los animales del campo será tu morada. Te darán de comer hierba como a los bueyes. Siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es Señor del reino de los hombres y que lo da a quien quiere”.

33 En la misma hora se cumplió la palabra acerca de Nabucodonosor y fue echado de entre los hombres. Comía hierba como los bueyes, y su cuerpo era mojado con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águilas y sus uñas como las de las aves.

34 “Pero al cabo de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo; y me fue devuelta la razón. Entonces bendije al Altísimo; alabé y glorifiqué al que vive para siempre. Porque su señorío es eterno, y su reino de generación en generación.

35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada. Él hace según su voluntad con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra. No hay quien detenga su mano ni quien le diga: ‘¿Qué haces?’.

36 “En el mismo tiempo me fue devuelta la razón, y mi dignidad y mi esplendor volvieron a mí para gloria de mi reino. Mis altos oficiales y mis nobles me buscaron. Yo fui restituido a mi reino y me fue añadida aun mayor grandeza.

37 Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey de los cielos, porque todas sus obras son verdad y sus caminos son justicia. Él puede humillar a los que andan con soberbia”.

CAPITULO 4

Vv. 1-37. EDICTO DE NABUCODONOSOR, QUE CONTIENE SU SEGUNDO SUEÑO ACERCA DE SI MISMO, Castigado con locura por su orgullo, se hunde hasta el nivel de las bestias (que ilustra Salmo 49:6, Salmo 49:12). La oposición entre la vida bestial y la humana, aquí presentada, es una llave para la interpretación del simbolismo su el cap. 7 acerca de las bestias y el Hijo del hombre. Después de sus conquistas, y después de edificar en quince días un palacio nuevo, según el historiador profano, Abideno (268 a. de J. C.), cuyo relato confirma a Daniel, él subió al techo de su palacio (véase el v. 29, Margen), desde donde podía ver alrededor de la ciudad que había edificado, y posesionado por alguna deidad, predijo la conquista persa de Babilonia, agregando una oración de que el jefe persa fuese llevado a su regreso, adonde no hubiese camino de hombres y donde paciesen las bestias salvajes (lenguaje evidentemente tomado por tradición de los vv. 32, 33, aunque su aplicación es diferente). En su locura, su mente excitada, naturalmente pensaría en la cercana conquista de Babilonia por los medos y persas, conquista ya anunciada en el cap. 2.

1. Paz—El saludo común en el oriente, “Shalom,” en hebreo, y salaam” en árabe. La revelación primitiva de la caída, y el alejamiento del hombre de Dios. hizo que se sintiera que la “paz” era la primera y más profunda necesidad del hombre. Los orientales (como el oriente fué la cuna de la revelación), conservaron la palabra por tradición.

2. conviene que—“Fué decoroso delante de mí” (Salmo 107:2). señales—pruebas significativas de la mediación omnipotente de Dios. Usa el plural pues comprende el sueño maravilloso, la interpretación maravillosa de él, y los resultados maravillosos.

4. estaba quieto—mis guerras terminadas, mi reino en paz. floreciente—“verde”. La semejanza tomada de un árbol (Jeremias 17:8). Próspero. (Job 15:32)

6. podrá parecer extraño que Daniel no fuese llamado primero. Pero fué ordenado por la providencia de Dios que él fuese reservado hasta el último, a fin de que todos los medios humanos se mostrasen vanos, antes que Dios manifestara su poder por medio de su siervo; así el orgulloso rey fué despojado de todas las seguridades humanas. Los caldeos eran los intérpretes oficiales de sueños; mientras que la interpretación de Daniel del cap. 2, había sido un caso peculiar, y de muchos años antes, no nabía sido consultado en tales asuntos desde entonces.

8. Beltsasar—llamado así por el dios Bel o Belus (véase Nota, cap. 1:7).

9. espíritu de los dioses santos—Nabucodonosor habla como pagano, quien sin embargo, ha absorbido algunas nociones del Dios verdadero. Habla de “dioses” en plural, pero agrega el epíteto “santos”, que se refiere a Jehová solo, pues los dioses paganos no hacían ninguna pretensión a la pureza. aun en la opinión de sus adeptos (Deuteronomio 32:31; véase Isaías 63:11). “He entendido”, se refiere a la habilidad de Daniel de muchos años antes (cap. 2), y por esto lo llama “príncipe de los magos”. ningún misterio se te esconde—no tienes dificultad para explicarlo.

10. un árbol—así el asirio es comparado con un “cedro” (Ezequiel 31:3; véase Ezequiel 17:24). en medio de la tierra—señalando su situación conspicua como el centro, desde el cual la autoridad imperial se irradiaba por todas partes.

12. a la sombra las bestias—dando a entender que el propósito de Dios en establecer imperios en el mundo, es que ellos sean como los árboles que dan a los hombres “frutos” para “mantenimiento”, y “sombra” para el descanso (véase Lamentaciones 4:20). Pero los poderes mundiales abusan del cargo por egoísmo; por esto viene el Mesías a plantar el árbol de su reino evangélico, el cual sólo realizará el propósito de Dios (Ezequiel 17:23; Mateo 13:32). Heródoto (Mateo 7:19) menciona un sueño (probablemente sugerido por la tradición de este sueño de Nabucodonosor en Daniel) que tuvo Jerjes, de que él fué coronado con el olivo, y que los ramos del olivo llenaron toda la tierra, pero que después desapareció la corona de su cabeza; lo que significaba que su dominio universal pronto terminaría.

13. un vigilante y santo—más bien, “aun un santo”. Sólo un ángel está indicado, y él no es uno de los malos, sino de los santos ángeles. Llamado “vigilante”, por estar siempre de guardia para ejecutar la voluntad de Dios [Jerónimo] (Salmo 103:20). Véase en cuanto a su vigilancia, Apocalipsis 4:8, “de dentro estaban llenos de ojos; y no tenían reposo día ni noche”. También vigilan a los hombres buenos encomendados a su cuidado (Salmo 34:7; Hebreos 1:14); y vigilantes tras el velo para apuntar sus pecados, y a las órdenes de Dios, finalmente los castigan (Jeremias 4:16), “vigilantes” referidos a los instrumentos humanos de la venganza divina. En cuanto a Dios (véase 9:14; Job 7:12; Job 14:16; Jeremias 44:27). En un sentido bueno (Génesis 31:49; Jeremias 31:28). La idea de “vigilantes” celestiales bajo el Dios supremo, (llamado en la Zend Avesta del Zoroastro persa “Ormuz”) se fundó en la revelación primitiva acerca de que vigilaban los ángeles malos, buscando oportunidad hasta lograr tentar al hombre para su ruina, y de que ángeles buenos ministraban a los siervos de Dios (como Jacob, Génesis 28:15; Génesis 32:1). Véase la vigilancia sobre Abrahán para bien, y sobre Sodoma para ira, después de tanto buscar en vano a hombres buenos en ella, por amor a los cuales la perdonaría; Génesis cap. 18, y sobre Lot para bien, Génesis cap. 19. Daniel aptamente pone la expresión en boca de Nabucodonosor, aunque no se halla en otra parte de las Escrituras, sin embargo, sustancialmente es sancionada por ella (2 Crónicas 16:9; Proverbios 15:3; Jeremias 32:19), y natural para él según los modos orientales del pensamiento.

14. Cortad el árbol—(Mateo 3:10; Lucas 13:7). El “santo” (Judas 1:14) incita a sus ángeles compañeros, a la obra por Dios señalada (véase Apocalipsis 14:15, Apocalipsis 14:18). váyanse las bestias que están debajo de él—No les proveerá más abrigo (Ezequiel 31:12).

15. la cepa de sus raíces—el reino todavía es reservado seguro para él al fin, como el tocón de árbol asegurado por un aro de bronce o hierro, para que no se raje por fuerza del calor del sol, en la esperanza de que brote (Isaías 11:1; véase Job 14:7). Barnes lo refiere al encadenamiento del loco real.

16. Su corazón—su entendimiento (Isaías 6:10). siete tiempos—siete años (cap. 12:7). “Siete” es el número perfecto: una semana de años: una completa revolución del tiempo que acompaña una completa revolución en el estado de su mente

17. demanda—es decir, decisión; en cuanto al cambio al cual está condenado Nabucodonosor. Se supone un consejo solemne de los seres celestiales (véase Job 1:6; Job 2:1), sobre el cual preside Dios. El “decreto” o “palabra” de él pues, dice que son de ellos (véase el v. 24, “sentencia del Altísimo”): “decreto de los vigilantes” “dicho de los santos”. Pues él ha puesto ciertos reinos bajo la administración de seres angélicos, sujetos a él (cap. 10:13, 20; 12:1). La palabra “demanda” en la segunda cláusula, expresa una idea distinta de la primera. No sólo como miembros del consejo de Dios (cap. 7:10; 1 Reyes 22:19; Salmo 103:21; Malaquías 1:10) suscriben ellos al “decreto” de Dios, sino que el decreto viene en contestación a sus oraciones, en las cuales ellos demandan que todo mortal sea humillado, quienquiera trate de obscurecer la gloria de Dios. [Calvino.] Los ángeles se entristecen, cuando son infringidas, en lo más minimo las prerrogativas de Dios. ¡Qué horrible que Nabucodonosor supiera que los ángeles arguyen en su contra por su orgullo, y el decreto ha sido sancionado en la alta corte del cielo para su humillación en respuesta a las demandas de los ángeles! Los conceptos son amoldados en una forma peculiarmente adaptada a los modos del pensamiento de Nabucodonosor. los vivientes—no como distinguidos de los muertos, sino como distinguidos de los habitantes del cielo, quienes “conocen” lo que se necesita enseñar a los hombres de la tierra (Salmo 9:16); los impíos confiesan que hay un Dios, pero alegremente quisieran limitarlo al cielo. Pero, dice Daniel, Dios se enseñorea no sólo allí, sino también “del reino de los hombres”. al más bajo de los hombres—el más humilde en condición (1 Samuel 2:8; Lucas 1:52). No son los talentos de alguno, ni su riqueza, ni su noble nacimiento, sino la voluntad de Dios es lo que eleva al trono. Nabucodonosor abatido hasta el muladar, y luego restaurado, había de tener en sí mismo una prueba de esto (v. 37).

19. Daniel … Beltsasar—el uso del nombra caldeo como también el hebreo, lejos de ser una objeción, como algunos lo toman, es una señal hecha sin intención, de su veracidad. En la proclamación a “todo pueblo”, y proclamación propuesta para honrar al Dios de los hebreos, Nabucodonosor usaría naturalmente el nombre hebreo (derivado de “El”, Dios, el nombre por el cual, el profeta era mejor conocido entre sus compatriotas), como también el nombre gentil por el cual era conocido en el imperio caldeo. lo espantaban—abrumado con pavor por el terrible significado del sueño. una hora—el original a veces quiere decir “un momento”, o “tiempo breve”, como en el cap. 3:6, 15. el sueño … no te espante—muchos déspotas habrían castigado a un profeta que se atreviera a predecir su ruina. Nabucodonosor le asegura a Daniel de que podrá hablar libremente. el sueño sea para tus enemigos—Debemos desear la prosperidad de aquellos bajo cuya autoridad nos ha puesto la providencia de Dios (Jeremias 29:7). El deseo aquí no es tanto contra otros como a favor del rey: una fórmula común (2 Samuel 18:32). No es el lepguaje de odio duro.

20. El árbol es el rey. Las ramas son los príncipes. Las hojas, los soldados. Los frutos, las entradas por impuestos. La sombra, la protección provista para los estados dependientes.

22. Tú mismo eres—El habla explícitamente y sin rodeos (2 Samuel 12:7). Mientras que tenía lástima del rey, con toda firmeza pronuncia su sentencia de castigo. Deben los ministros de Dios, tomar el término medio, por una parte, condenando a los pecadores bajo pretexto de fervor, sin señal alguna de compasión, y por la otra, adulando a los pecadores bajo pretexto de moderación. hasta el cabo de la tierra—(Jeremias 27:6). Hasta el mar Caspio. Euxino y el Atlántico.

24. la sentencia del Altísimo—lo que fué llamado en el v. 17 por Nabucodonosor “el decreto de los vigilantes”, aquí más acertadamente es llamado por Daniel “la sentencia del Altísimo”. Aquéllos solos eran sus ministros.

25. te echarán—La locura hipocóndrica fué su enfermedad, la que lo “llevó” bajo la imaginación de que él era un animal, a “morar con las bestias”; el v. 34 prueba esto: “mi sentido me fué vuelto”. La regencia le dejaría vagar en los grandes parques llenos de animales, junto al palacio. con hierba del campo te apacentarán—es decir, vegetales, o hierbas en general (Génesis 3:18). hasta que entiendas, etc.—(Salmo 83:17; Jeremias 27:5).

26. luego que entiendas, etc.—una promesa de gracía espiritual a él, haciendo que el juicio humille, y no endurezca el corazón. el señorío es en los cielos—se usa el plural, “cielos”, como dirigido a Nabucodonosor, cabeza de un reino terrenal organizado, con varios principados, bajo el gobernante supremo. Así “el reino del cielo” (Mateo 4:17; griego, “reino de los cielos”) es una organización múltiple compuesta de diferentes órdenes de ángeles, bajo el Altísimo (Efesios 1:20; Efesios 3:10; Colosenses 1:16).

27. redime tus pecados—el original caldeo, “rompe de ti tus pecados”, como un yugo que irrita (Génesis 27:40); el pecado es una carga pesada (Mateo 11:28). La Versión de los Setenta y la Vulgata traducen no tan bien “redime”, lo que se hace un argumento a favor de la doctrina romana, de expiar los pecados por obras meritorias. Aunque se traduzca así, la frase no puede querer decir sino: Arrepiéntete y muestra la realidad de tu arrepentimiento por medio de obras de justicia y caridad (véase Lucas 11:41); de modo que Dios te remita tu castigo. Como consecuencia, la dificultad demorará más antes de llegar, y será más corta cuando llegue, Véase los casos de Ezequías, Isaías 38:1; Nínive, Jonás 3:5; Jeremias 18:7. El cambio no está en Dios sino en el pecador que se arrepiente. Así como el rey había provocado los juicios de Dios por sus pecados, así podrá apartarlos, por un retorno a la justicia (véase Salmo 41:1; Hechos 8:22). Probablemente, como muchos déspotas orientales, Nabucodonosor había oprimido a los pobres, forzándolos a trabajar en sus grandes obras públicas sin remuneración adecuada. una prolongación de tu tranquilidad—si felizmente tu prosperidad actual se prolonga.

29. doce meses—esta tregua le fué concedida para dejarlo sin excusa. Así fueron concedidos los 120 años antes que llegara el diluvio (Génesis 6:3). Al primer anuncio del próximo juicio, el rey se alarmó, como Acab (1 Reyes 21:27), pero no se arrepintió sinceramente; de modo que, cuando el juicio no fué ejecutado inmediatamente, él creyó que no vendría nunca, y así se volvió a su orgullo de antes (Eclesiastés 8:11). sobre el palacio—sobre la azotea del palacio, desde donde podía contemplar la magnificencia de Babilonia. Así lo relata el historiador pagano Abideno. La azotea del palacio fué escenario de la caída de otro rey (2 Samuel 11:2). El muro exterior del palacio nuevo de Nabucodonosor, alcanzaba a diez kilómetros; había dos muros almenados interiores, una torre grande y tres portones de bronce.

30. la gran Babilonia, que yo edifiqué—Heródoto atribuye la edificación de Babilonia a Semiramis y Nitocris, habiéndole dado su informante el relato asirio y persa. Beroso y Abideno dan el relato babilónico, de que Nabucodonosor había añadido mucho a la ciudad vieja, edificando un palacio espléndido y muros en la ciudad. Heródoto, el llamado “padre de la historia”, ni menciona a Nabucodonosor. (Nitocris, a quien él atribuye el embellecimiento de Babilonia, parece haber sido la esposa del rey.) Por esto los incrédulos han dudado del relato bíblico. Pero éste es apoyado por miles de ladrillos hallados en la llanura, las inscripciones de los cuales han sido descifradas, cada ladrillo marcado, “Nabucodonosor, el hijo de Nabopolasar”. “Edifiqué” es decir, restauré y amplié (2 Crónicas 11:5). Es extraño que todos los ladrillos hayan sido hallados con la cara estampada hacia abajo. Casi no se ha sacado de los montones de escombros de Babilonia, ni una cifra en piedra o una placa, mientras en Nínive abundan estas cosas; cumpliéndose así la profecía de Jeremias 51:37, “Será Babilonia para montones”. El pronombre “Yo” es enfático, por el cual él se pone en el lugar de Dios; así también “mi poder”, “mi grandeza”. El impíamente opone su poder al de Dios, como si la amenaza de Dios, pronunciada hacía un año, nunca hubiera de cumplirse. El quería hacerse más que hombre; Dios, pues, lo hace menos que humano. Se repite la “caída”; Adán, una vez el señor del mundo y de las mismas bestias (Génesis 1:28); así Nabucodonosor (cap. 2:38), quisiera ser un dios (Génesis 3:5), por esto tiene que morir como las bestias (Salmo 82:6; Salmo 49:12). El segundo Adán restaura la herencia perdida (Salmo 8:4).

31. Aun estaba la palabra, etc.—En el mismo acto de hablar, para que no pudiera haber duda en cuanto a la conexión entre el crimen y el castigo. Así, Lucas 12:19. A ti dicen, rey—A pesar de tu poder real, a ti ahora se pronuncia tu condena, no habrá más tregua.

33. fué echado de entre los hombres—como maniático que se creía animal salvaje. Es posible que una conspiración de sus nobles haya cooperado para que fuera “echado” como proscrito. su pelo … como de águila—sus pelos enredados, como el espeso plumaje del águila ossífraga. Las “uñas” dejadas sin cortar, serían como garras de aves.

34. alcé mis ojos al cielo—desde donde había salido la “voz” (v. 31), en el principio de su visitación. El repentino desarreglo mental frecuentemente tiene el efecto de borrar de la mente todo el intervalo, de modo que, cuando vuelve el juicio cabal, el enfermo se acuerda sólo del acontecimiento que antecedió inmediatamente a su locura. El que alzara Nabucodonosor sus ojos hacia arriba, al cielo, fué el primer síntoma de que su “sentido” le fué “vuelto”. Antes, como los animales, sus ojos se habían dirigido hacia la tierra. Ahora, como los de Jonás (Jonás 2:1, Jonás 2:4) una vez fuera del vientre del pez se alzan al cielo en oración. Se vuelve hacia el que le hería (Isaías 9:13), con un pálido vislumbre de razón dejado en sí, y reconoce la justicia de Dios en su castigo. alabé … al que vive para siempre—la alabanza es una señal segura del alma espiritualmente sanada (Salmo 116:12, Salmo 116:14; Marco 5:15, Marco 5:18). glorifiqué—dando a entender que la causa de su castigo fué que había robado a Dios su honor. su señorío es sempiterno—no temporal o mutable como el dominio de los reyes humanos.

35. todos … por nada son—(Isaías 40:15, Isaías 40:17). según su voluntad—(Salmo 115:3; Salmo 135:6; Mateo 6:10; Efesios 1:11). ejército—las huestes celestiales, ángeles y orbes estelares (véase Isaías 24:21). ni hay quien estorbe su mano—lit., “hiera su mano”. La idea de pegar la mano de alguien, para impedir que haga alguna cosa (Isaías 43:13; Isaías 45:9). ¿Qué haces?—(Job 9:12; Romanos 9:20).

36. Una inscripción en el museo de la Compañía de la India Oriental, se lee como descriptiva del período de la locura de Nabucodonosor. [G. V. Smith.] En la inscripción llamada modelo, leída por Sir H. Rawlinson, Nabucodonosor relata que durante cuatro (?) años él dejó de planear edificios, o proveer víctimas para el altar de Merodac o de despejar los canales para la irrigación. Ningún otro caso ocurre en las inscripciones cuneiformes de que un rey relate su propia inactividad. mis gobernadores … me buscaron—deseaban tenerme, como antes, por cabeza suya, cansados de la anarquía que había durante mi ausencia (véase Nota, v. 33); la probabilidad de una conspiración de los nobles se confirma por este versículo. mayor grandeza me fué añadida—mi autoridad fué más grande que nunca antes (Job 42:12; Proverbios 22:4; Mateo 6:33, “añadida”).

37. alabo, engrandezco y glorifico—Amontona palabra sobre palabra, como si no pudiera decir bastante en alabanza a Dios. todas sus obras son verdad … juicio—es decir, son verdaderas y justas (Apocalipsis 15:3; Apocalipsis 16:7). Dios no ha tratado conmigo injustamente ni ha sido demasiado severo; todo cuanto he sufrido, lo he merecido. Es señal de verdadera contrición la de condenarse a sí mismo y justificar a Dios (Salmo 51:4). humillar puede a los que andan con soberbia—verdad que se manifiesta en mí. El se condena a sí mismo ante todo el mundo, a fin de glorificar a Dios.

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