EL VERBO HECHO CARNE.

1. En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

Este sublime prefacio de Juan nos retrotrae al relato del Génesis sobre el principio de todas las cosas, cuando "En el principio hizo Dios los cielos y la tierra". El pasaje declara que en ese tiempo, antes de la creación, el Verbo existía, estaba con Dios y separado de él, pero era Dios, o divino. Lo que es esta Palabra lo aprendemos del versículo 14, donde se afirma que se hizo carne y habitó entre los hombres en la persona de Cristo.

Esta profunda disquisición sobre la Palabra divina, casi demasiado profunda para el entendimiento humano, fue escrita por Juan a causa de ciertas filosofías falsas que comenzaron a infiltrarse en la iglesia ya perturbarla. Mucho se ha escrito, con mucha erudición, sobre esas herejías y sobre el Verbo y su relación con el Padre, pero. Pasaré por alto toda especulación y me limitaré a cuál es el significado manifiesto de la Escritura. Este pasaje luego afirma:

1. Que la persona que se manifieste posteriormente como el Cristo existió antes de que comenzara la creación;

2. Que estaba presente con Dios;

3. Que era divino;

4. Que él era la Palabra;

5. Que por él oa través de él fueron hechas todas las cosas que fueron hechas (versículo 3).

El primer capítulo de Génesis nos ayuda a comprender su significado. Dios dijo: "Hágase la luz", "Hágase el firmamento", "Produzca la tierra", etc., y así fue. Dios exhibe su poder creador a través de la Palabra, y también manifiesta su voluntad a través de la Palabra. Todo lector cuidadoso del Antiguo Testamento queda impresionado con la prominencia dada a la Palabra del Señor, y también con la frecuente referencia en el Pentateuco al Ángel de Jehová a través del cual el Señor se manifiesta.

Cuando Jesús vino, era "el resplandor de la gloria del Padre y la imagen misma de su persona", la manifestación del Padre, el "Verbo hecho carne y que habita entre los hombres". Hay misterios pertenecientes a la naturaleza divina ya la relación entre el Hijo y el Padre que tenemos que esperar a que la eternidad resuelva. Son demasiado profundos para la solución humana, pero esto está claro: que Dios crea y habla al hombre a través de la Palabra. A medida que vestimos nuestros pensamientos con palabras, Dios revela su voluntad por medio de la Palabra, el Señor Jesucristo.

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