(5) [Esa] era (p) la Luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene al mundo.

(5) Cuando el Hijo de Dios vio que los hombres no le reconocían por sus obras, aunque estaban dotados de entendimiento (que él les había dado a todos), se mostró a su pueblo para ser visto por ellos con su ojos: pero ni siquiera entonces lo reconocieron ni lo recibieron.

(p) Quien solo y propiamente merece ser llamado la luz, porque brilla por su propia voluntad y no toma prestada la luz de nadie.

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