Hebreos 9:1-28

1 Ahora bien, el primer pacto tenía reglamentos acerca del culto y del santuario terrenal.

2 El tabernáculo fue dispuesto así: En la primera parte, en lo que llaman el lugar santo, estaban las lámparas, la mesa y los panes de la Presencia.

3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo que se llama el lugar santísimo.

4 Allí estaban el incensario de oro y el arca del pacto enteramente cubierta con oro. En ella estaban un vaso de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto.

5 Sobre ella, los querubines de la gloria cubrían el propiciatorio. De todas estas cosas no podemos hablar ahora en detalle.

6 Estas cosas fueron dispuestas así: En la primera parte del tabernáculo entraban siempre los sacerdotes para realizar los servicios del culto.

7 Pero en la segunda, una vez al año entraba el sumo sacerdote solo, no sin sangre, la cual ofrecía por sí mismo y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia.

8 Con esto el Espíritu Santo daba a entender que todavía no había sido mostrado el camino hacia el lugar santísimo mientras estuviese en pie la primera parte del tabernáculo.

9 Esto es una figura para el tiempo presente, según la cual se ofrecían ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que rendía culto.

10 Estas son ordenanzas de la carne, que consisten solo de comidas y bebidas y diversos lavamientos, impuestas hasta el tiempo de la renovación.

11 Pero estando ya presente Cristo — el sumo sacerdote de los bienes que han venido, por medio del más amplio y perfecto tabernáculo no hecho de manos; es decir, no de esta creación —

12 entró una vez para siempre en el lugar santísimo logrando así eterna redención, ya no mediante sangre de machos cabríos ni de becerros sino mediante su propia sangre.

13 Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de la vaquilla rociada sobre los impuros, santifican para la purificación del cuerpo,

14 ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestra conciencia de las obras muertas para servir al Dios vivo!

15 Por esta razón, también es mediador del nuevo pacto, para que los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna, ya que intervino muerte para redimirlos de las transgresiones bajo el primer pacto.

16 Porque donde hay un testamento es necesario que se presente constancia de la muerte del testador.

17 El testamento es confirmado con la muerte, puesto que no tiene vigencia mientras viva el testador.

18 Por esto, ni aun el primer testamento fue inaugurado sin sangre.

19 Porque habiendo declarado Moisés todos los mandamientos según la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos junto con agua, lana escarlata e hisopo, y roció al libro mismo y también a todo el pueblo

20 diciendo: Esta es la sangre del pacto, el cual Dios les ha ordenado.

21 Y roció también con la sangre el tabernáculo y todos los utensilios del servicio

22 pues, según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.

23 Era, pues, necesario purificar las figuras de las cosas celestiales con estos ritos; pero las mismas cosas celestiales con sacrificios superiores a estos.

24 Porque Cristo no entró en un lugar santísimo hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a nuestro favor.

25 Tampoco entró para ofrecerse muchas veces a sí mismo, como entra cada año el sumo sacerdote en el lugar santísimo con sangre ajena.

26 De otra manera, le habría sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, él se ha presentado una vez para siempre en la consumación de los siglos para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.

27 Y de la manera que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio,

28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos. La segunda vez, ya sin relación con el pecado, aparecerá para salvación a los que lo esperan.

CAPITULO 9

LA INFERIORIDAD DEL ANTIGUO PACTO AL NUEVO EN CUANTO A LOS MEDIOS DE ACCESO A DIOS: LA SANGRE DE TOROS Y CARNEROS DE NINGUN VALOR REAL: LA SANGRE DE CRISTO TODO SUFICIENTE PARA PURGAR EL PECADO, DE DONDE NUESTRA ESPERANZA DE QUE EL REAPAREZCA PARA NUESTRA PERFECTA SALVACION.

1. emperoGriego, “por consiguiente pues”. Volviendo al tema del cap. 8:5. Según las órdenes dadas a Moisés, “el primer pacto tenía …” Tenía—no “tiene”, pues como pacto ya no existía, aunque se observaron los ritos hasta la destrucción del templo. reglamentos—de divino derecho e institución. santuario mundano—según el griego de la versión de los Setenta, “su (el) santuario mundano”. Cotéjese “no de esta creación” del cap. 9:11, 12, 24. Material, externo, perecedero (por más preciosos que eran sus materiales), y religiosamente defectuoso. En los vv. 2-5 se discute “el santuario mundano”; en el vv. 6 etc., “los reglamentos del culto” El tabernáculo exterior—creían los judíos—era este mundo; el lugar santísimo, el cielo. Josefo llamó el exterior, dividido en dos partes, “lugar común y secular”, correspondiente a “la tierra y la mar”; el lugar interior, el santísimo, la tercera parte, propio de Dios e inaccesible a los hombres.

2. Describe “el santuario mundano”. hecho—edificado y amoblado. el primero—el tabernáculo anterior, la parte primera. las lámparas. y la mesa—tipifican luz y vida (Éxodo 25:31). El candelabro consistía en un fuste y seis brazos de oro, siete en total, sus copas en forma de almendra, con un botón y flor en una rama. Fué llevado en la marcha triunfal de Vespaciano, y su figura se ve sobre el arca de Tito en Roma. La mesa de madera de shittim, cubierta de oro, era para los panes de la proposición (Éxodo 25:23). panes—es decir, “la proposición (exhibición) de panes”. Así continúa la cena del Señor (en el exterior lugar santo) hasta que la comamos en el santísimo celestial (1 Corintios 11:26). lo queGriego, “la que (la cual tienda, o tabernáculo) se llama el lugar santo (santuario)” para distinguirlo del “santo de los santos” (santísimo).

3. Tras el segundo velo—Había dos velos o cortinas, uno ante el santísimo (catapιtasma) referido aquí, el otro delante de la puerta del tabernáculo (cαlumma). que llamanGriego, “llamado el santísimo”, como opuesto a “el verdadero”.

4. incensario de oro—No debe traducirse el griego “altar del incienso”, porque éste no estaba en el santísimo “tras el segundo velo”, sino en “el lugar santo” (santuario); tradúzcase, como en 2 Crónicas 26:19 y Ezequiel 8:11, por “incensario”; así la Vulgata y la Siríaca. Este incensario de ORO sólo se usaba en el día de la propiciación (otras clases se usaban en otros días), y por tanto se asocia con el santísimo, por ser introducido en él por el sumo sacerdote en dicho aniversario. La expresión “el cual tenía” no significa que permaneciese siempre en él, pues en tal caso el sumo sacerdote hubiera tenido que entrar y sacarlo antes de quemar sahumerio en él; el incensario era de los artículos pertinentes que eran usados para el servicio anual en el santísimo. Pablo supone virtualmente (sin especificarlo) la existencia del “altar del incienso” en el anterior lugar santo, indicando que en él se llenaba el incensario de oro: el incienso correspondía a “las oraciones de los santos”; y el altar (si bien fuera del santísimo) se relaciona con él (estando cerca del segundo velo, frente a la misma arca del pacto), asimismo como encontramos el arca antitípica en el cielo. La rotura del velo por Cristo ha llevado los antitipos al altar, el candelabro y el pan de la proposición del anterior lugar santo adentro del santísimo, o sea, el cielo. En 1 Reyes 6:22, el hebreo indica que el altar pertenece al oráculo, o bien al santísimo (véase Éxodo 30:6). el arca—de madera de shittim, es decir, acacia. No en el segundo templo, pero en su lugar había un basamento (llamado “la piedra de cimiento”), tres dedos de alto. urna—“de oro”, añadido en la Versión de los Setenta y sancionado por Pablo. maná—Un “omer”, la porción diaria de cada hombre. En 1 Reyes 8:9 y 2 Crónicas 5:10, se dice que no había nada en el arca del templo de Salomón sino las dos tablas de piedra de la ley puestas allí por Moisés. Pero la expresión de que no había nada en ella entonces sino las dos tablas, deja lugar para la inferencia de que anteriormente estaban las demás cosas mencionadas por los rabinos y aquí por Pablo: la urna de maná (memorial del cuidado providencial de Dios por Israel) y la vara de Aarón (memorial del sacerdocio legal, Números 17:3, Números 17:5, Números 17:7, Números 17:10). Las expresiones “delante del Señor”. Éxodo 16:32, y “delante del testimonio”, Números 17:10, significan, pues, “EN el arca”. Sin embargo, “en” puede usarse aquí (como el vocablo hebreo correspondiente) respecto de cosas unidas al arca como accesorias, como el libro de la ley, que se ponía dentro del arca, y así las joyas de oro ofrecidas por los filisteos (1 Samuel 6:8). tablas del pacto—(Deuteronomio 9:9; Deuteronomio 10:2).

5. sobre ella—sobre “el arca del pacto”. querubines—que representan los poderes morales por los cuales Dios obra en el mundo moral y natural. Véase mi Nota, Ezequiel 1:6; Ezequiel 10:1. Por tanto, a veces corresponden a ángeles administradores, pero generalmente a los elegidos, redimidos, por los cuales Dios más adelante gobernará al mundo y manifestará su múltiple sabiduría: la humanidad redimida, que comprende en sí las formas más sublimes de vida subordinada de los seres creados, no de ángeles. Los querubines están sobre el propiciatorio, y sobre esa base vienen a ser la habitación de Dios, de donde su gloria ha de iluminar al mundo. Dicen expresamente (Apocalipsis 5:8): “Tú nos has redimido, (Nota del Trad.—El Autor aquí abandona sus “manuscritos más antiguos”, los que dicen: “Los has redimido”, es decir, a gentes “de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Es difícil concebir que los querubines no sean órdenes de ángeles superiores, arcángeles.) Se distinguen allí de los ángeles, y se asocian con los ancianos. Eran de una sola pieza con el propiciatorio, así como la iglesia es una con Cristo: su sola autoridad es sobre el propiciatorio rociado de sangre. Lo contemplan cabizbajos como lo harán los redimidos para siempre: ellos son “la habitación de Dios por el Espíritu”. de gloria—Los querubines eran portadores de la divina gloria, de donde acaso derivan su nombre. La Shekinah, o nube de gloria, en la que Dios aparecía entre los querubines sobre el propiciatorio, o sea la tapa del arca, es sin duda la referencia. Tholuck piensa que los doce panes de la proposición representan a las doce tribus de Israel presentadas como una comunidad ante Dios consagrada a él (así como en la cena del Señor, el Israel espiritual, participando todos de un pan, y siendo un pan y un cuerpo, se presentan ante el Señor consagrados a él, 1 Corintios 10:16); el aceite y la luz, el puro conocimiento del Señor, en el cual el pueblo del pacto debe brillar (las siete luces sugieren la perfección); el arca del pacto, el símbolo del reino de Dios en el antiguo pacto, y la representación de la morada de Dios entre los suyos; los diez mandamientos en el arca, la ley como base de unión entre Dios y el hombre; el propiciatorio que cubre la ley y está rociado de la sangre de la expiación por el pecado colectivo del pueblo, la misericordia de Dios (en Cristo) más fuerte que la ley; el querubín, la creación (redimida) personificada, que contempla el propiciatorio, donde la misericordia y la ley de Dios se exponen como la base de la creación. el propiciatorio—la cubierta dorada del arca, sobre la cual era rociada la sangre de la expiación en el día de la propiciación; el escabel de Jehová; lugar de reunión de Dios con su pueblo. no se puede ahora hablar—convenientemente: además de las cosas visibles del santuario, había realidades espirituales simbolizadas, que llevarían mucho tiempo para discutir en detalle, el tema principal actual siendo el sacerdocio y los sacrificios. “Las cuales cosas” no se refiere a los querubines solamente sino a todo el contenido del santuario indicado en 9:2-5.

6. El uso que se hacía del santuario así amoblado por el sumo sacerdote en el aniversario de la propiciación. ordenadas—arregladas: el orden de las cosas nombradas cuando los sacerdotes entraban. siempre—dos veces por día cuando menos, para el cuidado matutino y vespertino de las lámparas, y la ofrenda de incienso (Éxodo 30:7). entrabanGriego, “entran”, tiempo presente.

7. una vez en el año—el día diez del séptimo mes. Entraba dentro del velo en dicho día dos veces al menos. Así que “una vez” aquí significa en una sola ocasión. Las dos, o posiblemente más, entradas en aquel día se consideraban partes de un todo. no sin sangre—(Véase cap. 8:3). pecados de ignoranciaGriego, “ignorancias”; “yerros inadvertidos”. Podían haberlos conocido, pues la ley era con claridad promulgada, y ellos tenían obligación de estudiarla; de modo que su ignorancia llevaba la culpabilidad (Hechos 3:17; Efesios 4:18; 1 Pedro 1:14). Aunque la ignorancia de uno puede mitigar su castigo (Lucas 12:48), no le exime del todo del castigo.

8. el Espíritu Santo—Moisés mismo no comprendía el sentido típico (1 Pedro 1:11). Dando … a entender—por la exclusión típica del santísimo de todos menos el sumo sacerdote una vez al año. camino para el santuario—el celestial, el cielo, el antitipo. el primer tabernáculo—el anterior, representativo de todo el sistema levítico. estuvieseGriego, “está en pie”, mientras dura. Mientras dura el anterior tabernáculo, que representa el sistema levítico, el camino al cielo (el lugar santísimo antitípico) no está aún manifiesto (véase cap. 10:19, 20). La economía del Antiguo Testamento está representada por el lugar santo; la del Nuevo Testamento, por el santísimo. La redención en Cristo ha abierto el camino al santísimo (acceso al cielo por la fe ahora, cap. 4:16; 7:19, 25; 10:19, 22; por la vista de aquí en adelante, Isaías 33:24; Apocalipsis 11:19; Apocalipsis 21:2) a toda la humanidad. El griego por “aún no” (me po) se refiere a la mente del Espíritu, que significa que los hombres no deben pensar aún que el camino esté abierto. [Tittmann]. El negativo griego “ou po” negaría el hecho objetivamente; “me po” subjetivamente.

9. Lo cualGriego, “el cual”, el tabernáculo primero: “como siendo el que era figura …” [Alford]. figuraGriego, “parábola”, una exposición parabólica del carácter del Antiguo Testamento. de aquel tiempoGriego, “Para el (referente al) tiempo presente”. El plazo para el culto del templo terminaba en realidad con el Antiguo Testamento, pero continuaba aún en el tiempo de Pablo y de sus lectores hebreos. “El tiempo de la corrección” (Apocalipsis 9:10) está en contraste con éste, “el tiempo presente”, aunque en realidad, “el tiempo de la corrección, el tiempo neotestamentario, ya está presente. Así “el siglo venidero” es la frase que se aplica al evangelio, porque estaba presente sólo a creyentes, y hasta para ellos su plenitud está aún por venir. Véase cap. 9:11, “los bienes por venir”. en el cualtabernáculo, no “en el cual tiempo”, según rezan los manuscritos más antiguos. O bien: “Según la cual” representación parabólica, o figura. se ofrecíanGriego, “se ofrecen”. presentes—oblaciones incruentas. no podían … servíaGriego, “no pueden … sirve”, si concuerdan con “ofrecen”, en presente. “Sirve” es el griego latrιuein, servir a Dios, el deber de todo hombre; no leitσurgein, servir en capacidad de ministro. hacer perfecto—quitar perfectamente el sentido de culpabilidad, y santificar interiormente por el amor. cuanto a la conciencia—“respecto de la conciencia moral religiosa”. Pueden llegar tan sólo hasta la carne externa (véase “ordenanzas carnales”, vv. 10, 13, 14).

10. Consistiendo—en bastardillas, los sacrificios. Los ritos, viandas, etc., van lado a lado con los sacrificios [Tholuck y Wahl]. Véase Colosenses 2:16. bebidas—(Levítico 10:9; Levítico 11:4). Posteriormente el uso agregó muchas observancias a las viandas y bebidas. lavamientos—(Éxodo 29:4). y ordenanzas acerca de la carne—Un manuscrito siríaco antiguo y la versión Cóptica omiten “y”, de modo que “ordenanzas carnales” queda en aposición a “sacrificios” (v. 9). Carnal (externo, que afecta sólo la carne) es el opuesto de espiritual. Véanse “carne” y “conciencia” Deuteronomio 9:13, Deuteronomio 9:14. impuestas—como una carga (Hechos 15:10, Hechos 15:28) gravosa continuamente. hasta …, etc.—Griego, “hasta la sazón de la rectificación”, cuando la realidad reemplace el tipo o figura (Hechos 8:8). Véase “mejores sacrificios” Deuteronomio 9:23.

11. Mas—adversativo, en contraste con “no pueden hacer perfecto” (9:9). Cristo—El Mesías, profetizado por todos los profetas; no “Jesús” aquí. De quien emana la “corrección” (v. 10), o rectificación, que liberta del yugo de ordenanzas carnales, y que se está realizando gradualmente ahora, y se realizará perfectamente en la consumación del “siglo venidero”. “Cristo, pontífice” (sumo sacerdote) exactamente corresponde a Levítico 4:5, “el sacerdote que es ungido”. estando ya presente—“Habiéndose presentado (pintorescamente, siendo constituído) Sumo Sacerdote”. Compárese cap. 10; 7. Los sacerdotes levíticos, pues, deben retirarse. Así como en el día del perdón no se hacía trabajo alguno, no se hacía sacrificio, ni se permitía que sacerdote alguno entrase en el tabernáculo mientras el sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo para hacer la propiciación (Levítico 16:17, Levítico 16:29). Así ni la justicia nuestra, ni el sacrificio de sacerdote alguno, hace propiciación, sino solo Cristo; y como el sumo sacerdote antes de ofrecer el incienso llevaba la ropa ordinaria de sacerdote, y después vestía el santo ropaje de “gloria y hermosura” (Éxodo 28), al entrar en el santísimo, así Cristo entró en el santísimo celestial en su cuerpo glorificado. los bienes—“los bienes venideros” (Levítico 10:1); “mejores promesas” (Levítico 8:6); la “herencia eterna” (Levítico 9:15; 1 Pedro 1:4); las “cosas esperadas” (1 Pedro 11:1). por el … tabernáculo—“A través del … tabernáculo … entró” (1 Pedro 9:12). Como el sumo sacerdote judaico pasaba por el tabernáculo anterior para entrar en el santísimo, así pasó Cristo por el cielo, entrando en la íntima morada del invisible e inaccesible Dios. Entonces, “el tabernáculo” aquí es el cielo por el cual pasó (Nota, cap. 4:14). Mas “el tabernáculo” es también el cuerpo glorificado (véase Nota, 8:2). (no de esta” “creación natural, sino espiritual y celestial, la nueva creación”), la Cabeza del cuerpo místico, la iglesia. A través de este cuerpo glorificado pasa dentro del lugar santísimo celesial (9:24), la inmaterial, inaccesible presencia de Dios, donde intercede por nosotros. Su cuerpo glorificado, como lugar de reunión de Dios y de todos los redimidos de Cristo, y de los ángeles, corresponde a los cielos a través de los que pasó, y pasa. Su cuerpo se contrasta con el tabernáculo; su sangre, con la de carneros, etc. más amplio—contrastado con las dimensiones reducidas del tabernáculo terrenal anterior. más perfecto—eficaz para dar perdón, paz, santificación, y acceso a la más íntima comunión con Dios (véase 9:9; 10:1). no hecho de manos—sino por el Señor mismo (8:2).

12. Y no—ni tampoco. por—por medio de, como medio de acercamiento. machos cabríos … becerros—no de un toro, tal como ofrecía el sumo sacerdote levítico por sí mismo, y un carnero por el pueblo el día de la propiciación (Levítico 16:6, Levítico 16:15), año tras año, por tanto se usa el plural, machos cabríos y novillos. Además del macho cabrío ofrecido por el pueblo, la sangre del cual era rociada delante del propiciatorio, el sumo sacerdote sacaba otro y el azazel, macho cabrío emisario; sobre el animal confesaba el pecado del pueblo, ponía las manos sobre la cabeza de él y lo enviaba como cargado del pecado al desierto allá lejos fuera de vista, lo que infiere que la expiación efectuada por el ofrecimiento del primer macho cabrío (del cual la ceremonia del macho cabrío emisario es una parte, y no distinta de él) consistía en transferir los pecados del pueblo sobre el macho cabrío, y su consecuente mudanza fuera de vista. El hecho de que la traslación de los pecados sobre la víctima, común en otros sacrificios expiatorios, se omitía en el caso del macho cabrío muerto pero se empleaba en el caso del macho cabrío enviado al desierto, prueba que los dos animales eran considerados como una sola ofrenda. [Arzobispo McGee]. La muerte de Cristo está simbolizada por el macho cabrío muerto; su resurrección a la vida, por el animal enviado al desierto. Los judíos modernos de algunas partes sustituyen un gallo por el macho cabrío como expiación, transferidos los pecados sobre las entrañas del ave y puestos sobre los techos para que los pájaros los saquen de la vista, como hacía el azazel, macho cabrío emisario; siendo similar el hebreo por hombre y por gallo, Gebher, [Buxtorf]. mas por—como los medios de su entrada; la llave que le abre el lugar santísimo. El griego subraya la idea de su propia sangre (véase 9:23). una sola vez—para siempre. habiendo obtenidopor ello; literalmente, “habiendo hallado para sí”, como cosa de insuperable dificultad para lograr para todos menos la Omnipotencia, celo abnegado y amor divinos. Fué arduo el camino de acceso de Cristo al Padre (5:7). Nadie antes había caminado por dicha senda. eterna—La entrada de nuestro Redentor, una vez para siempre al lugar santísimo celestial, nos asegura eterna redención; mientras que la entrada del sumo sacerdote judaico se repetía cada año, y su efecto era temporario y parcial. Sobre “redención”, véanse Mateo 20:28; Efesios 1:7; Colosenses 1:14; 1 Timoteo 2:5; Tito 2:14; 1 Pedro 1:19.

13-28. PRUEBA DE LA “ETERNA REDENCION” MENCIONADA EN 9:12, Y AMPLIACION DEL TEMA. Porque su sangre, ofrecida por él mismo, purifica no sólo exteriormente, como los sacerdotes levíticos en el día de la propiciación, sino también interiormente para el servicio del Dios vivo (9:13, 14). Su muerte es el acto inaugural del nuevo pacto, y del santuario celestial (9:15-23). Su entrada en el lugar santísimo celestial es la consumación de su “una vez para siempre ofrecido” sacrificio de propiciación (9:24-26); por lo demás, sólo queda su reaparición para completar nuestra redención (9:27, 28).

13. si—como sabemos es verdad; lo expresa el modo indicativo griego. Argumento de menor a mayor. Si la sangre de meros animales puede purificar en algún grado, por mínimo que sea, ¿con cuánta más razón será efectuada la purificación interior, y la completa y eterna salvación por la sangre de Cristo, en quien mora toda la plenitud de la divinidad? ceniza de la becerra—(Números 19:16). El tipo está repleto de consuelo para nosotros. El agua de separación, hecha de las cenizas de una becerra roja, era la provisión para quitar la contaminación motivada por el contacto con el muerto. Muerta ella fuera del real, así también fué Cristo (Números 13:11; Números 19:3). Las cenizas se guardaban para uso continuo; así los efectos continuamente purificadores de la sangre de Cristo, vertida una vez por todas. En nuestro peregrinaje contraemos continuamente contaminación por nuestro contacto con los espiritualmente muertos y con las obras muertas, y necesitamos, por tanto, la continua aplicación de la antitípica sangre vivificadora y purificadora de Cristo, la que nos restaura de nuevo a la paz y a la viva comunión con Dios en el lugar celestial. los inmundosGriego, “los contaminados” en cualquiera ocasión dada. purificaciónGriego, “pureza”. la carne—su efecto en ellos mismos, no llegaba más allá. La ley tenía un aspecto carnal y un aspecto espiritual; carnal, como un instrumento de la política hebrea, aceptando Dios, su Rey, por ofensas menores, las víctimas expiatorias en lugar del pecador, de otra manera condenado a muerte; espiritual, como sombra de los bienes venideros (Números 10:1). El israelita espiritual gozaba, al participar de estos derechos legales, bendiciones espirituales, que no emanaban de ellos, sino del gran antitipo Los sacrificios ceremoniales libraban de penas temporales e inhabilidades ceremoniales; el sacrificio de Cristo libra de la pena eterna (v. 12) y de las impurezas morales de la conciencia, que incapacitan para el acceso a Dios (v. 14). La purificación de la carne (del mero hombre exterior) se hacía por el “rociamiento”, seguido inseparablemente por el lavamiento (Números 19:19). Así la justificación es seguida por la renovación.

14. se ofreció—La naturaleza voluntaria de su ofrenda le da especial eficacia. “Por el Espíritu eterno”, es decir, su divino espíritu (Romanos 1:4), en contraste con su “carne”, Romanos 1:3; su divinidad, 1 Timoteo 3:16; 1 Pedro 3:18, “su personalidad interior” [Alford], que dió libre consentimiento para el acto, se ofreció a sí mismo. Los animales ofrecidos no tenían espíritu, o sea, volición para consentir al acto del sacrificio; eran ofrecidos según la ley; ellos no tenían ni vida perdurable ni vida de valor intrínseco alguno. Pero él desde la eternidad, con su divino y eterno espíritu, convino con la voluntad de su Padre tocante a la redención. Su ofrenda empezó sobre el altar de la cruz, y se consumó con su entrada con su sangre al lugar santísimo. La “eternidad” y la infinidad de su divino Espíritu (1 Pedro 7:16) dan mérito eterno (“eterna redención”,1 Pedro 9:12, compárese 9:15) e infinito a su ofrenda, de modo que ni la infinita justicia de Dios tuvo objeción alguna en su contra. Fué “por su ardiente amor, que manaba de su eterno Espíritu”, que se ofreció a sí mismo. [Ecolampadio]. sin mancha—las víctimas animales debían ser sin mancha exterior; Cristo en la cruz fué víctima interior y exteriormente inmaculada (1 Pedro 1:19). limpiará—purificará de temor, de culpabilidad, de alejamiento de Dios, de egoísmo, la fuente de obras muertas (1 Pedro 9:22). vuestras—“nuestras”, según los manuscritos más antiguos. concienciasGriego, “la conciencia”, la conciencia moral religiosa. obras de muerte—todas las obras hechas en el estado natural, que es condición pecaminosa, son muertas; porque no proceden de una fe viva en Dios ni del amor de Dios (1 Pedro 11:6). Así como el contacto con un cuerpo muerto contaminaba ceremonialmente (1 Pedro 9:13), así las obras muertas contaminan la íntima conciencia espiritualmente. para que sirváis—haciéndolo posible. El ceremonialmente inmundo no podía servir a Dios en la comunión exterior con su pueblo; así el no regenerado no puede servir a Dios en comunión espiritual. Las obras del hombre antes de su justificación, por más vivientes que parezcan, son muertas y por tanto no pueden ser aceptas delante del vivo Dios. Ofrecer a Dios un animal muerto hubiera sido gran insulto (Malaquías 1:8); mucho más lo sería que le ofreciera obras muertas quien no está justificado por la sangre de Cristo. Pero lo sirven en verdad aquellos que son purificados por la sangre de Cristo en fe viva (Romanos 12:1), y le han de servir más plenamente (Apocalipsis 22:3). al Dios vivo—requiere, por tanto, servicio vivo espiritual (Juan 4:24).

15. Así que—“por esta razón”; por causa del perfecto poder purificador de su sangre, lo habilita para ser Mediador (Juan 8:6, lo que asegura a ambas partes, Dios y nosotros, la ratificación) del nuevo pacto, el que procura tanto el perdón de los pecados no cubiertos por el anterior pacto o convenio imperfecto, como también la herencia eterna para los llamados. interviniendo—Al momento de su muerte, tuvo lugar su necesario efecto, a saber, “los llamados reciben (el cumplimiento de) la promesa” (así Lucas 24:49; Hebreos 6:15; Hechos 1:4); aquel momento separa el Antiguo Testamento del Nuevo. Los “llamados” son los “herederos” elegidos, “participantes de la vocación celestial” (Hechos 3:1). remisión … testamento—Las transgresiones de todos los hombres desde Adán a Cristo, primero las en contra de la primitiva revelación, luego las en contra de las revelaciones dadas a los patriarcas, luego las que hubo en contra de la ley dada a Israel, el pueblo representativo del mundo. El “primer pacto”, pues, incluye todo el período desde Adán a Cristo, y no meramente el pacto con Israel, el que era una concentrada representación del pacto hecho con la humanidad por sacrificio, desde la caída hasta la redención. Antes que la herencia ofrecida por el Nuevo Pacto (por cuanto así la idea de la “herencia” sigue como resultado de la muerte de Cristo, exige traducirse el griego por testamento y no por pacto o convenio, como antes) pudiese entrar, debió haber redención de (liberación de las penas incurridas por) las transgresiones cometidas bajo el primer testamento, por cuanto los sacrificios propiciatorios del primer testamento alcanzaban sólo para quitar la contaminación ceremonial externa. Pero a fin de poder conseguir la herencia que es una realidad, debió haber una propiciación real, puesto que Dios no podía entrar en relación pactual con nosotros mientras los pecados quedasen por expiar; Romanos 3:24, “una propiciación … su justicia por haber pasado por alto los pecados pasados”. la promesa hecha—hecha a Abrahán. reciban—lo que les era antes imposible (Romanos 11:39).

16. Una verdad axiomática general: el testador debe morir, antes que tenga valor su testamento (9:17). Este es el sentido común del vocablo griego diatheke. Así en Lucas 22:29 : “Os ordeno (por disposición testamentaria; diatνthemai) un reino …” La necesidad de una muerte antes que tuviese efectividad testamentaria, queda en pie en relación de Cristo como HOMBRE con nosotros; pero no, por cierto, en la relación de Dios con Cristo. intervenga—es decir, “sea traída”, “envuelta en el caso”, inferida; o bien, “presentada en el tribunal”, para dar efectividad al testamento. Este sentido (testamento) del vocablo griego aquí no excluye su uso en otros sentidos secundarios en otros textos del Nuevo Testamento: (1) un convenio entre dos partes; (2) un arreglo, o disposición hecha por Dios solo en relación con nosotros. Así, pues, se puede traducir Mateo 26:28, “sangre del convenio (pacto)”; porque un testamento no requiere el derramamiento de sangre. Véase Éxodo 24:8 (convenio), que Cristo cita, aunque es probable que él incluyera el sentido de “testamento” bajo la palabra griega (diatheke) (que comprendía ambos sentidos, el de convenio y el de testamento), como esta designación se aplica estricta y propiamente a la nueva dispensación, y es justamente aplicable a la antigua también, no en sí, sino sólo cuando se mira como tipo de la nueva, la cual es propiamente un testamento. Moisés (Éxodo 24:8) habla de la misma cosa que (Cristo y) Pablo. Moisés por el término “convenio” no quiere decir sino un pacto tocante a la concesión de la herencia celestial, tipificada por Canaán, después de la muerte del Testador, la que él representaba con el rociamiento de la sangre. Y Pablo, por el mismo término “testamento” no significa otra cosa que uno que tiene en sí condiciones, testamento que es a la vez pacto y convenio. [Poli, Sinopsis]; las condiciones las cumple Cristo, no nosotros, salvo que debemos creer, pero aun esto lo obra Dios en su pueblo. Tholuck explica, como en otra parte: “convenio … convenio … víctima mediadora”; se personifica víctima en el masculino, y lo tiene por mediador del pacto; especialmente por cuanto en el nuevo pacto un HOMBRE (Cristo) toma el lugar de la víctima. Las partes pactantes solían pasar entre las partes separadas de los animales sacrificados: pero, sin referencia a este rito, la necesidad de un sacrificio para el establecimiento de un pacto explica suficientemente este texto. Otros también, explicando el vocablo griego como “pacto”, consideran que la muerte de la víctima sacrificial representaba en todos los convenios la muerte de ambas partes como obligación inalterable del pacto. Así en el pacto de la redención, la muerte de Cristo simbolizaba la muerte de Dios (?) en la persona de la víctima mediadora, y la muerte del hombre en la misma. Pero la expresión no dice que sea “necesario que intervenga la muerte de ambas partes pactantes” sino, en el singular, la del testador (Griego, “del que hizo, participio aoristo, el testamento”). También se dice “muerte”, no “sacrificio” ni “degüello”. Es claro, se supone que la muerte ya se efectuó (aoristo); que el hecho de la muerte queda establecido (Griego “traído”) ante el tribunal para dar valor al testamento. Estos requisitos de un testamento aquí aparecen: 1. un testador; 2. herederos; 3. bienes; 4. la muerte del testador; 5. el hecho de la muerte establecido en la corte. En Mateo 26:28, aparecen otros dos requisitos: testigos, los discípulos; y un sello, la sangre del pacto simbolizada en el vino de la cena del Señor. Es verdad que el heredero comúnmente es el sucesor del muerto, quien deja de ser el poseedor. Pero en el caso de Cristo, él vuelve a la vida de nuevo, y es él mismo (inclusive todo lo que él tiene), en el poder de su ahora sempiterna vida, la herencia de su pueblo; por ser él el heredero (Mateo 1:2), ellos son herederos.

17. confirmado—es decir, “Un testamento (es, o queda) firme sobre muertos”, en base a la muerte tiene fuerza de ley; no con Tholuck: “a condición de que los sacrificios muertos estén presentes”, lo que el griego no permite. de otra manera—“viendo que nunca tiene fuerza” [Alford]. Bengel y Lachmann leen con la interrogación: “Pues ¿acaso tiene fuerza (por supuesto que no) mientras vive el testador?”

18. consagrado—“inaugurado”. El Antiguo Testamento estricta y formalmente empezó con aquel día inaugural. “Cuando la disposición o arreglo, ratificado por la sangre de otro, a saber, de animales, los que no pueden hacer un convenio y menos un testamento, no se trata estrictamente de un testamento; cuando es ratificado por la muerte del que hace el arreglo, se comprende estrictamente (Griego, diatheke, hebreo, berith) en sentido más amplio, como testamento” [Bengel]; así, el primero—en referencia aquí a la antigua dispensación, podemos traducir, “el primer pacto”; o mejor, retener “el primer testamento”, no que la antigua dispensación sea, en sí sola, un testamento, sino que lo es sólo cuando se la considera la tipica representative de la nueva, la cual es de veras un testamento.

19. Porque—en confirmación de la verdad general Deuteronomio 9:16. leído, etc.—en cumplimiento estricto de toda orden de “la ley de mandamientos en orden a ritos” (Efesios 2:15). Véase Éxodo 24:3 : “Moisés contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todos los derechos, y todo el pueblo respondió a una voz …” los becerros—los sacrificados por los “jóvenes” enviados a hacerlo (Éxodo 24:5). Las “ofrendas pacíficas” allí eran “de toros” (la Versión de los Setenta, “novillos”), y los “holocaustos” eran probablemente (aunque no se especifica), como en el día de la propiciación, de “machos cabríos”. La ley sancionó formalmente en Exodo muchas prácticas sacrificiales de uso tradicional, venidas hacía mucho de la primitiva revelación. con agua—Prescrito, no en Éxodo 24 pero sí en otras purificaciones, como por ejemplo, del leproso, y el agua de separación de las cenizas de la becerra roja. lana de grana, e hisopo—comúnmente usados para la purificación. Grana o carmesí se asemeja a la sangre: se la creía un tinte subido y fijo, como para tipificar el pecado (véase mi nota, Isaías 1:18). Así llevó Jesús un manto de escarlata, emblema de los rojísimos pecados que él llevó sobre sí, aunque no tenía ningunos en sí; la lana se usaba para absorber y retener agua; el hisopo, planta espesa y frondosa (envuelta de lana de grana), era usado para rociar el agua. La lana es también símbolo de la pureza (Isaías 1:18). El hyssopus officinalis crece sobre las murallas, de pequeñas hojas velludas de forma de lanceta de una pulgada de largo, florecitas azules y blancas, y tallo nudoso de como 30 centímetros. roció al mismo libro—del cual había leído “todo precepto”: el libro del testamento o pacto. Este rociamiento no se menciona en Éxodo 24. De ahí que traduce Bengel: “Y (habiendo tomado) el libro mismo (así Éxodo 24:7), roció a todo el pueblo como también (v. 21) el tabernáculo”. Pero el griego apoya nuestra versión. Es que Pablo, por inspiración, suple el detalle aquí especificado pero no en Éxodo 24:7. El rociamiento del rollo del pacto, o testamento, así como del pueblo, denota que ni se puede cumplir la ley ni puede el pueblo ser purgado de sus pecados, salvo por el rociamiento de la sangre de Cristo (1 Pedro 1:2). Véase el v. 33, que enseña que hay en el cielo mismo cosas antitípicas de la Biblia (Apocalipsis 20:12). El griego “sobre el libro mismo” distingue el libro mismo de los preceptos que contiene, preceptos leídos por Moises.

20. Éxodo 24:8 : “He aquí la sangre de la alianza que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas”. El cambio hecho aquí es para concordar con la inauguración por Cristo del nuevo testamento, o pacto, según reza en Lucas 22:20 : “Esta copa (es) el nuevo testamento en mi sangre, que es vertida por vosotros”: el único Evangelio en que el “es” debe ser interpolado. Lucas era compañero de Pablo, lo que explica la conformidad, pues aquí también el “es” debe ser agregado. testamento—(Notas vv. 16, 17). El griego diatheke quiere decir tanto testamento como convenio. Este término es más apropiado a la antigua dispensación, aun cuando la idea de testamento está incluída, porque la antigua era una en su relación típica a la nueva dispensación, para la que el término “testamento” es más propio. Cristo ha sellado el testamento con su sangre, que es simbolizada por la cena del Señor. Al testador lo representaban los animales muertos en la antigua despensación. En ambas dispensaciones la herencia se legaba: en la nueva, por uno que vino en persona y murió; en la antigua, por el mismo, presente sólo típica y ceremonialmente. Véase la excelente nota de Alford. os ha mandadome ordenó (a Moisés) ratificar en relación con vosotros. En la antigua dispensación la condición a cumplirse de parte del pueblo se infiere de las palabras, Éxodo 24:8 : (“Jehová ha hecho con vosotros) tocante a todas estas cosas”. Pero aquí Pablo omite esta frase, pues incluye el cumplimiento de esta condición de obediencia a “todas estas cosas (palabras)” del nuevo pacto, como parte de la promesa de Dios, en cap. 8:8, 10, 12, por la cual Cristo lo cumple todo para nuestra justificación y nos capacita mediante la inspiración de su Espíritu para cumplir todo en nuestra ahora progresiva, y finalmente completa, santificación.

21. roció tambiénGriego, “asimismo”, de la misma manera, con la sangre. El rociamiento del tabernáculo con la sangre, es agregado por la inspiración aquí, pues el relato de Éxodo 24 indica que Moisés sólo ungió el tabernáculo y su moblaje. En Levítico 8:10, Levítico 8:15, Levítico 8:30, se menciona el rociamiento con sangre sobre Aarón y sus vestiduras, y sobre sus hijos y sobre el altar, y también el ungimiento con aceite; de modo que podríamos inferir naturalmente, como Josefo asevera distintamente, que el tabernáculo y sus vasos eran rociados de sangre, además de ser ungidos: Levítico 16:16, Levítico 16:19, Levítico 16:23, virtualmente sanciona tal inferencia. El tabernáculo y su contenido precisaban la purificación (2 Crónicas 29:21).

22. casi todo—“Todas las cosas”, es decir, bajo la antigua dispensación. Excepciones hechas a cosas purificadas con sangre son Éxodo 19:10; Levítico 15:5, etc.; Levítico 16:26, Levítico 16:28; Números 31:22. derramamiento de sangrevertida en la matanza de la víctima, y derramada luego sobre el altar. El derramamiento de la sangre sobre el altar es la parte principal del sacrificio (Levítico 17:11), y no se podía efectuar sin el previo vertimiento de la sangre de la víctima muerta. Pablo acaso tenía en mente aquí el texto de Lucas 22:20 : “Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”. remisión—de pecados: expresión favorita de Lucas, compañero de Pablo. Propiamente usada para perdonar una deuda (Mateo 6:12; Mateo 18:27, Mateo 18:32); nuestros pecados son deudas. Sobre esta verdad, véase Levítico 5:11, una excepción hecha por la pobreza, lo que confirma la regla general.

23. las figuras—“las representaciones sugestivas”; las copias típicas (Nota, cap. 8:5). cosas celestiales—el tabernáculo celestial y su contenido. con estas cosas—con la sangre de toros y machos cabríos. las mismas cosas celestiales—los arquetipos. El pecado del hombre había introducido un elemento de desorden en las relaciones de Dios y sus santos ángeles con respecto al hombre. La purificación quita este elemento de desorden, y cambia la ira de Dios contra el hombre en el cielo (indicado como el lugar donde Dios revela su gracia a hombres y ángeles), en una sonrisa de reconciliación. Véase “paz en el cielo” (Lucas 19:38). “El increado cielo de Dios, lugar en sí de inofuscable luz, necesitó con todo una purificación, por cuanto la luz de su amor estaba obscurecida por el fuego de su ira contra el pecador” (Delitzsch en Alford) Contrástese Apocalipsis 12:7. La propiciación de Cristo tuvo el efecto de arrojar a Satanás fuera del cielo (Lucas 10:18; Juan 12:31; compárese cap. 2:14). El cuerpo de Cristo, el verdadero tabernáculo (véase nota, 8:2; 9:11) en el que llevó nuestro pecado imputado (2 Corintios 5:21), fué consagrado (Juan 17:17, Juan 17:19) y purificado por el derramamiento de su sangre, para ser el lugar de reunión de Dios y el hombre. mejores sacrificios—Se usa el plural para expresar la proposición general, aunque se refiere estrictamente al un sacrificio de Cristo una vez para siempre. Pablo infiere que este sacrificio único, por su excelencia sin par, equivale a los muchos sacrificios levíticos. Aunque es uno solo, es múltiple en sus efectos y en su aplicación a muchos.

24. Resume más ampliamente el pensamiento: “Entró una vez en el santuario” (Juan 9:12). Ya en vv. 13, 14 explicó las palabras “por su propia sangre”; y en 9:15-23 amplió la discusión de “un sumo sacerdote de los bienes venideros”. santuario … manoGriego, “hagia”, cosas santas o lugares santos; es decir, el lugar santísimo del tabernáculo terrenal (nota, v. 11). figura—copia del verdadero, el santísimo celestial, el arquetipo original (8:5). en el mismo cielo—la inmediata presencia del Dios invisible más allá de los cielos creados, por los cuales Cristo pasó (nota de cap. 4:14; 1 Timoteo 6:16). ahora—siempre desde el momento de su ascensión en la presente dispensación (véase cap. 9:26). presentarse—El mero hombre puede tener visión de Dios sólo por algún medio, o velo, como Moisés (Éxodo 33:18). Cristo solo contempla al Padre sin velo, y es su perfecta imagen. Con sólo verle a él es que podemos ver al Padre. presencia—“Ante el rostro de Dios”. Los santos más adelante verán el rostro de Dios en Cristo (Apocalipsis 22:4): las arras de lo cual son dadas ahora (2 Corintios 3:18). Aarón, sumo sacerdote levítico por el pueblo, estuvo delante del arca y vió tan sólo la nube, símbolo de la gloria de Dios (Éxodo 28:30). por nosotros—en pro de nosotros, como nuestro Abogado e Intercesor (cap. 7:25; Romanos 8:34; 1 Juan 2:1, Joel 2:1). “Es suficiente que Cristo aparezca por nosotros ante el Padre; su presencia satisface a Dios en nuestro favor. No lleva ante el rostro de Dios ofrenda que se agote y, sirviendo sólo por el momento, tenga que renovarse; al contrario, él mismo es, en persona, por virtud del eterno Espíritu, es decir, la vida imperecedera de su persona, librado ahora y para siempre de la muerte, él es nuestra eternamente presente ofrenda ante Dios”. [Delitzsch en Alford].

25. Como Pablo acaba de decir (Joel 9:24), no fué en el santuario figurativo, sino en el verdadero, en donde Cristo entró; así dice ahora que su sacrificio no necesita, como los levíticos, ser repetido. “Ni tampoco entró con este fin, para ofrecerse muchas veces”, es decir, para presentarse ante Dios, como entra (Pablo usa el tiempo presente del verbo, por cuanto el culto legal aún existía) el sumo sacerdote, año tras año, en el día de la propiciación en el tabernáculo.

26. fuera necesario—para ofrecerse muchas veces o presentarse ante Dios cada año, como los sumos sacerdotes legales en la renovación de esta alta función sacerdotal, hubiera tenido y tendría que padecer muchas veces. Su oblación de sí mismo a Dios fué una vez por todas (la presentación de su sangre en el santuario celestial), y por tanto su sufrimiento preliminar fué una vez por todas. Los continuos pecados de los hombres, desde su primera creación, hubieran impuesto la necesidad de un padecimiento continuo en la tierra y la consiguiente oblación de su sangre en el santuario celestial desde la fundación del mundo, si la una oblación “en la consumación de los siglos” no fuera suficiente. Filón (de Mon., pág. 637) indica que los sumos sacerdotes de los hebreos ofrecían sacrificios por toda la raza humana. “Si hubiera habido mayor eficacia en la repetición de la oblación, la promesa del Cristo no hubiera sido por tan largo tiempo, sino que hubiera sido enviado inmediatamente desde la fundación del mundo para sufrir y ofrecerse a sí mismo repetidas veces en los períodos sucesivos” [Grocio]. ahora—como es el caso. una vez—por todas, una sola vez; sin la necesidad de renovación. La ficción romanista de un sacrificio incruento en la misa contradice la declaración de que la sangre de Cristo está presente en el vino; también refuta la aserción de que la misa es propiciatoria, porque si es incruenta, no puede ser propiciatoria; pues sin el derramamiento de sangre no se hace remisión (cap. 9:22). Además, la expresión de “una vez” para todas aquí y en cap. 9:28, y 10:10, 12, comprueba la falsedad de la enseñanza de que haya en la eucaristía, o misa, un sacrificio de Cristo continuamente repetido. El sacrificio de Cristo fué una cosa consumada a fin de que se pudiera pensar en ella para siempre (nota, cap. 10:12). consumación—La finalización de todos los siglos previos, desde la fundación del mundo, a ser seguida por uno nuevo (1:1, 2). El último siglo, más allá del cual no ha de esperarse otro antes de la inminente segunda venida de Cristo, el complemento de la primera venida; es decir, “los fines de las edades”; Mateo 28:29 reza, “la consumación del siglo”, o mundo (en el singular; no “siglos” como aquí). Véase “el cumplimiento de los tiempos” (Efesios 1:10). deshacimiento—la anulación del poder del pecado, así como la liberación de los hombres de la culpa y pena del pecado, de modo que ya no pueda condenar más al hombre; y del yugo del pecado, para que al fin no peque. del pecado—en singular: todos los pecados de los hombres de todas las edades se consideran una masa impuesta sobre Cristo. El no sólo ha hecho la propiciación por todos los pecados cometidos, sino que también ha destruído el pecado mismo. Juan 1:29 : “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado (no meramente los pecados: en singular, no plural) del mundo”. se presentóGriego, “se ha manifestado” en la tierra (1 Timoteo 3:16; 1 Pedro 1:20). La Versión Inglesa confunde los tres verbos distintos y los traduce de la misma manera (1 Pedro 9:24, 1 Pedro 9:26, 1 Pedro 9:28): “aparecer”. Pero en el v. 24, es para “presentarse” ante Dios en el santuario celestial; en el v. 26, “se manifiesta” en la tierra; y en el v. 28, “será visto” por todos, y en especial por los creyentes. por el sacrificio de sí mismoGriego, “Por su propio sacrificio”; no por sangre ajena (v. 25). Alford pierde el contraste al traducir: “por su sacrificio”.

27. está establecidoGriego, “está guardado” (reservado, como nuestra suerte señalada), Colosenses 1:5. El vocablo “establecido” (así “seth” en el hebreo) en el caso del hombre, corresponde a “ungido” en el caso de Jesús; por tanto, “el Cristo”, es decir, el ungido, es el título que en el v. 28 le es dado a propósito. El es el hombre representativo; hay una estricta correspondencia entre la historia del hombre y la del Hijo del hombre. Los dos hechos más solemnes de nuestra existencia están aquí relacionados con las dos verdades más preciosas de nuestra dispensación, nuestra muerte y juicio, que corresponden en el paralelismo a la primera venida de Cristo para salvarnos, y su segunda venida para consumar nuestra salvación. mueran una vez—y no más. después el juicio—a saber, a la aparición de Cristo, a la que corresponde en el 9:28 esta palabra “juicio”. No reza: “y después la gloria celestial”. El estado intermedio es de expectativa gozosa, o si no, una horrenda esperanza de “juicio”; después del juicio viene el pleno y final estado de gozo, o de miseria.

28. CristoGriego, “EL Cristo”; el HOMBRE representativo; que representa a todos los hombres, como lo hizo el primer Adán. ofrecido una vez—no “muchas veces” (v. 25); así como está, o fué, establecido por Dios que mueran una vez los hombres. de los que él es la Cabeza representativa. El no tuvo que morir una y otra vez por cada individuo, ni por cada generación sucesiva, pues representa a todos los hombres, y por tanto tuvo que morir una sola vez para cumplir la pena de muerte merecida por todos. El fué ofrecido por el Padre, consintiendo en ello su propio “eterno Espíritu” (9:14); como Abrahán no perdonó a Isaac, sino que le ofreció, el hijo mismo sometiéndose sin resistir la voluntad del padre (Génesis 22). para agotar los pecadosGriego, “para llevar”, refiriéndose a Isaías 53:12 : “Llevó los pecados de muchos”, es decir, sobre sí; así el significado del verbo, cargar sobre sí (Levítico 24:15; Números 5:31; Números 14:34). El verbo griego es, “llevar arriba” (1 Pedro 2:24). “Nuestros pecados fueron puestos sobre él. Cuando, pues, fué levantado sobre la cruz, llevó juntamente consigo nuestros pecados” [Bengel] muchos—no opuesto a todos, sino a pocos. El, el UNO, fué ofrecido por muchos; y ofrecido una sola vez (Véase Mateo 20:28). será visto—ya no en ajena “forma de siervo”, sino en su propia y debida gloria. sin pecado—aparte, separado del pecado; ya no llevando sobre sí el pecado de muchos, como en su primera venida (aun entonces no había pecado en él). Aquel pecado fué quitado una vez para siempre en su primera venida, de modo que ya no falta que haga repetición de la ofrenda de sí mismo por el pecado (Mateo 9:26). En su segunda venida nada más tendrá que hacer con el pecado. le esperan—“le aguardan con expectativa aun hasta el fin” (así el sentido del griego). Véase “esperar” Romanos 8:19, Romanos 8:23; 1 Corintios 1:7, etc. para salud—Será visto, aparecerá, para introducir la completa salvación, redimiendo entonces el cuerpo, que aun estará sujeto a la servidumbre de la corrupción. Por tanto, en Filipenses 3:20 se dice: “Esperamos al Salvador”. Nota: El oficio profético de Cristo, como el Maestro divino, fué ejercido en su ministerio terrenal; su oficio sacerdotal se ejerce ahora desde su primera venida; su oficio real será plenamente manifiesto en su segunda venida y después.

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