12-21 Esta simple dependencia y seriedad de alma, no se mencionan como si el apóstol hubiera ganado el premio, o ya estuviera hecho perfecto a la semejanza del Salvador. Se olvidó de las cosas que quedaron atrás, para no contentarse con los trabajos pasados o las medidas presentes de la gracia. Se extendió hacia adelante hacia su punto; expresiones que mostraban una gran preocupación por llegar a ser más y más semejante a Cristo. El que corre una carrera, nunca debe detenerse antes del final, sino que debe avanzar tan rápido como pueda; así los que tienen el cielo en la mira, deben seguir avanzando hacia él, con santos deseos,  esperanzas, y esfuerzos constantes. La vida eterna es un don de Dios, pero está en Cristo Jesús; a través de su mano debe llegarnos, ya que él nos la procura. No hay manera de llegar al cielo como nuestro hogar, sino por medio de Cristo como nuestro camino. Los verdaderos creyentes, al buscar esta seguridad, así como glorificarle, procurarán asemejarse más a sus sufrimientos y muerte, muriendo al pecado y crucificando la carne con sus afectos y concupiscencias. En estas cosas hay una gran diferencia entre los verdaderos cristianos, pero todos conocen algo de ellas. Los creyentes hacen de Cristo todo en todo, y ponen su corazón en otro mundo. Si difieren unos de otros, y no tienen el mismo juicio en asuntos menores, no deben juzgarse unos a otros; mientras que todos se reúnen ahora en Cristo, y esperan reunirse pronto en el cielo. Que se unan en todas las cosas grandes en las que están de acuerdo, y esperen más luz en cuanto a las cosas menores en las que difieren. Los enemigos de la cruz de Cristo no piensan más que en sus apetitos sensuales. El pecado es la vergüenza del pecador, especialmente cuando se glorifica en él. El camino de los que piensan en las cosas terrenales puede parecer agradable, pero la muerte y el infierno están al final del mismo. Si elegimos su camino, compartiremos su fin. La vida de un cristiano está en el cielo, donde están su cabeza y su hogar, y donde espera estar pronto; pone sus afectos en las cosas de arriba; y donde está su corazón, allí estará su conversación. Hay gloria guardada para los cuerpos de los santos, en los que aparecerán en la resurrección. Entonces el cuerpo será hecho glorioso; no sólo resucitado a la vida, sino resucitado con gran provecho. Obsérvese el poder por el que se producirá este cambio. Que estemos siempre preparados para la venida de nuestro Juez; esperando que nuestros cuerpos viles sean cambiados por su poder Todopoderoso, y solicitando a él diariamente que cree de nuevo nuestras almas para la santidad; que nos libre de nuestros enemigos, y que emplee nuestros cuerpos y almas como instrumentos de justicia en su servicio.

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